Hace algunos días una noticia nos llenó de orgullo a muchos peruanos. El 28 de julio, día de nuestro aniversario patrio, Flor Cuenca, escaladora peruana, coronó con gran esfuerzo y sin ayuda de oxígeno artificial, la cumbre de la montaña K2, la segunda más alta de la tierra y considerada la “Montaña Salvaje de los Himalayas’', debido a sus desafiantes características.
Flower Wayta, como la conocen sus amigos, es una ancashina que desde muy pequeña se interesó en la escalada de montaña. Nacer sobre los 3,000 m.s.n.m. y rodeada de montañas que llegan a 4000 y 5000 metros de altura la animaron a iniciar en este deporte que practica hace más de 20 años. Desde Pakistán, a poco de regresar a Alemania donde vive hace catorce años, conversamos con Flor para que nos cuente más sobre su último ascenso: cómo se preparó, qué pensó a llegar a la cima y qué fue lo más difícil para lograr esta hazaña.
—¿Cómo iniciaste en la escalada de montaña?
Mis padres tuvieron mucho que ver en ese proceso. Mi padre era un viajero, un negociante que viajaba junto a mi madre para ofrecer sus productos. Lo más impresionante para mí era cuando mis padres regresaban después de haber cruzado la Cordillera Blanca y nos contaban todas su vivencias. Nos contaban sobre las montañas, que estaban vestidas de hielo y nieve, sobre los animales que habitaban ahí. Eso despertó mi curiosidad, hasta que cuando tenía 14 años se me dio la oportunidad de acompañarlos. Aunque sabía que el viaje era difícil, estaba feliz. Era como estar en un cuento de hadas para mí.
—Antes de escalar la montaña K2, ¿habías realizado otros ascensos similares? ¿en Perú o en otros países?
Sí, he realizado muchas cumbres. En Perú, he subido al Alpamayo a 5,947 m.s.n.m., Artesonraju a 6,025 m.s.n.m, Chopicalqui a 6,354 m.s.n.m.Tocllaraju a 6,034 m.s.n.m., entre otros. Todavía no se ha dado la oportunidad de subir el Huascarán. Entre las montañas de 8,000 que he logrado cumbre están: el Cho Oyu de 8,201 m s. n. m, la sexta cumbre más alta del mundo, el Manaslu de 8,163 m s. n. m., la octava montaña más alta del mundo, el Broad Peak a 8,051 m s. n. m., la duodécima montaña más alta de la Tierra, el Gasherbrum I a 8,068 m s. n. m., undécima montaña más alta de la tierra, y en Dhaulagirí I a 8,167 metros de altura, la sétima cima más alta del mundo.
—¿Qué te motivó a realizar esta hazaña?
Creo que el sueño de todo montañista, no es precisamente el Everest, sino el K2. Esta montaña tiene altitud, se necesita técnica y es el padre de las montañas. K2 tiene algo especial para los montañistas que quieren algo grande.
—¿Cómo inició este camino? ¿Cuál fue tu preparación?
Antes de comenzar la expedición, llegué entre 10 y 12 días antes, contacté con un amigo local y nos preparamos para ascender. Como parte de nuestra preparación, hicimos tres montañas de 5,400 m.s.n.m., entre ellas una montaña no escalada que no tiene nombre. Después de esto nos fuimos a hacer una de 6,000 m.s.n.m. y logramos hacer cumbre. Todo esto nos sirvió como preparación antes de subir.
—Sabemos que subir a la segunda montaña más alta del mundo es todo un reto, pero por qué realizarlo sin asistencia de oxígeno artificial...
He subido todas las montañas de 8,000 sin oxígeno artificial y es lo que pienso hacer, creo que con oxígeno no hay ese esfuerzo físico o no llegamos al límite físico como sí lo haríamos sin oxígeno. El oxígeno es como un doping que te facilita muchas cosas y no sufres. Sé que no sienten frío, cansancio, hambre y cosas así, están más conscientes cuando llegan a la cumbre. Para mí, mi mayor reto era llegar sin oxígeno y porteador personal, donde yo debía transportar mis propias cosas. Yo lo hago así, ese es mi estilo y espero que así me recuerden: realizando montañismo en su forma pura.
—¿Qué sentiste cuando llegaste a la cumbre?
Cuando llegué lo primero que hice fue agradecer. Me arrodillé, justo tenía un piolet en la mano y estuve como 3 o 4 minutos ahí, arrodillada con mi piolet en la mano meditando y pensando: “Cuán lejos podemos llegar, si nos proponemos hacerlo”. Me venían a la mente muchas cosas. Un agradecimiento eterno a todo el universo, a la montaña, a todas las personas que hicieron posible que llegara y también, me agradecí a mí por haberme permitido llegar a ese lugar. Además, pensaba si lograría bajar de la cumbre porque sabía que el descenso iba a ser crucial. Por el mal clima no pude apreciar el paisaje a plenitud. Pero, agradecía por estar ahí, por esa fuerza invisible que me empuja como un motor, por mi familia, por las montañas de mi tierra, por los Apus, los dioses y mis ancestros.
—¿Qué fue lo más complicado de tu ascenso al K2?
Tuve varias complicaciones y dificultades, sobre todo la alimentación porque no consumo productos químicos. Mi alimentación es natural y mi organismo está acostumbrado a eso. Lamentablemente, el barril con todos los productos que había llevado desde Alemania se perdió y no pudimos hallarlo. Lo que generó que no tuviera una buena alimentación y problemas con el estómago. Hubo gente muy amable, de la misma empresa con la que estuve en el campo base de Broad Peak, de diferentes lugares como España, Chile y Rumania, que recolectaron lo poco que tenían y me dieron para poder alimentarme en la montaña. Además, el clima no nos jugó bien. Por ejemplo, estuvimos en nuestra segunda rotación en el campo 2, que está a 6,700 m.s.n.m, alrededor de tres días atrapados sin poder movernos, hasta que tomamos valor y decidimos bajar. Cuando estuvimos en la cumbre fue igual, aunque nos dieron buenos pronósticos para 27, 28 y 29 de julio, al salir del campo base el 25 de julio estaba nevando, lloviendo y había fuertes vientos. Recién el 29 de julio tuvimos buen tiempo cuando ya estábamos en el campo 4 luego de descender de la cumbre. Fue difícil el ver personas fallecer. No lo vi directamente, pero nosotros vemos a las personas en el campo base caminando o interactuando, y de pronto las encuentras arriba inmóviles, muertas. Eso nos afectó a mi compañero y a mí, pero debíamos mantener la calma y no perder el control. Fueron muchos los momentos difíciles que tuvimos que superar y manejar para lograr el K2.
—¿Cuál es tu siguiente objetivo?
Ir a casa y trabajar, juntar dinero para lo que venga. Cuando regrese a casa todo es incierto, no sé si podré continuar o salir nuevamente a la expedición. Como ya lo he comentado antes, me financio mis expediciones. No cuento con auspiciadores, por lo que trabajo ciertas temporadas, ahorro y luego me voy a la montaña. El camino no es fácil, hay un montón de obstáculos, pero me mantengo firmes y bien concentrada en el objetivo.
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