En la actualidad hacerse las uñas se ha convertido, para muchas, en un ritual más de la rutina de belleza. Semanalmente o cada quince días acudimos a un salón para que una manicurista tome nuestras manos y las deje lindas (porque nosotras solas no podemos o porque nos mucha flojera hacerlo). Pero ¿sabes la historia que hay detrás de esa persona que manipula algodones, esmaltes, limas, acetonas? ¿por qué las manicures son cada vez más baratas? ¿por qué encontramos tantos salones de belleza donde pintarnos las uñas?
En el reciente reportaje del New York Times «The Price of Nice Nails» (en español «Un trabajo tan duro como las uñas» se revela la penosa vida que llevan las manicuristas inmigrantes en Nueva York. Discriminadas y explotadas por sus empleadores apenas y pueden sobrevivir en una de las ciudades más glamorosas y caras del mundo.
¿Qué hacer frente a una problemática que seguro traspasa fronteras? ¿cómo recompensar a esa persona que, literalmente, te da la mano? ¿cómo podemos hacer de la nuestra una manicure consciente?