En una habitación de su departamento de Santiago de Surco, Guillermo Rossini (Lima, 1932) ha creado un santuario personal donde cada trofeo, medalla y fotografía narra una historia de sacrificio y éxito. En este espacio, también repleto de archivos periodísticos y al que acude cada vez que la nostalgia lo invade, una foto de su madre ocupa un lugar de honor. Desde aquí, alejado de los reflectores, escenarios televisivos y cabinas radiales; pero nunca de las bromas, el actor de 91 años nos sumerge en sus recuerdos más entrañables e íntimos.
“Hace cuatro años, durante la pandemia, por mi edad y al estar en el grupo de riesgo, me dieron descanso en ‘Los Chistosos’, y hasta ahora sigo descansando (ríe). Hubiese querido despedirme, pero soy muy sentimental”, confiesa.
En 1959, mientras trabajaba como visitador médico, Rossini, alentado por un amigo, participó en un concurso de imitaciones organizado por Augusto Ferrando. Tras ganar entre cien concursantes, el icónico presentador de “Trampolín a la fama”, lo llevó a su peña y a la radio, donde el actor realizó sus primeras imitaciones de figuras políticas, además de narradores hípicos como Juan Ramírez Lazo y Federico Roggero, y otros personajes destacados de la época.
“Fui el primero en imitar a políticos. Mi primera imitación fue a Manuel Prado. El ex presidente del Perú se paseaba en carroza, con esmoquin, por Jirón de la Unión. Salía sin escolta porque en ese tiempo no habían ‘pericotes (ríe). Después imité a Juan Velasco Alvarado y a Francisco Morales, también a los alcaldes Luis Bedoya Reyes y Alfonso Barrantes”, narra.
“Con Barrantes nos hicimos muy amigos. Siendo alcalde, me visitaba en mi casa. Fue el único político honrado que conocí. Murió pobre”, señala con nostalgia. Además, Rossini asegura haber sido el responsable del nombre del programa social “Vaso de Leche”.
“En ‘Risas y Salsa’ inventé el nombre. Barrantes nunca dijo que iba a dar a los niños un vaso de leche, sino ‘Un millón de desayunos’. Pero yo hice un hincapié (imita la voz de Barrantes): ‘Vamos a darle un vaso de leche a toda la ciudadanía, vamos a traer 500 vacas de Suiza y cada ciudadano tendrá derecho a una mamadita’ (ríe)”.
Durante el gobierno militar de Velasco Alvarado y luego de Morales Bermúdez (1968-1980), Rossini se encontró con una barrera que limitaba su creatividad: en Canal 7 no le permitían hacer imitaciones de los líderes militares. Sin embargo, en una ocasión, el compositor Augusto Polo Campos lo invitó a un aniversario del cuartel de la escolta para realizar un show. Fue allí donde el artista, desafiando las restricciones, decidió imitar a Morales Bermúdez, quien estaba presente.
“Cuando lo imitaba, los militares lo observaban atentamente para ver si se reía, y cuando lo hizo, todos lo siguieron. Entonces, le pregunté por qué no me dejaban imitarlo en la radio. Y me respondió (imita la voz del militar): ‘¿Son así de sobones? Si usted no me ofende, no hay ningún problema, Rossini’”, señala. “No había imitadores de políticos. En ese tiempo no existían los Álvarez ni los Benavides”, añade.
De madre española, padre peruano y abuelo suizo, el humorista debutó en televisión en Canal 5 con el programa “Telecataplún”, un espacio de humor con guiones de Sofocleto. Luego pasó a “Estrafalario” en el canal del Estado, logrando importantes niveles de sintonía.
“Después pasamos todos a Risas y Salsa con el libretista argentino Aldo Vega. Allí estuve más de 15 años. Luego, me fui a ‘Risas de América’. Nos hemos paseado por todos los canales”, comenta.
Chola pionera
Entre sus imitaciones más memorables de figuras de la televisión destacan Pablo de Madalengoitia, Leopoldo Fernández, Ingeborg Zwinkel (la Gringa Inga), Osvaldo Cattone, y los periodistas deportivos Óscar Artacho y Pocho Rospigliosi. Además, fue el creador del entrañable personaje de la chola Eduviges.
“Fui el primero en crear una chola en la televisión. Fue durante la época de ‘Estrafalario’. Su pareja era Petipán. Lo hacía con mucha altura y respeto. Me vestía como se visten las cholas”, enfatiza con orgullo.
Tiene su esencia
Guillermo Rossini, no solo ha dejado una marca indeleble en la televisión, también en la radio, un espacio en el que estuvo durante más de seis décadas. Su último programa, “Los Chistosos”, fue su creación, asegura.
“Estaba solo en la radio, trabajando con una locutora y contando chistes. La gente me enviaba cartas, y así hicimos el Campeonato Nacional del Chiste. Había una productora que me decía: ‘¿Cuándo traes un chistoso como invitado?’. Me parecía una palabra despectiva, pero igual traía a Melcochita y a Barraza. Ella insistía en que siguiera trayendo chistosos. Ahí nació el nombre. Fui el creador de ‘Los Chistosos’”, destaca.
A fines de los años ochenta, incursionó brevemente en el ámbito de la política y en 1986 se convirtió en regidor del distrito de Jesús María por el Partido Popular Cristiano, cargo en el que fue reelegido en 1989. Durante su gestión, asumió la responsabilidad de la Comisión de Espectáculos y de la Biblioteca.
Encuentra paz en el descanso
A sus 91 años, Guillermo Rossini confiesa que los problemas de salud que enfrenta lo han llevado a valorar el reposo, la tranquilidad y el tiempo en casa junto a su esposa, Eloísa Effio. No extraña la televisión ni las cabinas de radio porque pese a su alejamiento de los medios desde hace ya varios años sigue disfrutando del cariño y el respeto de la gente.
“Tengo un marcapasos, hace un mes me lo cambiaron. En la femoral tengo una arteria con un stent, tres bypass, y me detectaron un aneurisma en la arteria aorta abdominal. Gracias a INCOR (Instituto Nacional Cardiovascular), tuve la suerte de que me operara en Houston un médico alemán, uno de los más grandes del mundo. Lo último ha sido una operación al colon. Estoy hasta el colon (ríe)”, refiere Rossini con su característico sentido del humor.
“No extraño los escenarios porque mi memoria ya no es la misma, prefiero descansar. Después de tantos años de trabajo y tantas operaciones, necesito tranquilidad. Es el momento de cuidarme y de disfrutar de las cosas simples de la vida”, finaliza con una mirada serena.