La actriz Angélica Espinoza Stransky, mejor conocida como Angélica Aragón, apellido que adoptó en homenaje a su abuela paterna, Fredesvinda Aragón, fue pilar preponderante de la época dorada de las telenovelas mexicanas (años 80 y 90). Interpretó personajes memorables en aclamados melodramas, como “Vivir un poco” y “Mirada de mujer”; pero cuando sintió escasez de proyectos destacados en la pantalla chica volcó su talento exclusivamente hacia el cine y el teatro. La figura mexicana forma parte del elenco de actores de “No me digas solterona 2”, filme peruano que llegará a las salas de nuestro país este 14 de abril.
Dirigida por Ani Alva, la comedia de Big Bang Films reúne a un elenco de destacadas figuras. Además de Aragón actúan Patricia Barreto, Marisol Aguirre, Fiorella Rodríguez, André Silva, Anahí de Cárdenas, Merly Morello, Marisa Minetti, Mabel Duclós, Regina Alcóver, Ethel Pozo, la cantante criolla Eva Ayllón, entre otros.
¿Cómo fue el reencuentro con el elenco de “No me digas solterona” y el Perú para esta segunda parte de la película?
Fue delicioso porque, además, ya habíamos visto toda la primera película, entonces ya había quedado muy establecido el tono de comicidad y la complicidad entre nosotras, sobre todo con Patricia Barreto, con quien hay una amistad cercana. Creo que Ani supo elegir un elenco capaz de tratar estos temas con seriedad sin salirse del tono simpático de la comedia. Más allá de la filmación he podido establecer muchos vínculos de intereses en común y de afectos muy profundos.
¿Vas a estar presente en el estreno?
No podré porque el Jueves Santo tengo una presentación de María Magdalena en la Crucifixión de Cristo.
¿”Sabes si la película tendrá una tercera entrega?
No estoy al tanto de eso, pero confío en que Ani nos convoque para una tercera película. No sé si para este mismo título y tema o para otra historia.
Tu personaje puso en la primera parte muchas escenas cómicas por la relación que tiene con su hija, ¿en esta nueva etapa cuánto cambia?
Sigue preocupada con la presión de que ya pasaron muchos años y la hija parece que no sienta cabeza. Además, la mamá ya cree que se le está yendo el tren, pues una cosa es tener 30 y otra 35. Talvez sea demasiado tarde cuando se dé cuenta que quería casarse y quién sabe qué tipo de candidatos puede encontrar en una edad “avanzada”. Sin embargo el entorno de las amigas hace que ‘Tencha’ vea a su hija desde otra perspectiva. Creo que nos convencemos que los maridos que parecían los mejores no eran los ideales, pero todo esto dentro del tono amigable y lúdico que tiene Ani, que hace que los hombres también puedan ver la película sin sentirse aludidos en términos ofensivos.
En “El último rey: El hijo del pueblo”, la serie sobre la vida de Vicente Fernández, un personaje icónico del machismo de la segunda mitad del siglo XX, ¿cómo se está manejando ese tema?
Estamos cuidando mucho ese tema, estamos haciendo la serie en la perspectiva del año 2022 y el publico recibiéndola también en esta época, pues han habido grandes cambios en la percepción del hombre de sí mismo muy favorables. Hace algún tiempo llevé a mi sobrino a la casa de Fridka kalho y cuando vio las pinturas, el dolor que plasman sus cuadros, el sufrimiento físico y emocional, me preguntó por qué sufrió tanto. Le mencioné que tuvo polio y que fue atropellada por un tranvía que le rompió la columna vertebral. Pero, además, el marido, Diego Rivera, quien se puede equiparar a vicente Fernández en cuanto era un estilo de hombre muy travieso y mujeriego. Incluso, Diego engaña a Frida con su cuñada. Ese comportamiento machista era usual, muchas mujeres todavía viven en esa situación.
¿En alguna etapa de tu vida fuiste víctima de violencia machista?
