Cuando su querida ‘Pitu’ falleció después de haberla acompañado por 17 años, Kiara Mayo decidió que su próxima mascota sería adoptada. Lo que no imaginó es que la encontraría en la playa.
Estaba tomando sol en Cerro Azul cuando una perrita se acercó y le lamió la cara. La nutricionista pensó que tenía dueño, pero después se dio cuenta que no tenía una familia y que iba de sombrilla en sombrilla en búsqueda de comida, cariño y un lugar para escapar del sol.
“Las personas que viven en la playa nos contaron que la encontraron abandonada en el parque”, cuenta Kiara.
“La vi súper flaquita así que le traje agua y comida. Luego de un rato se fue a otra sombrilla, pero ya estaba en mi radar. Gabriel, mi enamorado, me dijo: ‘si no regresa, no es para ti’. Pero yo sabía que ella iba a regresar”, confiesa.
Tal y como lo predijo, Pecana volvió. Así que después de un día playero, en donde ambas se refrescaron en el mar, Kiara llevó a su engreída al departamento: la bañó y la alimentó antes de regresar a Lima para hacerle los chequeos respectivos.
“El veterinario nos dijo que padece anemia y ehrlichia. También nos reveló que no es cachorra: tiene aproximadamente 1 año y medio, pero no se alimentó bien y por eso no creció lo suficiente”, explica.
Hoy Pecana, como la bautizaron Kiara y Gabriel en honor al color de las nueces, se encuentra en un tratamiento para regular sus plaquetas, tratar su cuadro de ehrlichia y reponer al 100% sus energías. Felizmente, ya tiene una familia que la ayudará a recuperarse.
Un nuevo comienzo
Si bien rescatar a Pecana no fue complicado, ya que Kiara y ella hicieron clic de inmediato, algunos problemas se presentaron cuando las dos regresaron a Lima.
“Mi mamá lo tomó muy mal… Pero no por la adopción, sino por Brisa: la mascota de mi hermana es una perrita muy engreída y territorial que puede atacar a otro perro de la nada”, agrega.
Para no generar discordia en casa, hoy Pecana realiza su cuarentena en el cuarto de Kiara, en donde se recuperará hasta finalizar su tratamiento de ehrlichia.
Cuando esté completamente sana, la familia recurrirá al apoyo de un entrenador para que las perritas puedan conocerse y vivir en armonía.
Más allá de ese inconveniente, la llegada de una nueva mascota ha sido positivo para el hogar.
“Desde que la adopté, he podido compartir más tiempo con mi mamá y mi hermana. Además, ahora mi hermana viene más seguido a mi cuarto. ¡Eso antes era imposible!”, dice Kiara.
La nutricionista también considera que el cuidar de Pecana ha influido en su salud mental. “Sufro de depresión desde hace varios años. Este rescate ha cambiado muchísimo mi vida porque ya no me siento tan sola y hacerme cargo de ella es algo que llena completamente mis días”.
Rescate viral
A pesar de que Kiara suele compartir su día a día en redes sociales, jamás imaginó que su historia de adopción se haría tan viral en internet (llegó a un medio de comunicación con presencia en Hispanoamérica y alcanzó 5 millones de reproducciones en TikTok).
Fruto de ese impacto, hoy utiliza sus redes para compartir el día a día de su hija de ‘cuatro patas’ en su nuevo hogar y así promover la adopción de mascotas.
“¿Para qué incentivar más a la compra en criaderos si ya hay suficientes perros en las calles? Los perros adoptados tienen muchísimo amor para dar: saben lo dura que es la vida en las calles y por eso son más agradecidos”, puntualiza.
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