Amigos desde muy niños. Dragon, Mandril y Tony Blades descubrieron su vocación de justicieros al experimentar hechos violentos que los marcaron de por vida. Unidos por un pacto de sangre, este trío de vigilantes urbanos luchan contra la injusticia y la delincuencia. Y mientras intentan devolverle a un pueblo oprimido la esperanza de una ciudad segura, se enfrentan a sus propios miedos y frustraciones. “La gran sangre” regresó. “Que se cuiden los malditos”.
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La idea de hacer un serial televisivo sobre un grupo de antihéroes con personalidades disímiles nació durante una noche de filmación. Cuando Capitán Pérez Producciones, casa realizadora creada por el director peruano Jorge Carmona y el actor y presentador de TV Aldo Miyashiro, rodaba en Pucusana una escena de persecución de autos para la miniserie “Lobos de mar”.
“Una noche, mientras grabábamos con Aldo, Carlos (Alcántara) e Iván Lozano, el director de arte, empezamos a darle vueltas a la posibilidad de hacer una serie de acción. Empezamos a conjugar personajes, como el de Tony Blade, un detective medio criollón, y Carlos empieza a contarnos: 'Yo también le meto a las artes marciales’. Entonces, una vez que profundizamos en el tema, planteamos hacer la historia de tres justicieros del pueblo, tres personajes que trabajan en función a hacer justicia con sus propias manos y a llegar a sitios que la policía no llegaba”, comenta Carmona.
Algunos meses después surgió el nombre de “La gran sangre" por iniciativa del realizador peruano. "Como escuchaba al grupo mexicano El gran silencio y en la serie hablábamos de hermandad, de un pacto de tres amigos que no necesariamente trabajaban por billete, sino porque buscaban justicia, pues la vida había sido injusta con ellos. Al Dragón (Alcántara) , que era un expolicía, le plantaron droga y mandaron a la cárcel. En fin. El nombre tenía que ir con gran y sangre”, manifiesta.
La ficción policial peruana tuvo influencia de las novelas gráficas “Sin City” de Frank Miller y las películas de Quentin Tarantino. Tras diseñar los personajes empleando animación, el director de arte dejó abierta la posibilidad de combinar la acción en vivo con la animación y el lenguaje del cómic.
“En esa época, Tarantino estaba a tope y -obviamente- el cómic se consumía bastante. Y por el aporte de Iván, de dibujar a los personajes, fue que decidimos meterle animación a la serie. Recuerdo que armamos un tráiler con un texto que escribí, que el Dragón lo hablaba, con imágenes de archivo sobre corrupción y delincuencia. Ahí Iván generó un logo que tenía que ver justamente con los dos brazos, un poco tomando como referencia el Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh, y el tajo que simbolizaba una unión de sangre, de hermandad, de compromiso”, destaca Carmona.
Personajes
La serie fue estrenada el 15 de mayo de 2006 y transmitida por Frecuencia Latina (actualmente Latina). Tuvo en los roles principales a Miyashiro (Tony Blades), Alcántara (Dragón) y Pietro Sibille (Mandril).
“'Tony' era apostador, representaba a un grupo de gente que solo buscaba hacer dinero. Fue el único personaje que decidimos mantener de ‘Lobos de mar’. Luego pensamos en ‘Mandril’, un compañero que tenga que ver con el Ejército, que maneje armas, un poquito como ‘Los magníficos’ (serie estadounidense), personajes que corren paralelo a la ley, pero que solucionan casos”, relata Carmona.
“Y estaba 'Dragón’ el padre que siempre ponía el límite, que decía: ‘Ya basta’. Estaba relacionado al mundo de las artes marciales, tenía valores, adoctrinaba a chicos para sacarlos del camino del pandillaje y del mal. Y el otro personaje que también aparece es ‘Cobra’ (Lucho Cáceres), que es como el datero de Starcky Hutch (Huggy Bear), que sabe todo lo que está pasando en la calle, el que vive al filo de la ley”, añade el realizador peruano.
Gran inversión
Sacar adelante “La gran sangre” fue una labor titánica para sus realizadores, sobre todo por el tema económico. Paolo Donayre, productor de la serie, aclara que la participación de profesionales relacionados a la publicidad fue determinante para poder reducir costos.
“Jorge es director de publicidad y yo hice comerciales para televisión durante 10 años. Casi toda la gente era de publicidad: sonidistas, camarógrafos, director de fotos, director de teatro, vestuarista. En total tuvimos 25 o 30 personas de publicidad trabajando con nosotros, además de amigos que nos apoyaron. Ello permitió que los costos no sean tan elevados, pues no olvidemos que las tarifas de publicidad son muchas veces inalcanzables, un comercial puede costar lo que cuesta un programa para todo el mes en televisión”, destaca Donayre.
Asimismo, recuerda que las escenas principales de la producción nacional fueron grabadas en Limoncillo, en El Rímac, con la participación de gente del lugar. “Algunos trabajaron como extras y de alguna manera se les retribuyó, en algunos casos de forma económica, en otros con cosas que conseguíamos, como pinturas para sus casas", refiere.
Frustrada participación
Según Donayre, el expresidente Alejandro Toledo estuvo interesado en aparecer en la primera entrega de la serie, agradeciendo a los integrantes de “La gran sangre" por rescatar a la hija de un empresario de Gamarra, que había sido secuestrada. “Sin embargo, al final, no pasó nada. El asesor del presidente nos envió un comunicado informándonos que no iba a ser posible por un problema, al parecer, de tiempo”, narra el productor.
Una de las escenas determinantes de la producción policial peruana sin duda fue la emitida en la segunda temporada, cuando el buen Mandril es herido por las Diosas Malditas. El personaje interpretado por Pietro Sibille queda con muerte cerebral y es llevado a la Morgue Central de Lima, sin embargo en la tercera entrega se recupera completamente.
“Grabar la escena en la morgue fue complicado, no todos lograron soportar estar dentro de ese lugar durante tanto tiempo. Grabar esa escena nos tomó como media mañana, el ambiente era un tétrico, incluso cayó un muertito y lo abrieron delante de nosotros. Mientras eso pasaba, Mandril seguía recostado en una camilla", describe el productor de TV.
Uso de doble
En la cuarta y última temporada, la ausencia de Carlos Alcántara obligó a la producción a recurrir a un doble para poder desaparecer de la historia al cauto y sensato Dragón. “Carlos no pudo continuar porque tenía compromisos pendientes. Para desaparecer su personaje recurrimos a un doble, el Dragón que aparece de espalda, con la cabeza rapada, caminando con dirección a su avión (para irse a China), era un doble”, subraya Donayre.
“La gran sangre” emitió su última entrega el el 30 de noviembre de 2007 tras cuatro temporadas. Ese mismo año se estrenó la película de la serie.
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