Siete. Como los días de la semana, los pecados capitales, los enanos de Blancanieves y los colores del arcoíris. Para los aficionados a la numerología, esta cifra es especial porque simboliza la unión entre lo divino -la trinidad- y lo terrenal -los puntos cardinales-. A mí el número me persigue desde hace algunos días cuando leí que una mujer maltratada intentará abandonar a su pareja siete veces antes de conseguir separarse de él. Siete ocasiones en que se mira los golpes, se seca las lágrimas, respira hondo, llama a una amiga, vuelve a peinarse, consuela a sus hijos, le cuenta a su hermano, acude a la policía, arma una maleta y dice “me voy”. Siete veces lo intentará y siete veces fracasará, dice esa estadística. Perdonará, creerá de nuevo, volverá a intentarlo. Y alrededor suyo, quienes la quieren y la aprecian sentirán rabia, desconcierto, desesperación. Y tal vez terminen por alejarse de ella. Las reuniones en las que planeamos cada página de esta revista suelen ser más largas de lo que deberían ser, observaría-cronómetro en mano- un experto en eficiencia laboral. Pero lo que ahí discutimos suele convertirse más tarde en un informe, una nota, una sesión de fotos, una portada. Y hay asuntos que vuelven a la mesa de trabajo una y otra vez: vacaciones de las que hemos vuelto y a las que quisiéramos marcharnos; complicaciones con el peinado en los días de más humedad; líos hormonales; ambiciones profesionales; humillaciones inofensivas en la oficina del ginecólogo; inquietudes maternales; aspiraciones salariales; dudas científicas; propósitos –y frustraciones- deportivos. Otras veces nos preocupan asuntos menos felices. Otras veces, ante la noticia del día (en los programas de tele, las páginas del diario, Facebook, en las reuniones entre amigos) nos asalta una preocupación. ¿Por qué una mujer -no importa cuán famosa, inteligente, preparada, bella- se queda con un hombre que la golpea? ¿Es tan difícil marcharse? La respuesta es sí, siete. Si conoces a alguien así, tenle paciencia. Recuérdale ese número. Ofrécele ayuda. Siete veces y todas las que sean necesarias.
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