Mi esposo y yo siempre tuvimos el deseo de conocer La Habana Vieja y el año pasado cumplimos nuestro sueño en el mes de octubre. Fue un viaje realmente impresionante. Visitar el casco histórico de la ciudad, con sus miles de monumentos antiguos, fortalezas y palacios, fue parte de un verdadero tesoro arquitectónico que tienen que descubrir.
Si hay algo importante que yo recomiendo es pasear de día ya que no hay mucho alumbrado público y en la noche es más difícil. Aprovechen para ir a conocer temprano sus cuatro plazas principales que están conectadas entre sí por calles estrechas, todas llenas de muros de adoquines. Son: La Plaza de Armas, la Plaza de la Catedral, la Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco de Asís.
Otros lugares imperdibles para visitar son la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la cual data del siglo XVIII; el Museo y Castillo de San Salvador de La Punta, en donde se pueden ver elementos de la arquitectura militar de antaño; la catedral de San Cristóbal de La Habana, con sus dos torres desiguales, además de pinturas y bellos trabajos en orfebrería; y el Cristo de La Habana, una enorme escultura de unos 20 metros de altura, que al estar ubicada en una zona estratégica, en la entrada del puerto de La Habana, puede ser vista desde varios lugares de la ciudad.
Pero eso no es todo, si se van a conocer La Habana sí o sí tienen que darse una vuelta por el malecón habanero. Con mi esposo decidimos caminar por todo el lugar ya que consideramos que es justo caminando que se conocer mejor un nuevo destino. Hay paseos turísticos, obviamente, pero nada mejor que ´perderse´ a pie por esos rincones que no imaginabas ver nunca. En el malecón tendrán una maravillosa vista para las fotos.
En cuanto a su comida, esta se compone mucho de frijoles, arroz y carne de puerco; es agradable, sí, pero yo diría que su fuerte es, sin duda, la historia y cultura que alberga. En todo caso se debe saber que los platos allá no son tan baratos, pero por eso la clave está en consultar con los lugareños para encontrar los mejores restaurantes y a buen precio, como por ejemplo, Bulerías, que además de tener comida rica, ofrece actuaciones, conciertos en vivo y una serie de actividades de entretenimiento.
Ya si desean terminar este viaje con algo más relajado, pueden terminar así como mi familia y yo, pasando unos días en Varadero, en donde las playas son como de postal y sentirán que las imágenes frente a ustedes hablarán por sí solas.
Definitivamente si hay algo importante qué decir, es que viajando es la forma en la que uno conoce más, escucha de la historia y comparte nuevas experiencias. Yo me fui siete días y creo que es lo mínimo para tener un buen viaje sea cual sea el lugar al que vayas. Claro que a veces el tiempo nos juega en contra, pero la cosa es planificarse. Quizá La Habana no sea un destino tan económico pero otro secreto que deben saber es que hay que estar atentos a las ofertas que surgen. Siempre habrá una perfecta para alistar maletas y salir de la rutina".