Mucho antes de ser actriz y de tener un título nobiliario, Meghan Markle ya había hecho escuchar su voz. Desde niña demostró tener conciencia feminista, escribió cartas denunciando mensajes sexistas, exigió equidad de género en diferentes conferencias e instó a jóvenes a sumarse a campañas contra el racismo y otras causas. Tras una triste experiencia personal, publica una carta que invita a la reflexión.
A los 11 años, Meghan Markle se reveló como activista en favor de la equidad de género cuando logró que una empresa trasnacional cambiara el lema de un comercial de lavaplatos que ella consideró ofensivo. “Las mujeres de toda América pelean contra ollas y sartenes con grasa”, fue la frase que la llevó a escribir sendas cartas al director de Procter & Gamble, P&G, y a Hillary Clinton, entonces primera dama estadounidense. Un mes después llegó la respuesta de P&G y el cambio del anuncio publicitario: “La gente de toda América pelea contra ollas y sartenes con grasa”. Pequeño gran logro. En palabras de la propia Markle, “fue en ese momento en el que me di cuenta de la magnitud de mis acciones. Con solo 11 años había creado un pequeño impacto al luchar por la igualdad”.
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La duquesa de Sussex recordó esta historia en un emotivo discurso que dio en Step It Up For Gender Equality (Levántante por la igualdad de género) evento organizado por la ONU en 2015, que fue rescatado y viralizado por los medios de televisión cuando se convirtió en la prometida del príncipe Enrique de Inglaterra en 2017. Desde entonces varias de sus alocuciones se han hecho célebres, como la que dio virtualmente en julio de este año en la cumbre de liderazgo mundial Girl Up, iniciativa de la ONU, a mujeres jóvenes de todo el mundo.
En aquella ocasión, Meghan instó a las jóvenes a desafiar a sus líderes para que luchen de manera más decidida contra la injusticia social y la desigualdad de género, la violencia armada, la conciencia sobre la salud mental y la reforma del sistema de justicia penal. “Sigue desafiando, sigue presionando, haz que se sientan un poco incómodos. Porque es solo con esa incomodidad que realmente creamos las condiciones para reimaginar nuestros estándares, nuestra política y nuestro liderazgo”. También señaló que había que hacer esta lucha con compasión y citó al Dalai Lama: “La compasión no significa que no debamos sentir enojo e indignación cuando vemos una injusticia flagrante a nuestro alrededor, por supuesto que sí. Pero te desafío a que amplíes ese sentimiento. El Dalai Lama dijo: ‘La compasión es el radicalismo de nuestro tiempo’. La compasión significa ver el dolor y el sufrimiento de los demás y saber que es nuestro deber tratar de ayudar a aliviarlo”.
LAS PÉRDIDAS QUE COMPARTIMOS
En la última carta que la duquesa de Sussex publicó ayer en el diario The New York Times aborda un tema del que poco se habla, pero que con frecuencia ocurre: los abortos involuntarios y la empatía. En un relato conmovedor cuenta su propia pérdida y cómo ha tratado de superarlo. “(...) Me hice una coleta antes de sacar a mi hijo de su cuna. Después de cambiarle el pañal, sentí un fuerte calambre. Me dejé caer al suelo con él entre mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a ambos tranquilos. La alegre melodía contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien. Sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo”.
Continúa el personal texto recordando un episodio que la lleva a la reflexión. “Recordé un momento el año pasado cuando Enrique y yo estábamos terminando una larga gira por Sudáfrica. Yo estaba agotada. Estaba amamantando a nuestro hijo pequeño y estaba tratando de mantener una cara valiente ante los ojos del público. ‘Estás bien? Me preguntó un periodista’. Le respondí con sinceridad, sin saber que lo que decía llegaría a tantas personas (...) Mi respuesta improvisada pareció autorizar a la gente a poder decir su propia verdad. Pero responder honestamente no fue lo que más me ayudó, sino que fue la pregunta en sí. “Gracias por preguntar”, dije. “No hay mucha gente que me haya preguntado si estoy bien”. Sentada en una cama de hospital, viendo cómo a mi esposo se le partía el corazón mientras trataba de sostener los pedazos rotos del mío, me di cuenta de que la única forma de comenzar a curarse es preguntar primero: ‘¿Estás bien?’. ‘¿Estamos bien nosotros?’”.
En el resto de su misiva Meghan Markle cuestiona porqué el aborto espontáneo siendo tema tabú. “En el dolor de nuestra pérdida, mi esposo y yo descubrimos que en una habitación de 100 mujeres, entre 10 y 20 habrían sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, a pesar del asombroso parecido de este dolor, la conversación sigue siendo tabú, llena de vergüenza (injustificada) y perpetua un ciclo de duelo solitario”. Más adelante, exhortó a que todos se comprometan a ser empáticos y pregunten a los demás si está bien, sobre todo en estos tiempos de pandemia y distanciamiento. “Al ser invitados a compartir nuestro dolor, juntos damos los primeros pasos hacia la curación”.
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