Para Isayara León (10), Coco no es su perro desde el día en que llegó a casa, sino desde la primera vez que lo encontró en WUF. “Leyó las historias de todos los perritos y finalmente se enamoró de Coco”, cuenta Tammy Quijandría, su madre.
La pequeña tenía 9 años cuando ingresó a WUF para buscar un amigo de ‘cuatro patas’. Sin embargo, tuvo que esperar hasta su cumpleaños número 10 para concretar la adopción. “Quería que creciera un poco más para que pudiera estar involucrada en el cuidado de un perrito”, explica Tammy.
A pesar de que Coco aún seguía en el albergue, Isayara puso su fotografía como protector de pantalla de su celular y le contó a todos sus amigos que él era su perro. Para su suerte, un año más tarde, cuando su madre contactó a WUF, Coco seguía en búsqueda de un hogar.
Amor y paciencia
Antes de llegar a casa de Tammy e Isayara, Coco había vivido la gran mayoría de sus días en el albergue Amor y Rescate, a donde llegó tras haber sido encontrado en una playa de Lima.
Sus años en el albergue, quizás, fueron el motivo por el que le costó adaptarse a un nuevo hogar. “El mismo día que vino destrozó su cama. La primera semana también se orinaba en todos lados y botaba su comida. En general, le costó adaptarse”, confiesa Tammy.
Felizmente, su familia jamás perdió la esperanza. Todo lo contrario: le dieron el tiempo necesario para sentirse cómodo. “Lo hemos esperado con mucha paciencia y cariño. Incluso, pusimos su cama en varios espacios de la casa para descubrir cuál es el que le da más comodidad y tranquilidad”.
Fue tan grande el compromiso de que Coco se sintiera bien, que la primera noche que llegó, Tammy e Isayara durmieron en la sala junto a él. “Nos daba pena dejarlo solo en el primer piso de la casa y decidimos verlo dormir. Al día siguiente, amaneció feliz, ¡pero Isa y yo con un dolor de espalda tremendo!”, recuerda.
Hoy, a un año de su adopción, Tammy e Isayara no podrían estar más felices de todo lo que han vivido juntos. “Realmente estamos muy contentas de tener con nosotros a este angelito, que nos hace vivir algunas experiencias caóticamente hermosas, pero siempre repletas de amor y alegría”.
Incluso, Tammy considera recomendar la adopción a otros padres de familia. “Es muy importante que un niño tenga una mascota. En el caso de Isayara, no solo por la responsabilidad que implica, sino porque ella es hija única y su mascota le da muchísimo cariño. Cuando habla de su familia, ella siempre dice que en casa somos tres: mamá, Isa y Coco”.
Una nueva oportunidad
A diferencia de los cachorros, los perros en edad adulta no siempre tienen la suerte de encontrar un adoptante con tanta facilidad. En el caso de Coco, el destino ya estaba escrito: no sólo encontraría un hogar, sino que una niña le daría esa oportunidad.
“Me sorprendió que adoptara un perro adulto, pensé que no iba a poder jugar con él... Pero ella sabía que Coco iba a venir con buenos hábitos y que, más allá de la edad, la iba a poder acompañar”, dice Tammy.
Para Andrea Suárez, jefa de ayuda de WUF, la historia de Coco es un ejemplo a seguir para las personas que están considerando adoptar.
“Coco fue adoptado a sus 7-8 añitos y, pese a ser un perrito adulto, nunca perdió las esperanzas de encontrar un hogar en el que le den todo el amor y cuidado que se merece. Es importante que las personas sepan que adoptar un perrito adulto es una linda experiencia en donde aprenderán muchas cosas nuevas”, señala.
¿Estás pensando en adoptar a una mascota? Encuentra al nuevo integrante de tu familia en wuf.pe. ¡Hay cientos de perros a la espera de un hogar!