En medio de la crisis, si alguien ha sabido adaptarse es Wendy Ramos. Durante la pandemia renovó su propuesta de cursos a distancia y se integró al elenco de la serie web “Historias virales”, dos facetas que actualmente le dan grandes satisfacciones. La actriz desea transmitir a sus alumnos y al público que incluso en situaciones complicadas siempre hay oportunidades disponibles. “Muchos hemos pasado por un duelo natural de pérdidas laborales, pero luego la creatividad se vuelve un potente motor que te lleva a encontrar nuevas salidas”, afirma.
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Su incursión en el mundo virtual se dio en el 2018, antes de que el distanciamiento social condicionara la interacción de las personas. La plataforma Netzun la convenció de que dictase un curso en una materia de su preferencia, y así lanzó la primera edición de “Amar lo que haces”.
Muchas personas todavía se mantienen reticentes a utilizar medios digitales. ¿Antes de dictar su primer curso en línea le ocurrió lo mismo?
Mi primer curso virtual lo grabé en octubre del 2018 para Netzun. Recuerdo que a los encargados de Netzun les costó mucho convencerme porque no veía la manera de enseñar algo sin tener a los alumnos al frente. No habría la posibilidad de mirarlos directamente a los ojos, ver los movimientos sutiles de sus manos, sentir su respiración o percibir sus miedos y sus bloqueos. Toda esa información que necesitaba para llevarlos a encontrar su clown.
Pero la primera vez que dictó a distancia no fue sobre clown, sino que estuvo más ligado a la orientación vocacional.
Les propuse pedir ayuda en mi página oficial de Facebook para recibir ideas. Quería que el público me dijera qué cosas creían que yo les podía enseñar además del clown. Las respuestas me sorprendieron muchísimo. Pedían ayuda en temas personales, laborales y muchas de las cosas que yo había aprendido en la vida. Lecciones que me habían llevado a crear un camino sólido y de crecimiento en donde las cosas que hago son por elección, por amor y por pasión. Es así que mi primer curso en línea se llamó “Amar lo que haces”. Hasta el momento lo han tomado casi quince mil personas. Todos los días recibo mensajes de alumnos que se inscriben en el curso. Especialmente en esta época muchos se han dado el tiempo de detenerse, autoevaluarse y ver si están o no en el carril correcto tanto en el trabajo como en la vida.
En abril anunció que iniciaría una etapa distinta en su trabajo virtual. ¿En qué consiste esta nueva propuesta?
Cuando el virus se llevó mis planes tuve que adaptarme, ser flexible y dejar ir. Puse sobre la mesa todos los temas en los que tengo experiencia y vi qué cosas podía ofrecer a la audiencia. En abril retomé mis servicios corporativos con transmisiones en vivo privadas. “Mi casa es mi oficina” fue el primer proyecto. Como llevo toda una vida trabajando desde casa para producir lo que sale al público, me pareció que podía ayudar a las personas a entender este proceso, a organizarse mejor, ubicar su espacio y gestionar mejor su tiempo. La otra transmisión se llama “Vamos a estar bien” y allí trato de dar consejos prácticos para pasar mejor esta cuarentena y para divertirnos un rato compartiendo ideas que nos ayuden a estar más animados. Además de las transmisiones, dicto un taller virtual llamado “PLAY” en el que me enfoco en ayudar a las personas a entender principios básicos de técnica y contenido frente a las cámaras. El taller funciona muy bien porque hay muchísima gente a la que no le gustaba prender la cámara de su computadora pero que ahora se ve obligada a hacerlo por diversas razones. Por ejemplo en entrevistas de trabajo, en presentaciones, atender a clientes en Zoom o grabar videos para promocionar su trabajo en redes. En ocasiones no tienen nociones sobre cómo hacer un buen encuadre, dónde ubicar la mirada, cómo elegir una postura, los movimientos y todos los elementos que los ayuden a mostrarse correctamente. Me estoy divirtiendo mucho al compartir cosas que a mí me gustan bastante y que en este nuevo mundo se han vuelto útiles para más personas.
¿Qué retos conlleva dictar clases de manera remota?
Son muchos retos pero hay dos principales. El primero es el tecnológico, especialmente para las personas que nunca han tenido relación con lo digital. Existen maestros que no usan ni siquiera redes sociales y se les está haciendo muy difícil dirigirse al lente de la cámara y no a un salón de clase. Otro reto es la creatividad que hay que desplegar para capturar la atención cada vez más volátil del alumno sentado frente a su pantalla. Se deben buscar maneras de interactuar, de hacer entretenido el encuentro, de competir con las distracciones que podrían surgir.
