La Estatua de la Libertad reabrió el público el jueves, mientras estadounidenses en todo el país celebran el Día de la Independencia con fuegos artificiales y barbacoas, meses después de que la supertormenta Sandy inundase la islita en la que se alza el monumento en la bahía de Nueva York.
Una muchedumbre se congregó para el feriado y la ceremonia de reapertura en Liberty Island con funcionarios federales y el alcalde de Nueva York. Las colas se extendieron por cuadras en espera del transbordador, que salió de Battery Park, en Manhattan, a partir de las 8:30 de la mañana.
La estatua soportó la tormenta de octubre del año pasado, pero la pequeña isla donde está el monumento nacional se dañó severamente: se rompieron barandales y muelles, las piedras que constituyen el pavimento fueron levantadas y se inundaron inmuebles. La tormenta también destruyó sistemas eléctricos, bombas de aguas residuales y calentadores.
Cientos de empleados del Servicio Nacional de Parques, que llegaron de lugares distantes como California y Alaska, pasaron semanas quitando lodo y escombros.
Los visitantes a la estatua pasaron por chequeos de seguridad en el bajo Manhattan luego que funcionarios municipales criticasen planes originales para que la revisión ocurriese en la vecina Ellis Island, que sufrió aún peores daños durante la tormenta.