Catalina Cortés Leiva solo tiene 22 años, pero ya hizo historia. Apenas acabó la escuela secundaria, se convirtió en la piloto más joven de Sudamérica. Un logro que le abrió las puertas a seguir soñando en grande: conquistar el cielo y empoderar a otras mujeres a hacerlo. Ahora, desde la tranquilidad de su casa en Miami, donde se prepara para postular a una aerolínea y explorar otras facetas de la aviación, nos cuenta su inspiradora historia.
Nacida en Buin, Chile, Catalina hizo del Perú su nuevo hogar a los trece años, cuando tuvo que emigrar por un cambio de trabajo de su padre. Lo único que se llevó consigo fue su pasión por la aviación. Lo heredó de su madre, Lorena Leiva, quien también fue piloto aunque nunca pudo ejercer como tal porque en la Chile de antaño no aceptaban mujeres en este rubro. Una realidad difícil de asimilar, pero con la que muchas mujeres alrededor del mundo aún lidian a diario en distintas líneas profesionales. Aún así, Lorena durante años se desempeñó como despachadora de aeronaves, mientras que su esposo administraba su empresa de turismo.
“Desde pequeña supe que quería ser piloto. Cuando acompañaba a mi mamá a los aviones a mí me encantaba. Siempre tenía los mapas y me explicaba desde pequeña… Ha sido una ayuda muy grande para mí”, revela Catalina.
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Unos años más tarde, sería Catalina quien seguiría los sueños de su madre para convertirse en piloto privado tan solo con 17 años. En el 2018 obtuvo su primera licencia para manejar en el cielo. Irónicamente, en ese entonces ni siquiera sabía manejar por tierra. Fue allí que se convirtió en la piloto más joven de Sudamérica. “Para mí es mi vida volar. Siento que me desenvuelvo totalmente como soy yo volando”, confiesa. Estudió en el Centro de Instrucción Aeronáutica en Lima y a finales del 2018- aún sin dominar del todo el inglés- viajó a Estados Unidos para estudiar en la escuela ATA Flight School en Miami, en donde obtuvo su licencia comercial dos años después. Hoy, invierte su tiempo en lograr horas de vuelos. “En Estados Unidos piden 1.500 horas de vuelo para recién postular a una aerolínea”, revela. Su sueño es volar para American Airlines.
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Y aunque todo parece ir viento en popa, Catalina no la ha tenido fácil. Al igual que a su madre, el hecho de ser mujer le ha dificultado el camino hacia sus sueños. Ha tenido que luchar contra la falta de paridad de género en el campo y las creencias históricamente machistas sobre una mujer conduciendo un vehículo, en especial si se trata de un avión. “Cuando entré a la escuela éramos 7 alumnos: 6 hombres y yo la única mujer”, comenta.“He recibido muchas críticas por mi edad y por ser mujer. Incluso más aquí (Miami) que en Perú”, agrega.
“‘Cómo tú vas a ser piloto’, ‘Te faltan capacidades’, ‘No tienes la fuerza suficiente para volar como un hombre’, ‘Te ves muy chiquita’, ‘Te falta experiencia’”, son algunas de las frases que le han quedado marcadas. Pero como a todas, el tiempo también moldeó a Catalina. La hizo más fuerte, más resistente. Hoy, ella se siente más confiada que nunca en sus capacidades.
“Una niña volando” es como la suelen describir, pero ella no se deja amilanar. Su ferviente tenacidad, el apoyo de sus padres e incluso el de colegas dentro del aeropuerto la impulsan a seguir y no desviarse de su ruta personal. Lejos de ser un problema, su edad la convirtió en una excepcional promesa de la aviación ante diferentes entidades locales e internacionales. En 2018, el cónsul le hizo un reconocimiento en la embajada de Chile en Perú, apenas se graduó de piloto privado. Ese mismo año, su escuela de aviación la premió con un trofeo y un diploma. E incluso, en Chile, la municipalidad de Buin le hizo un reconocimiento a través de un video que se publicó en los medios locales.
Sin esperarlo, estos reconocimientos fueron teniendo más alcance dentro de su propio género hasta el punto de convertirse en un modelo a seguir, al igual que su propia madre. Su historia ha motivado a otras mujeres a querer seguir el mismo camino. Mujeres que ya tienen una carrera, la ejercen y luego deciden estudiar lo que siempre soñaron pero tuvieron miedo de seguir: la aviación. Catalina se ha convertido en una consejera que les informa sobre las escuelas de aviación, las fases de estudios y demás detalles que demuestran el creciente interés femenino en esta ocupación que por décadas se mantuvo exclusiva para hombres.
“Están muy interesadas. Les ha gustado mucho en el transcurso de verme”, cuenta. “Hay muy poquitas, pero poco a poco las mujeres vamos entrando más, reafirma reconociendo lo trascendental que es ver que cada vez más mujeres rompen el esquema para cumplir sus sueños.
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Ahora, mientras junta horas para aplicar a una aerolínea de Estados Unidos, Catalina nuevamente volvió a seguir su instinto y emprendió. “Vuelo seguro: cómo evitar, prevenir accidentes aéreos y tomar decisiones para garantizar la seguridad en vuelo” es el título del libro que ella misma escribió; el cual ya se encuentra a la venta de forma online y está programado a salir en físico muy pronto en Perú. Además de compartir sus conocimientos y experiencias en esta entrega, también persigue un fin altruista, pues con la venta de ellos brinda ayuda a niños con diabetes tipo 1 en Perú.
Con un libro en camino y el sueño de volar como su madre nunca pudo hacerlo, Catalina continúa inspirando a miles de mujeres que buscan seguirle los pasos. A ella, aún le falta mucho para aterrizar.
El primer libro de Catalina Cortés está disponible a través de los canales de venta digital eBook y Amazon.
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