Tres días al borde del peligro: trepadas en roca, obstáculos, tierra suelta, caídas pronunciadas. De eso se trata el Inka Hard Enduro, la competencia de moto extrema más importante del Perú y la única válida por el Campeonato Latinoamericano de Hard Enduro. Ya ha confirmado su participación el español Mario Román, actual campeón del mundo, así como representantes de Brasil, Chile, México, Estados Unidos, Ecuador, Costa Rica, y más países. Entre todos ellos estará Melissa Caballero, para demostrar -una vez más- que no le tiene miedo a nada.
Valiente, fuerte y con mucha resistencia. Así se define Melissa cuando se le pregunta por sus características en el deporte. Virtudes que le inculcó su padre desde muy pequeña, cuando le regaló sus primeros patines. “Recuerdo que siempre me motivaba. Si había una bajadita más empinada, me decía ‘tírate por ahí a ver si puedes, confía en ti’. Creo que desde ahí viene eso de ponerme límites yo misma para luego vencerlos”, comenta Melissa.
Después vino la bicicleta, el fútbol y a los 15 años, su primer gran amor, el skate. “Vi a unos chicos en el parque saltando con las tablas y yo decía cómo hacen. Le pedí prestado el skate a uno de ellos y apenas lo agarré logré mantener el equilibrio y me fue muy bien. Llegué a casa y dije ‘papá, necesito hacer eso’”, recuerda.
Del skate a la moto
Si uno coloca el nombre de Melissa Caballero en YouTube, lo primero que aparece es un video de hace cuatro años en el que motiva a las chicas a practicar skate. Allí se le ve en el Paseo de los Héroes Navales, en el Centro de Lima, haciendo trucos y saltando en las bancas. Divirtiéndose.
La movida del skate femenino estaba creciendo y ella era un referente de esa escena local. “A mí me fue superbién, logré varios auspicios importantes y casi casi vivía del skate. En paralelo trabajaba y estudiaba, y quería que mis amigas también tuvieran esas mismas oportunidades”, cuenta Melissa sobre esa etapa.
Sin embargo, poco tiempo después de ese video, le diría oficialmente adiós a la tabla. Una decisión personal que la obligó a buscar otro deporte que la llene tanto como lo hizo el skate.
“Me pasé como dos años buscando algo que hacer. Empecé a bucear, a nadar, aprendí varios deportes, y así vino la moto. Eduardo (su enamorado) compró una moto de colección y yo la veía y la veía, hasta que un día le dije que me enseñara. Apenas me subí dije: este sonido lo quiero escuchar más seguido”, recuerda.
Le bastó ese momento para enamorarse de la moto. Su proceso de aprendizaje fue natural, tanto así que en ocasiones siente que ha nacido para eso. Y es que a diferencia del skate, que al comienzo le costó trabajo aprender, con la moto asegura que se sintió profesional desde el primer día. “Me alucinaba mal”, confiesa entre risas.
Fue tanto su empeño desde el inicio, que a los pocos meses de práctica la invitaron a participar en una competencia de Hard Enduro en la selva. Y ella que no se corre de los retos, aceptó. Esa fue la carrera que la marcó.
Proceso de adaptación
La valentía y el talento de Melissa fueron claves para su inicio en el deporte. Sin embargo, ha tenido que acomodar varias cosas en la moto para poder hacerlo cómodamente. “Como soy chiquita (1.52 m.) y las motos están hechas para gente más alta, Eduardo me ha ayudado a bajarle cosas, el asiento, la suspensión; adaptarla a mi tamaño”, cuenta. Lo mismo con el uniforme, botas con plataforma, guantes a medida, entre otras cosas.
Asimismo, la práctica del Hard Enduro le ha permitido aprender a reparar su moto ella misma, ya que por lo arriesgado de la disciplina, en cada salida se le puede averiar o romper alguna pieza. “Eduardo que es mecánico me ha enseñado a reparar cosas simples en casa y no tener que comprar el repuesto y gastar un montón”, comenta feliz.
Esta semana estará junto a un centenar de participantes hombres en la prueba de Hard Enduro más importante del país y, como es su costumbre, ella está dispuesta a entregarlo todo, como lo que es, una guerrera.
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