Izquierda: Catalina minutos después de ser adoptada. Derecha: una de las últimas fotografías de Catalina bajo el lente de Andrea Carrión.
Izquierda: Catalina minutos después de ser adoptada. Derecha: una de las últimas fotografías de Catalina bajo el lente de Andrea Carrión.
María Alejandra López

Si una persona ve fotos antiguas de Catalina, probablemente crea que se trata de otra perrita. Y es que, hoy en día, ella no sólo está sumamente limpia, sino también tiene la salud en óptimas condiciones. Todo esto gracias a sus padres adoptivos, Silvia Pairazaman y Marvin del Águila.

“Catalina llegó a la casa llena de lodo, con heridas en la piel, el pelaje completamente enredado, y con problemas de garganta. Ha sido un proceso de aproximadamente 1 año y medio para que ella tenga el pelaje sano y goce de buena salud”, confiesa Silvia.

Un rescate exitoso


Silvia Pairazaman y Marvin del Águila son contadores y trabajan de forma remota, motivo por el que pueden estar la mayor cantidad posible del tiempo con su engreída.
Silvia Pairazaman y Marvin del Águila son contadores y trabajan de forma remota, motivo por el que pueden estar la mayor cantidad posible del tiempo con su engreída.

En el 2019, la madre de Silvia rescató a Catalina en El Porvenir, La Victoria. Aparentemente, su cuidadora, una mujer sordomuda que se dedicaba al trabajo de reciclaje, la dejaba amarrada durante el día mientras se las ingeniaba para sobrevivir.

“La señora vivía en la calle. Por eso, Catalina dormía en un cartón mojado, y tenía garrapatas y pulgas. Un día, mi mamá decidió comunicarse con su dueña a través del lenguaje de señas, y logró adoptarla”, explica Silvia.

Desde el día en que Catalina llegó al hogar de Silvia y su esposo, ambos decidieron darle la mejor calidad de vida, y brindarle todo el amor que no recibió en sus primeros meses de vida. “Ella estaba super triste. Jamás voy a olvidar su rostro cuando llegó”, recuerda.

"Ella siempre está muy tranquila y cómoda en el carro. ¡Le encanta ir de paseo con nosotros!", dice Silvia.
"Ella siempre está muy tranquila y cómoda en el carro. ¡Le encanta ir de paseo con nosotros!", dice Silvia.

Incluso, la perrita no ladró durante cinco meses. “Pensamos que era muda, pero, en realidad, ella tenía temor a ser rechazada por nosotros”, agrega.

Felizmente, hoy los malos momentos han quedado atrás, y Catalina se ha convertido en la engreída del hogar. “Gracias a Dios, mi esposo y yo trabajamos de manera remota. Por eso, podemos estar con ella siempre y, además, la llevamos a todos lados”, expresa.

Los tres han viajado por varias ciudades del Perú como Ica, Nazca y Piura. Además, el próximo año viajarán a España, en donde esperan seguir construyendo memorias.

"Cuando viene un perrito y le quiere hacer cariño a mi esposo, ella se molesta. Es celosa", cuenta Silvia.
"Cuando viene un perrito y le quiere hacer cariño a mi esposo, ella se molesta. Es celosa", cuenta Silvia.

“Tenemos que realizar un viaje por el MBA de mi esposo. Y, de ninguna manera, la dejaremos aquí sola. Ella es parte de nuestra familia”, asegura Silvia.

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