Cada 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, con el fin de valorar su riqueza y biodiversidad. Lamentablemente, se desconoce que estos simbolizan el principal pulmón del planeta generando el 50 % del oxígeno que se necesita en la Tierra y absorben el 25 % de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas de actividades humanas. Los Océanos son extensiones de agua salada en las que habitan múltiples ecosistemas marinos con cientos de especies animales y vegetales. En el caso del Perú, este tiene uno de los mares más ricos del mundo a nivel de biodiversidad, sin embargo; existen múltiples amenazas que la ponen en riesgo.
Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana, organización dedicada a la conservación de ecosistemas marinos, declara que el estado del mar peruano es preocupante. “En términos de lo que le hemos hecho al mar los humanos, más allá de la pesca, tenemos una deuda pendiente principalmente con la contaminación marina”.
Aunque, se ha apostado por campañas de concientización, fortalecimientos de las instituciones y normas o leyes, existen muchas amenazas que se pueden identificar como: los micro plásticos, la pesca ilegal, tráfico de especies, explotación petrolera, entre otras.
Recordemos que el Perú genera casi 8 millones de toneladas de residuos al año. Donde el 46 % de los residuos sólidos en nuestras playas son plásticos. Estos elementos, en su mayoría, no se descomponen y pueden durar cientos o miles de años.
“Hoy en día sabemos que los micro plásticos están presentes en diferentes especies del mar peruano, en los lobos marinos y se han encontrado, incluso, en seres humanos. Pero, no sabemos todavía cuáles son las dimensiones del problema. Es cierto que nosotros no comemos los intestinos de los animales donde están estas partículas de plástico, pero también es cierto que alguno de estos plásticos tiene sustancias tóxicas que pasan al músculo de los animales y que podrían en el mediano y largo plazo afectarnos”, señala Riveros.
Otra amenaza que se ha logrado identifica es la pesca ilegal, donde se utilizan formas no autorizadas para la pesca de especies marinas. Así como, la pesca de animales que se encuentran oficialmente declaradas como sobre explotadas o en veda. Por ejemplo, el choro, que está en situación de veda, especie que era relativamente común en los mercados, pero que es cada vez más escasa.
También, otra amenaza es la expansión petrolera. Solo en el norte peruano, existen un promedio de 40 derrames por año, según información oficial. Desde Oceana, explican que no tenemos muy claro como país, si es que queremos realmente seguir sacrificando o poniendo en riesgo nuestra seguridad alimentaria marina a partir del hecho de que estamos contraponiendo la actividad pesquera a la actividad de los hidrocarburos y de extracción de Petróleo en el mar.
Por otro lado, consultado sobre la ausencia de áreas natural protegidas, Juan Carlos Riveros de Oceana, recomienda que más allá de la creación de áreas naturales protegidas (que es una buena iniciativa), se deben invertir en ellas. Colocando como ejemplo la Dorsal de Nazca, que se creó hace un año, y que a la actualidad no tiene un plan de manejo, convirtiéndose en una zona donde se puede ir a pescar sin ninguna restricción, gracias a la nula vigilancia de la zona.
Tomando acción
Desde IMARPE, organismo técnico especializado del Ministerio de la Producción, declaran que son crecientes las acciones realizadas para el control del esfuerzo de pesca, principalmente en algunas pesquerías como la de anchoveta, jurel, caballa, merluza, anguila y bacalao de profundidad. Igualmente se vienen desarrollando diversas acciones para ordenar mejor la pesca artesanal. En materia de transporte marítimo, existe una razonable vigilancia de las aguas de lastre, para prevenir la intromisión de especies foráneas. Y en materia de conservación también se viene avanzando con el establecimiento de unidades de conservación en el mar.
Asimismo, el Perú como país suscriptor de tratados ambientales internacionales ha venido efectuando acciones específicas, con el objeto de fundamentar las políticas de gestión ambiental adecuadas a las zonas marino costeras.
“Es necesario impulsar más y permanentes campañas de información y educación, principalmente entre los usuarios directos que se benefician de los servicios que brinda el mar peruano. Igualmente, con el público en general, particularmente los jóvenes. En ello deben participar la mayor cantidad de instituciones públicas y privadas del país”, agregan desde IMARPE.
En este sentido, Juan Carlos Riveros, nos invoca a tomar conciencia que el Día de los Océanos no es un día al año y que no solo se debe le debe considerar como una fuente de recursos o recreación, sino una pieza fundamental dentro de nuestro ecosistema. Además, recalca que estamos a tiempo de tomar medidas clave para poder controlar los problemas antes mencionados, así como mejorar el trato que le damos a los océanos.
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