Cecilia García es una joven huancaína que ha saltado a la popularidad por crear una página en Facebook. Está en Lima en una especie de gira invitada por vecinos de diferentes distritos que, como ella, están hartos de que nadie haga nada contra la delincuencia y yo la acabo de entrevistar. Su campaña se llama “Chapa tu choro”.
En ceremonias vecinales Cecilia ha entregado copias del cartel que -según cuenta- ahuyenta a los ladrones de su barrio: “Vecinos Organizados. Ratero, si te agarramos no vas a ir a la comisaría. Te vamos a linchar. Nosotros no llamamos a la Policía”. Y en medio del texto aparece una pistola gigante.
Como es obvio, se ha desatado una tremenda polémica. ¿Es esta la solución a la inseguridad ciudadana?
Las autoridades dicen que no. El Ministro del Interior ha salido enérgico y coloquial a decir que la Policía sí chapa a los choros, pero que la Fiscalía y el Poder Judicial los sueltan. No se da cuenta de que con su respuesta apoya la campaña ciudadana.
Los vecinos ya se han dado cuenta de que el sistema de justicia no funciona porque el choro siempre regresa -al día siguiente o en unos meses- a la misma esquina a robar celulares. Entonces sienten que no tienen otra alternativa que agarrarlos y convencerlos a golpes de que en esa cuadra no les tienen miedo. La idea es que no vuelvan a seguir robando.
Y el presidente de la República no ve o no quiere ver lo que está pasando. Hace unas semanas en una entrevista dijo sobre la inseguridad: «Si todos los días pasamos imágenes que a veces son pasadas, pero que quedan en la retina de la población, estamos también fortaleciendo la sensación de inseguridad. Acá no se trata de ocultar cosas, se trata de ser reales y mostrar todo el esfuerzo de la Policía».
Lo escuchaba culpando a otro e imaginaba la cara de todas las víctimas de robo –incluidos su ministro de transportes y de la producción– preguntándose en qué país vive el presidente. En el que vivimos el resto de peruanos es imposible convivir más con la delincuencia.
Entiendo la indignación de Cecilia y sus vecinos. Todos los días presento a autoridades negligentes y corruptas que nos dejan a merced de la delincuencia. Algunos muy orondos mandan sus vehículos a patrullar la zona, justo a la hora en que están nuestras cámaras en vivo y luego brillan por su ausencia. ¿Nos creen tontos?
Los periodistas estamos obligados a pedir calma y decirle a la población que recurra a la policía cuando sean víctimas de un robo, porque es peligroso intentar atraparlo. No me atrevo a felicitar a la persona que, cuchillo en mano, ahuyenta a un choro, porque el día que este choro le dispare y la mate, me sentiré responsable de esa muerte. Mejor coordine con las autoridades alguna alternativa de rondas vecinales.
¿Qué nos está pasando? En política, fútbol, marchas y debates estamos cada vez más agresivos.
Hace unos momentos quise ver si la entrevista a la joven líder de Huancayo ya había subido a mi canal de YouTube y vi que seguía en proceso porque la había editado. Sentí que la demora duraba horas, así que cancelé los cambios e hice click. En la pantalla apareció un mensaje que decía: «Ten paciencia, el video está en proceso, espera unos minutos». Entonces recapacité. Queremos que todo se haga de inmediato y no soportamos los tiempos del otro.
No esperamos que cambie la luz ámbar del semáforo, pasamos antes de que esté en verde. Tocamos para que el de adelante doble rápido. Nos molestamos al ver que el doble check del whats app está en verde, pero aún no nos responden. Queremos que nos atiendan con celeridad en el restaurante. Si otros piensan distinto a nosotros, los tildamos de ignorantes. Además, queremos imponer nuestra opinión ante los demás en redes sociales. Pareciera que estamos sumidos en la intolerancia absoluta y no me refiero solamente al Perú. El mundo está crispado.
Pareciera como si estuviéramos empezando una nueva era. Y ahora mismo vivimos una transición. No tengo muy claro qué imperio se está cayendo pero, si es así, espero que esto pase rápido.