“A mí las cosas que me pasaron allá (en México) me abrieron puertas y ahora es el momento de demostrar quién soy”. A Stephanie Valenzuela Yábar los escenarios desfavorables le fortalecieron. Tras salir airosa de situaciones adversas, la modelo, actriz y cantante retornó al Perú para grabar con Norlam Vila, de Los 4 de Cuba, el videoclip del tema “La cinturita”, además de una cumbia con la Gran Orquesta Internacional. Apunta a mercados internacionales. Sus metas no tienen límites.
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Tefi Valenzuela, como popularmente la llaman, es modelo, actriz y cantante. Nació en Arequipa. Tiene 32 años y empezó a modelar desde los cuatro, cuando -de la mano de su madre- participó en los concursos Miss Chiquita y Mini Top Model.
Dentro del mundo de la actuación, ha participado en películas como “Historia no Contadas” (2016) y Jugo de Tamarindo (2019).
A casi un año de su último lanzamiento musical, la artista reapareció con “Baila”, tema que grabó en colaboración con el cubano Osmani García, conocido por sus éxitos “El taxi” y “Pizza aré”. El nuevo sencillo de Valenzuela, estrenado bajo el sello discográfico Heat Records Miami, viene acompañado de un videoclip producido en Miami por el productor peruano Jaime Cuadra.
Entre otros temas de la cantante destacan: “Cambia de Despedida”, “Infieles”, “Intocable”, “Fría”, “Algo enfermizo” y “El perdón”.
“Estoy de regreso en Perú porque vamos a grabar dos canciones: una es una cumbia bien peruana con la Gran Orquesta Internacional y otra es ‘La cinturita’ con Norlam Vila, de Los 4 de Cuba, un tema que transmite alegría, entusiasmo, diferente a los anteriores que hablan de amor y desamor. En el videoclip de esta canción me van a ver bailando y divirtiéndome, lo hemos grabado en Lima con gente disfrutando en una fiesta total. Quiero darle más potencia a mi carrera en Perú porque creo que las canciones que vienen ahora están dirigidas al público peruano”, comenta Valenzuela.
¿Este cambio de ritmo musical refleja el momento que estás viviendo?
Yo soy “corta venas”, escribo sobre canciones tristísimas y me encanta hacer catarsis escribiéndolas, pero me estoy dando el chance de hacer música que motive a ponerse a bailar porque es una manera bonita de transmitirle al público alegría, ganas de vivir y disfrutar. La meta no es ganar un Grammy, es disfrutar lo que haces.
A través de un comunicado diste a conocer que estás impulsando tu carrera afuera, que no tienes intenciones de trabajar en Perú, ¿qué te motivó a volver?
Voy a seguir viviendo en México, no pienso quedarme, pues mi proyección es internacional, quiero llevar música del Perú al mundo. Gracias a Dios tengo puertas abiertas en México y Estados Unidos, las cuales no quiero ni pienso desperdiciar.
¿Cómo lograste que te abran las puertas en el extranjero?
Por las cosas que me pasaron allá (en México) se me abrieron muchas puertas. Dios sabe por qué te manda las cosas y ahora es el momento de demostrar quién soy. Toda la prensa me conoce, tengo los programas abiertos para mí, tanto en Estados Unidos como en México, por eso me estoy poniendo a trabajar durísimo, haciendo canciones y videoclips. Sé que muchos peruanos soñarían con tener las puertas abiertas. A mí me tocó y no puedo desaprovechar la oportunidad.
Cuando dices “a mí me tocó”, ¿te refieres al episodio de violencia doméstica con Eleazar Gómez?
Así es, pero cuando eso pasó yo ya tenía canciones, a mí no me encontraron en cero. Hago música desde el 2018 y sigo trabajando, solo necesito que me den la oportunidad de demostrar quién soy.
¿Qué lección te dejó aquel duro episodio con tu expareja?
A quererme y valorarme muchísimo más. De todas formas fue un año bonito, sembré y ahorita estoy disfrutando de los frutos. Cada día se aprende algo nuevo, en esta vida nunca se deja aprender.
¿Recibiste la reparación civil?
Sí, pero es un tema que no quiero tocar, aunque me ha llevado a conectar con muchas mujeres. Me gradué de coach y el Día de la Mujer realicé una conferencia como LIfe Coach, en Lima.
Aquella no fue la primera vez, con otras exparejas, como George Forsyth, también enfrentaste momentos difíciles...
