La ilusión de pasar una vida entera juntos ha terminado. ¿Diste mucho? ¿Fue su culpa? ¿Qué hacer con los niños? Lo mejor que puedes hacer es dejar de recriminarte y empezar una nueva vida. Suena difícil, pero no imposible.
Permítete llorar: Una separación es un duelo, acabas de perder a alguien. Tómate el tiempo de recuperarte, desfógate todo lo que quieras y desecha la ira, depresión y frustración que puedas sentir. Todo eso es parte del proceso de curación. Buscar un buen terapista será de mucha ayuda.
No trates de controlar todo: No todo está en tus manos y hay cosas que simplemente no pudiste manejar. Déjalas ir. Admite que el divorcio te está costando, ya sea física o emocionalmente. Recuerda que a las buenas personas también les pasan cosas malas.
Confía en que las cosas van a mejorar: No hay mal que por bien no venga. Cuando algo se lesiona es necesario el tiempo para curar las heridas y tu cuerpo y mente están empezando a repararse. Llénate de confianza para el futuro.
Ten predisposición para el perdón: Nadie puede vivir una vida llena de resentimientos. Perdónate a ti misma, al universo y si es posible, a tu ex pareja. Debes entender que cada uno carga con sus propios demonios y no puedes cargar con todos.
Juega limpio con tu ex: No tienes por qué hacerle la vida imposible. Si todavía lo odias pero es un buen padre, entonces dale todo el tiempo que merezca con los hijos. Que las tormentas del pasado te sirvan para tomar mejores decisiones ahora.
Acepta la situación: es necesario que dejes de luchar contra el pasado para poder disfrutar el presente. Esto no quiere decir que no hay errores de los que aprender. Acéptalos y aprende de ellos. No es necesario que te pases la vida sintiéndote como una víctima.