PAMELA LOLI

Si volviera a nacer, realmente volvería a escoger lo que hice, dice Ricardo Blume, uno de los caballeros del teatro nacional, galán de la telenovela latinoamericana y maestro de varias generaciones de actores, quien hoy cumple 80 años de vida.

Quizá pueda recordarlo como Roberto Cárida, en Simplemente María, o como el padre de Marichuy en Cuidado con el ángel. O a lo mejor lo ha visto en alguna de sus más de setenta obras teatrales, entre las que también se destaca como director; más de un centenar de telenovelas y otro tanto similar en el cine. Blume ha sabido dar tanto en el mundo de la actuación como en el de las letras.

UN ENCUENTRO CASUAL Un día de 1951 fue a ver a las muchachas del ballet de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), y ahí encontró a los dos amores de su vida: su esposa Sylvia (una de las danzantes) y el teatro. Se coló en un ensayo de Pablo Fernández, y este lo invitó a participar.

Yo sentía la necesidad de expresar algo. Tengo cosas que decir o que me inquietan, y entonces encontré que el teatro era lo mismo, pero con palabras de otros. Pensó que sería con la literatura, pero fue con la actuación con la que encontraría esa forma de comunicarse.

Con La mujerzuela respetuosa de Jean-Paul Sartre debutó en 1952, en el teatro de la Escuela de Bellas Artes, bajo la dirección de Luis Álvarez. Aquella era una obra anunciada como impropia para señoritas, recuerda entre risas.

EL MALO DE LA TELEVISIÓN ¡Dame el malo!, dijo Ricardo Blume a Ricardo Roca Rey, quien le había guardado un personaje para la serie “Kid Cristal”, con la que aparecería por primera vez en televisión. Blume recién había retornado de España, donde fue becario hasta 1960.

Entonces continuaría con sus éxitos en la pantalla chica como Simplemente María[vendida a más de 15 países], Cumbres borrascosas (grabada en vivo y en directo); en el teatro, con autos sacramentales como El gran teatro del mundo (1970) o en el cine, con Mi secretaria está loca, loca, loca, si nos atrevemos a enumerar algunas de sus obras.

LA PLUMA DE BLUME En 1971 se estableció en México, donde se reafirmó como un galán internacional. Al retornar al Perú en 1980, intentó continuar haciendo algo más por el teatro nacional, pero la situación del país no dejó ver su sueño realizado.

En este período retomaría una temprana pasión: la de la palabra escrita. Fue así que con fina pluma y humor irónico escribió columnas semanales en las páginas de este Diario, que posteriormente fueron compiladas en dos libros.

Pero demos un gran salto, que para contar la historia de uno de los peruanos más internacionales nos faltaría más de una página. Ricardo Blume ha continuado cosechando producciones en los escenarios mexicanos, donde vive desde hace más de 20 años.

Son 80 años gratos, no todos los años gratos, pero he tenido una vida muy generosa conmigo. Aunque no creo merecer tantas cosas, pero las recibo y las agradezco. Y ríe bondadosamente. Aplausos, se cierra el telón.