Jeanet Sosa Coronel
Tengo el recuerdo de La Patagonia chilena en mi cocina. Más exactamente, en mi repostero. Un vaso, el mismo que alojó whisky y pequeños trozos del glaciar San Rafael el día en que la tripulación del crucero Skorpios II disfrutó de un trago único e inolvidable frente a tremenda maravilla de la naturaleza.
Han pasado casi 500 años desde que se descubrió la Patagonia. Desde entonces, los adjetivos para describirla siguen siendo los mismos: exótica, lejana, infinita. Pero para describirla bien hay que estar inmersos en sus 240.000 km2 de superficie (la parte chilena) y recorrer los 1.600 km de ida y vuelta que implica la Ruta Chonos, una de las tantas que recorren la hermosa Patagonia.
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