Por María José Rivera
Especialista en conducta canina
Es poco común ver a un perro persiguiendo sombras, huyendo de ellas o incluso reaccionando ante su movimiento. Suena raro, pero no es tan extraño como parece. Las sombras son muchas veces la punta del iceberg del comportamiento del animal.
Por lo general, los dueños buscan cambiar las actitudes visibles que generan problemas, las cualen revelan una conducta profunda. En el caso de las sombras, se suelen destapar dos grandes problemas: el primero es inseguridad y miedo, y el segundo es obsesión.
Llegar al punto en el cual se le tiene miedo a aquello intangible que se mueve, revela que el perro necesita sentirse protegido y seguro en el lugar y bajo el cuidado en el que está.
Uno de los aspectos a trabajar con los dueños de un perro con este comportamiento sería definir la forma de liderazgo que se está ejerciendo con la mascota. Con un perro miedoso no se puede ser imponente ni drástico. Comunicarse con él a gritos o asustarlo no es lo recomendable. La actitud a tomar frente a un perro temeroso es ser firme, pero seguro, tranquilo y calmado. Es importante demostrarle al perro que todo está bien bajo tu cuidado, y cada vez que éste vea una sombra y entre en pánico, lo mejor será asignarle tareas para que ocupe su mente.
Por ejemplo, hacer que se siente y que mire a quien le está dando la orden. Si se trata de darle un paseo, que sea uno más dinámico que de costumbre, con más giros, paradas y vueltas. Es importante moverse con mucha determinación para no darle espacio a distraerse. De esta manera, los objetivos pueden reducirse a dos: proveer seguridad a través de lo que el amo proyecta, no sentir lástima del perro, ni ponerse ansiosa por su situación. Lo segundo es no dar espacios para que se desconecte del amo, ni siquiera dejar que baje su mirada al suelo, sino constantemente darle objetivos que cumplir.
Por otro lado, ¿qué pasa si el perro no tiene miedo, sino que simplemente está O-B-S-E-S-I-O-N-A-D-O con las sombras?
Éste es otro tipo de enfoque. Aunque en ambos casos el perro, de una u otra manera, está reaccionando ante las sombras, la fuente en cada caso es diferente. En el caso de la obsesión, el perro probablemente persiga las sombras y les ladre (sí, incluso la propia).
Un perro con este comportamiento tiene la mente demasiado activa y tiene desarrollado un instinto de presa muy alto. Es un perro al que le encanta traer la pelota o perseguir todo aquello que se mueve. Eso se llama Instinto de presa. A ese perro es necesario enseñarle a estar calmado, a relajar la mente y a aprender que todo lo que se mueve no debe de ser perseguido, necesariamente, porque ¿qué pasa si lo que se mueve es un gato?
Lo primero a trabajar con un perro obsesionado con las sombras es enseñarle a caminar de manera tranquila al lado de la persona que lo pasee. Esto le permitirá concentrarse y bajar sus niveles de adrenalina. Poco a poco empezará a conectarse con su humano y dejará de darle tanta rienda suelta a sus instintos. Se puede construir así el Instinto de manada. Es decir, que el perro esté concentrado en la persona que lo lleva y no en el ambiente que lo rodea.
Un perro que le da rienda suelta a su objetividad muchas veces es porque está aburrido, porque no está trabajando la mente. El paseo con estructura es una gran alternativa.
Algunas herramientas útiles para que el perro salga de un estado de locura compulasiva son:
- Usar un collar isabelino (protección en forma de cono), lo que le impedirá mirar al piso con tanta facilidad.
- Colocarle una mochila de perro con un poco de peso. Éstas ayudan a que el animal se concentre en lo que está llevando, lo que los hace entrar en ‘modo trabajo’, por ende no se concentra en lo que está alrededor.
- Utilizar una lata vacía y llenarla con piedras pequeñas o monedas. El objetivo es que cada vez que el perro voltee a mirar la sombra, quien lo lleva haga sonar la lata diciendo un firme pero tranquilo “¡No!” Esto lo hará asociar las sombras al sonido y a las palabras.
El objetivo central es entretener la mente del perro para no darle rienda suelta a una conducta que esté fuera de control. Nada será posible si es el amo no demuestra estar al control de la situación. Y para estarlo no es necesario gritar, pegar, molestarse u obligarlo a hacer las cosas, solo es necesario estar tranquilo y tener claro qué es lo que se quiere lograr.
Tu perro necesita a alguien en quién confiar, él no podrá poner su confianza en ti si es que no tienes idea de lo que estás haciendo. Recuerda, todo empieza por ti.
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