Fuera quizás de BTS, no hay un nombre coreano más conocido en este momento que el del director y guionista Hwang Dong-hyuk, el creador de la popularísima serie de Netflix “El juego del calamar”. Inspirada en historietas japonesas como “Battle Royale” y “Liar Game”, el show trata de una sociedad distópica donde aquellos con problemas económicos pueden ganar una millonaria suma si participan en un juego mortal.
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Desde su salida el pasado 17 de septiembre, la serie se ha posicionado en la cima de la lista de las más vistas de la plataforma de streaming, y según la misma Netflix está cerca de convertirse en el programa original más visto de su historia. Un éxito que contrasta con los problemas económicos que Hwang Dong-hyuk pasó en 2009 al escribir la historia.
COMIENZOS
Nacido el 26 de mayo de 1971, Hwang Dong-hyuk estudió periodismo en la Universidad Nacional de Seúl, aunque posteriormente su amor por las películas lo llevó a realizar un ‘máster’ en producción de películas en la Universidad del Sur de California.
Durante este periodo dirigió los cortometrajes “Desesperation” y “Heaven & Hell” en el 2000, mientras que su siguiente proyecto como director y guionista fue el corto “Miracle Mile” (2004), el cual trataba sobre una mujer coreana que viaja a los Estados Unidos para buscar a un hermano que fue adoptado 20 años antes. El filme fue su primer encuentro con la fama, al ser proyectado en decenas de festivales internacionales y otorgarle reconocimientos por el Sindicato de Directores de Estados Unidos y los Emmy.
Hwang Dong-hyuk volvió a tocar el tema de la adopción y familias perdidas en su primer largometraje titulado “My Father” (2007), una película basada en la verdadera historia de Aaron Bates, quien en el filme se convierte en un soldado estadounidense que viaja a Corea del Sur en búsqueda de su padres biológicos, para encontrar que su progenitor había sido condenado a la pena de muerte. Su fascinación por esta temática la explicó en una entrevista con Donga.com.
“‘My Father’ está en línea con un cortometraje que hice cuando estaba estudiando en los Estados Unidos. Quedé impresionado cuando mi tía, quien fue adoptada por una familia estadounidense, vino a Corea a (conocer) a su madre, quien es mi abuela”, relató.
Aunque “My Father” resultó un éxito en las taquillas coreanas, su salida no estuvo libre de controversia debido a las protestas de las familias de las víctimas del verdadero asesino.
EL ORIGEN DEL CALAMAR
Tras su debut en la pantalla grande Hwang Dong-hyuk empezó a concebir su siguiente proyecto. Una de las historias que ideó fue la que se convirtió en “El juego del calamar”, la cual empezó a escribir en 2008.
Inicialmente escrita como un largometraje, el realizador se inspiró en las historietas cómicas que leía en busca de ideas. Había un factor adicional que contribuyó a su historia: la penosa situación económica que se encontraba en ese momento que lo obligó a vivir con su madre y abuela e incluso vender su laptop.
“Admito libremente que tuve gran inspiración de las historietas cómicas y animación japonesa a lo largo de los años. Cuando comencé, estaba en dificultades financieras yo mismo y pasé bastante tiempo en cafeterías leyendo cómics como ‘Battle Royale’ y ‘Liar Game’. Me empecé a preguntar qué pasaría si tomara parte en estos juegos yo mismo”, señaló a Variety.
Es así que el realizador utilizó la historia bajo la idea de qué hace la gente por dinero, así como una crítica a una sociedad donde la fortuna material se ha convertido en el mayor valor.
“Quería escribir una historia que fuera una alegoría o fábula sobre la sociedad capitalista moderna, algo que muestra una competición extrema, de alguna manera como la competición extrema que es la vida. Pero quería usar al tipo de personajes que encontramos en la vida real”, añadió el realizador.
