Elisabet Casanovas no ha celebrado San Valentín en Barcelona. Ella ha recibido el Día del Amor en Lima presentando la obra teatral Kassandra, como parte del V Festival Internacional de Teatro Temporada Alta. Y aunque no es partidaria de la “marketera” fecha, antes de prender la grabadora revela que prefiere el “Día de Sant Jordi” (festividad en la que las parejas, y personas que se quieren, intercambian rosas y libros). “Es más real, tío”, comenta con una voz ronca que se escucha más fuerte cada vez que habla de sus pasiones: la actuación, el teatro y el feminismo.
-¿Cómo es que llega la obra Kassandra a tu vida?
Hace tres años trabajé bajo la dirección de Sergi Belbel y una vez terminadas las funciones, Sergi me llamó y me dijo que había conocido a un autor en un festival en Lima que se llama Sergio Blanco. Y de repente Sergio le enseñó “Kassandra”, y yo lo leí y me propuse a hacerla.
-Interesante la convergencia de lugares para la creación de Kassandra pues tenemos a un autor uruguayo que vive en Francia y que escribe una obra teatral con partes en inglés.
El inglés es el único idioma que comparten el personaje y el espectador. Entonces tiene mucho sentido que esta obra sea así pues es la figura de la Kassandra migrante y refugiada que lo hace a través de este inglés. Cogimos el acento sirio, para esto un actor sirio en Barcelona nos ayudó mucho a articular el acento. Queríamos hacer un link con las guerras del mediterráneo, y a la vez Troya también se ubica en el mediterráneo.
-Claro, pues además de todo esto que mencionas, la idea parte de ahí: Kassandra que tiene el don de la profecía; pero, la maldición de que nadie cree en sus pronósticos.
Sí. Pues Sergio Blanco recoge los márgenes que ocupa Kassandra en la tragedia griega desde que se pierde la guerra de Troya, su historia previa del rechazo y ubica ese personaje en el siglo XXI ocupando algunos márgenes que tristemente ahora siguen siendo márgenes: tocando temas del personaje migrante, de la prostitución, poniéndola en la piel de una mujer transexual y todo lo que esto conlleva. Entonces ella cuenta su historia para sanar su dolor, para ser comprendida. Creo que cuando un dolor no es validado ahí se produce una humillación. Ella busca sanar ese dolor a través de la validación del público. Ella necesita ser escuchada. Bueno, todo esto ocurre en un club de noche para matizar y recalcar que es un personaje superviviente.
-¿Cómo te preparaste para encarnar a Kassandra?
Fue muy complicado porque el personaje está lleno de capas, tío. Yo leí el texto y caí muerta. ¡Madre mía, pero esto qué es! Por un lado tuvimos el inglés donde nos ayudó el actor sirio y por otro empezamos ensayos en septiembre del 2018, y yo en agosto del 2018 le pedí a Sergio el recorrido que hizo para escribir la obra, pues Sergio la escribió en el 2008 paseando por los barrios de Atenas. Entonces recorrí los barrios donde hay burdeles clandestinos y veíamos a hombres y mujeres entrando y saliendo. Cuando empezamos los ensayos yo quería tratar muy bien el tema de la transexualidad porque yo soy una mujer cisgénero. Y pues yo quería ser el canal de una historia tan dura pudiendo ir a profundidades que tengan para mí sentido y que yo también pueda tener un grito ahí. Leyendo la obra completa, Kassandra cuenta su historia pero su conflicto no es que es transexual; su conflicto es el dolor que nadie le ha validado nunca.
-La búsqueda de la comprensión...
Sí, claro. Y ahí como mujer yo sí tengo algo que decir pues yo sí puedo conocer el abuso contra la mujer. Y si es mujer yo quisiera defenderla como mujer. Pues ella se siente mujer y yo también, entonces vamos juntas.
-¿Y cómo manejar el lado de la sexualidad para poder encarnar al personaje?
Hay un pequeño apartado en la obra que cuenta Kassandra en el que menciona a Eurípides y Sófocles, autores de las tragedias griegas, en el que dice que no le han hecho honor a ella. Y ahí viene la crítica a los medios de comunicación que son hombres. Una vez más los hombres nos han contado la historia, cortándola y narrando un 50% con un punto de vista de percepción masculina. Y por otro lado, dice que en todas las tragedias tiene un personaje secundario de mierda. Entonces yo me hago mi obra y ella cuenta su historia.
-¿Sientes que en América se silencia más la voz femenina que en Europa?
El patriarcado es lo que funciona. Entonces esto puede ser a gran escala o a menos, aunque nunca es menos. Puede ir desde un conflicto bélico o un conflicto cotidiano. El patriarcado está.
-Kassandra busca la reivindicación femenina.
Me gusta pensar que sí. Haciéndola compleja a la vez. Pero ella en sí es un personaje muy complejo pues cuenta que se enamora de Agamenón, aún habiéndola hecho esclava. Entonces, qué complejidad. Sí que es feminista, y el tema está ahí.
El embrujo de “Merlí”
-Hace un par de semanas comentaste en un medio argentino que “Merlí” te cambió la vida.
No, no. Yo no dije eso. Vi el titular y no lo entendí. Me preguntaron “te ha cambiado la vida” y yo dije “no” (risas). Me ha cambiado la vida profesional pues me ha abierto muchas puertas. Bajo ese concepto sí ha sido un antes y un después, mi primer contrato que yo firmé como actriz. No me gusta este concepto de “te cambia la vida”. Yo sigo siendo la misma y en construcción y con ganas de aprender siempre.
-Resulta ser un titular muy llamativo.
Sensacionalista. Me abrió muchas personas y yo, sin haber hecho teatro, he tenido que hacer muchas pruebas para tener que entrar en producciones teatrales, que no es hacer “Merlí” y que todo esté regalado: no, no no. Se tiene que currar mucho. Y es que a mí nadie me ha regalado nada.
-¿Es la educación en Barcelona como la que se ve en el Instituto en “Merlí”?
Es un poco así. El personaje de Merlí no es común en Barcelona, sí es que hay gente que ha conocido a Merlí en su vida. Un profesor inspirador. Pero la educación es algo así: mirar para adelante, hacer las preguntas mínimas para aprobar. Y lo que me busca de “Merlí” es que pone en duda un sistema educativo que para mí le falta muchísimo. En el que todo el mundo sea capaz de explotar su potencial como ser humano y encontrar el éxito ahí en la armonía personal y no tanto en la numerología que nos plantean. También pienso que en Merlí no se ha puesto foco en una cosa, pues porque se ha colocado en otras, pero creo que dentro de una clase hay más siente racializada.
-¿Tuviste miedo que te encasillen en el personaje de Tania?
No, no. La verdad que no. Es verdad que el personaje ganó dimensión; pero, en ningún momento me lo esperaba y no pensé que me iban a encasillar en eso. Y tampoco pensábamos que la serie se iba a ver más allá del Atlántico. Nunca nos imaginamos que iba a cruzar fronteras.
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