¿Y cuáles serían las ventajas?
Que la enseñanza virtual no tiene fronteras. Esa me parece la principal ventaja. Ahora el mundo está interconectado. Vivir en provincia o en otro país ya no es un impedimento para tomar talleres con la gente que te interesa. Y así como puedes estar en un concierto en Alemania por la mañana, por la noche puedes aprender a hablar quechua. Ahora tengo alumnos de todas partes sin necesidad de que nadie tenga que subir a un avión.
Ha logrado reinventarse en su faceta como docente, ¿pero qué pasó con su actividad actoral cuando comenzó la cuarentena?
Apenas vi venir el huracán empecé a cancelar las cosas que dependían de mí. Tenía siete presentaciones programadas de mi unipersonal “Esto es una trampa”. También estaba pendiente el taller “MONDO”, que es sobre herramientas de clown para la vida. Cancelé todo. Casi simultáneamente con la llegada de la cuarentena empezaron a desaparecer de mi calendario los compromisos que tenía. De pronto vi mi agenda vacía, se fue todo mi trabajo, todas las coordinaciones, todas las horas de negociación, las cotizaciones, los cientos de correos, los contratos con teatros, los pagos ya hechos que no ofrecían devolución. Chau todo. Como uso agenda digital y no física, en vez de ver mi futuro lleno de tachones, lo que vi fue una pantalla en blanco. Pero la nada también puede convertirse en un punto inicial para la creación, así que de inmediato empecé a diseñar nuevas cosas, nuevos servicios y nuevos proyectos artísticos.
Con una agenda así, imagino que a diario estaba en contacto con varias personas. ¿Cómo ha sido el tránsito hacia una etapa en la que interactuamos casi únicamente a distancia?
Tengo una relación de amor-odio con estas plataformas de conexión virtual. ¿No están hartos todos de las reuniones virtuales en Zoom? ¡Hay muchas reuniones de zoom que pudieron ser un correo! [Risas]. Así como hay momentos en que no quisiera entrar a Zoom al menos por un par de días, también hay otros momentos en los que agradezco profundamente que tengamos muchas maneras de seguir comunicados a pesar de no poder vernos en persona. Disfruto mucho reunirme con mis hermanos una vez por semana y contarnos cómo estamos. Antes jamás se nos habría ocurrido solucionar nuestro problema de vivir en distintos países con una reunión virtual. Ahora estamos ahí, haciendo Domingo de Ramos cada domingo a las cinco de la tarde.
Ese cambio tan drástico ha desmotivado a gran parte de la sociedad. Aún más con la incertidumbre de cara al futuro. ¿Qué decirle a ellos?
Todos en el mundo estamos viviendo la misma incertidumbre. En mi caso, como no puedo controlar lo que no conozco, mi mantra se ha vuelto “un día a la vez”. Solo me preocupo de aquello en lo que puedo ocuparme, de lo que puedo ver ahora. Todavía hay niebla, todavía no se puede ver más allá de esta semana, aún no está claro cómo será ese nuevo mundo. Todo cambia a cada instante. Está bien hacer planes, pero ahora no sirve mucho aferrarse a ellos. Hay un dicho que dice “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Si antes era bueno ser flexible, ahora es imprescindible. Otra vez: adaptación, flexibilidad, creatividad. Respira, mantente conectado con los que amas y con quienes te aman. No te intoxiques con noticieros, date al menos un día a la semana para hacer solo cosas que realmente quieres hacer, aunque eso sea no hacer absolutamente nada. Luego respira otra vez.
Los artistas están entre los grandes afectados por la pandemia. ¿Cómo sobreponerse a una crisis que tarda en revertirse?
Los artistas somos creativos y antes los obstáculos creamos formas de superarlos. Hay muchas cosas pasando por la mente de músicos, actores, directores o bailarines. Pero también hay un boom de ideas creativas muy grande. Creo que para mucha gente es así. Primero pasamos por el duelo natural de las pérdidas laborales, pero luego la creatividad y la necesidad se vuelven potentes motores que te obligan a buscar nuevas salidas. Ahí empieza a tener valor todo lo que estudiaste, todo lo que viviste, todo lo que aprendiste en una escuela o en la vida. Qué tienes tú que puede tener valor para los demás ahora, qué cosas te resultan fáciles de hacer que a los demás les cuesta trabajo, sobre qué temas siempre te piden ayuda tus amigos. Tal vez por ahí hay alguna respuesta para el futuro.
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