Pero no a ese nivel, eso no tiene punto de comparación; pero quedó en el pasado y no vale la pena recordar, ahora solo quiero enfocarme en mí, en lo que me hace feliz, en lo que puedo crecer como persona. Amo la música y tengo proyectos de actuación. Para eso nací. Bailo, canto y compito desde los cuatro años. Siempre he querido ser artista, pero lamentablemente algunos padres piensan que ser cantante o bailarina es un hobby y te ponen trabas.
¿Pasó contigo?
A mí me hicieron estudiar arquitectura a la fuerza, pero gracias a Dios tomé valor y pude perseguir mis sueños. Yo vivo de mi trabajo y me va muy bien, no me puedo quejar. He ido creciendo poco a poco. Lo que me pagan en Perú no es ni la cuarta parte de lo que me pagan en Estados Unidos. Uno puede hacer mucho dinero en TV si realmente se lo propone.
¿Cómo llegaste a la televisión?
Porque Raúl Romero me escogió a través de un casting para ser modelo de su programa. Soy provinciana, de Arequipa. Aquella vez llegué de vacaciones a Lima y me llamaron para “Desafío”. Fue el día más feliz de mi vida, me tiré al piso de alegría cuando Raúl me dijo que había quedado seleccionada, además el sueldo era muy bueno, nada que ver con lo que ganaba como anfitriona. Fue una linda experiencia, aprendí mucho, conocí gente buena. Luego me llamaron de otros canales: Latina, ATV , América TV, Panamericana TV y Willax.
Luego ingresaste a “Combate”, el programa que te dio popularidad. ¿A qué atribuyes que funcionaste en televisión?
A que nunca me di por vencida, hacía horas extras. Si no era muy buena competidora ensayaba más horas. Soy perfeccionista, me gusta estudiar, aprender.
¿Es verdad que de niña sufriste bullying?
Cuando tenía 13 o 14 años tenía el cabello frisado, desordenado, horrible. Los chicos se burlaban de mí, me ponían apodos. También se burlaban porque no tenía tetas. Desde los quince años tuve que ahorrar para poder ponerme unas, pues mis papás nunca me las iban a pagar. Son cosas que te quedan y cuando eres chica, insegura, te afectan. Hoy si se burlan de mí, me mato de risa. De hecho mi canción “Intocable” tiene un videoclip que habla del bullying.
Cuya letra dice: “Lo que no me mató, me hizo fuerte”. ¿Eso pasó contigo?
Así es, me hizo fuerte para sobrellevar y enfrentar problemas.
Imagino que no conseguiste esa fortaleza de la noche a la mañana. ¿Cómo fue el proceso?
No fue fácil porque hay mucha gente que critica. La televisión no es para cualquiera, yo llegué de chica y poco a poco he ido formando mi carácter. Es aguantar y tolerar.
Tu vida sentimental ha sido tu talón de Aquiles. ¿Cambiarías algo de ella?
Amo mi vida como es, la acepto y la entiendo. Todo lo que me pasa es por algo bueno y cada día me doy cuenta de eso. Actualmente estoy soltera, gozando, viviendo el día a día sin hacer caso a los haters, ni a las críticas malintencionadas.
Cómo recibes las críticas sobre tus viajes a Dubái y lujos...
Es mi vida privada y mientras no le falte el respeto a nadie, no tengo por qué dar explicaciones. Las personas que me quieren no las necesitan y las que no, aunque se las dé, no van a entender. No me desgasto, me da igual. Eso aprendí. Y te lo digo porque al principio cuando estuve con Mario Irivarren me criticaban mucho y yo me tiraba a llorar a la cama. Imagínate si viviera con eso. Actualmente tengo un entrenamiento mental tan grande que las críticas ya no me afectan.
¿Es verdad que Mario Irivarren te obsequió un anillo de compromiso cuando estuvieron juntos?
No fue de compromiso para casarnos, representaba el compromiso de que iba a regresar porque me estaba yendo de viaje. Me lo dio en el aeropuerto, le costó como 1,300 dólares. Fue el primer regalo más caro que me dieron.
¿Y cuál es el regalo más caro que has recibido hasta el momento?
Un reloj de una pareja que tuve en Dubái. He tenido la suerte de que siempre me han dado obsequios, pero no porque los haya pedido porque yo siempre he trabajado, desde que estaba en el colegio. Podrán decir lo que quieran sobre mí, pero no pueden decir que no trabajé. Yo podía estar de novia con el príncipe de Dubái, pero seguía trabajando, nunca he dejado de trabajar ni de soñar, ni de perseguir mis sueños, que cada vez son más grandes.
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