Este énfasis en protagonistas comunes lo llevó también a elegir como retos a juegos tradicionales coreanos por su sencillez, dejando que el espectador se concentre en el drama humano. Adicionalmente, el hecho que actividades inocentes tuvieran consecuencias de vida o muerte creaba “una ironía muy sorprendente”
En 2009, Hwang Dong-hyuk había terminado el guion, pero encontró dificultades adicionales para producir la serie. “En ese entonces, parecía demasiado diferente y violento. Había gente que pensaba que era demasiado complejo y no era comercial. No pude conseguir suficiente inversión y el casting fue difícil. Estuve dándole vueltas durante un año, pero entonces tuve que ponerlo en pausa”, recordó.
ÉXITOS EN LA PANTALLA GRANDE
Cuatro años después de “My Father”, Hwang Dong-hyuk volvió a experimentar el éxito tras adaptar y dirigir “Silenced”, basado en una novela inspirada en un verdadero caso de abuso sexual en una escuela para sordos de la ciudad de Gwangju. La cinta no solo triunfó en las taquillas, sino que también reabrió interés sobre el caso y causó que el poder legislativo coreano aboliera la prescripción de delitos sexuales si involucran a menores de edad o discapacitados. A pesar de esto, también tuvo sus detractores por la crudeza de sus escenas y el final deprimente.
“Lo hice intencionalmente para hacer que las personas se sintieran incómodas”, indicó sobre el caso al periódico Chosun Ilbo. “En primer lugar, quería dar a conocer al mundo este horrible incidente. En segundo lugar, quería exponer los problemas sociales estructurales que se revelaron durante el proceso de cómo se enterró el caso. Las escenas de violencia sexual y el final morboso e infeliz eran, por tanto, inevitables”.
El realizador también resaltó su interés en temas sociales y cómo vio en el cine una manera de conseguir cambios. “Podemos ver a través de las películas lo mucho que nos cambia el mundo. No se puede cambiar la sociedad con una sola película, pero viendo la repercusión del estreno de esta película, podemos pensar en el poder que tiene el cine para afectar positivamente a la sociedad”.
Su siguiente proyecto lo llevó a cambiar de género con “Miss Granny” (2014), una comedia sobre una mujer de 74 años que recupera su apariencia de cuando estaba en sus 20. La película no solo fue un éxito local sino que también recibió varias adaptaciones en varios países de la región. Mientras tanto, su último largometraje fue el drama histórico “The Fortress” (2017), centrado en la segunda invasión de la dinastía Qing al reino de Joseon de Corea en 1636.
EL REGRESO DEL CALAMAR
Más de una década después de concebir la historia de “El juego del calamar”, Hwang Dong-hyuk encontró una nueva oportunidad para adaptar la historia.
“Después de unos 12 años, el mundo se ha convertido en un lugar donde estas historias de supervivencia tan peculiares y violentas son realmente bienvenidas”, dijo Hwang al Korea Times. “La gente comentaba que la serie es relevante para la vida real. Lamentablemente, el mundo ha cambiado en esa dirección. Los juegos en la serie por los que los participantes se vuelven locos se alinean con los deseos de la gente de llevarse el premio gordo con cosas como las criptomonedas, las bienes raíces y las acciones. Así que mucha gente ha podido empatizar con la historia”.
Otra gran razón para la creación de la serie fue el crecimiento y competencia entre los servicios de streaming, los cuales han llevado a una mayor inversión en series originales alrededor del mundo. Netflix en particular ha invertido más de US$700 millones en producciones coreanas entre 2015 y 2020, según información del Wall Street Journal.
A pesar del apoyo de una gran compañía, volver al proyecto no fue tan fácil para el realizador.
“Convertir la historia en una serie siguió siendo una aventura, igual que lo fue hace una década”, recordó. “Sabía que sería todo o nada; o una obra maestra o un estrafalario fracaso. La idea de este trabajo era muy experimental. Así que no dejaba de preguntarme si el público encontraría convincente que los personajes arriesgaran sus vidas para jugar a juegos de niños”.
Si bien el realizador ha evitado responder decisivamente si habrá una segunda serie, el éxito de la serie parece hacerlo inevitable y por el momento Hwang Dong-hyuk parece intentar que la súbita fama internacional no se le suba a la cabeza: “Es el reconocimiento de toda una vida, pero también es una etiqueta que me seguirá. A partir de ahora, cualquier cosa que haga será comparada con ‘El juego del calamar’, lo que para mí es una carga y un honor”.
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