Todo el tiempo se percibe alrededor, no he sido golpeada por ningún hombre, afortunadamente me he sabido defender; pero recuerdo que a los 16 años, una persona muy importante del gobierno mexicano, que era un psiquiatra -en ese momento- y a quien yo le estaba haciendo unas traducciones, corrió las cortinas de su consultorio, luego le dijo a su secretaria que se vaya. Cuando me ofreció una copa de alcohol y me dijo que me iba a mostrar unas diapositivas de su último viaje, me di cuenta que esto no iba por buen camino. No me gustó, me paré y me salí.
”El último rey” marca tu retorno a la televisión y a Televisa después de casi 26 años. ¿Qué representa en tu carrera?
Representa sin duda un regreso a la televisión. Actualmente está al aire nuevamente ‘Mirada de mujer’, empezó en octubre o noviembre del año pasado para una generación que no la vio. Para mí sin duda es un refrendo de un éxito que tuvimos entonces, pero no es suficiente tener éxito por un trabajo realizado hace tiempo, quería que sea por algo actual, por eso me embarqué en “El último rey”. Por fin entendimos en México que una serie no es una telenovela disfrazada ni corta, sino que es otro concepto mucho más cinematográfico y veloz.
¿Por qué te alejaste de las telenovelas tantos años?
Por varias razones, pero sobre todo porque absorben demasiado el tiempo del actor. Hacía una telenovela tras otra y habían muchas ofertas interesantes de cine que tenía que dejar pasar porque no tenía tiempo para atenderlas. Recuerdo que terminaba una telenovela un viernes y en ese momento me estaban entregando los capítulos de otra que empezaba el lunes. De pronto fue muy importante para mí poder hacer teatro o cine sin la presión de la TV. En un momento dado se volvió un poquito repetitivo: todas las mañanas, a la misma hora, el mismo maquillaje. A los 43 años, salí de Televisa para hacer “Mirada de mujer”, una telenovela muy distinta, que se hizo con una relación muy directa con el autor; pero luego volvimos a la telenovela tradicional y sentí que las opciones en el cine ya no las podía dejar pasar. Y no me arrepiento.
¿Es verdad que te propusieron protagonizar “Cuna de lobos”, una de las mejores telenovelas de la historia de México, pero no aceptaste?
Es cierto, me ofrecieron “Cuna de lobos”, me dijeron que la escribieron para mí. Fue inmediatamente después de “Vivir un poco”, y como era prácticamente la misma historia: una mujer que se separa de sus hijos y luego los tiene que encontrar. Imagínate, estuve buscando a mis hijos durante un año, y ahora tenía que buscar a otros. Ya quería cambiar un poco.
¿Fue para interpretar a Leonora Navarro, papel que asumió Diana Bracho?
Así es, para el rol principal.
Ahora se consumen mas series, que tienen mucho de melodrama, y las telenovelas más populares son las turcas y coreanas. ¿Qué opinas de ese cambio?
Debo decir que veo poca televisión, veo noticieros y documentales más que ficción. No he visto ninguna telenovela turca ni coreana, pero creo que más allá del impedimento del idioma se requiere otro tipo de propuesta más novedosa. Tenemos también un problema en las televisoras que han creado sus propios cuadros actorales que no enriquecen las propuestas porque son limitados ya que son de televisión, no vienen del teatro.
Curiosamente los remakes están funcionando actualmente. ¿Crees que responda a un desgaste creativo en la producción?
Creo que hay una falta de invertir en autores, pues muchas veces los guionistas se convierten en adaptadores de guiones. Lo importantes es retomar los temas interesantes y vestirlos de otro modo. Creo que necesitamos volver a escritoras.
Suena sexista.
Pero el 85% de las historias para mujeres las siguen escribiendo los hombres. La telenovela existe gracias a escritoras mujeres, como Caridad Bravo Adams, Marissa Garrido.... Únicamente mujeres escribían sobre mujeres, los varones usurparon el género y dejan mucho que desear.
¿Cuál es la producción que más te ha costado alcanzar?
De las cosas que se vuelven complicadas es el acceso al cine norteamericano. Es difícil desde las visas de trabajo, el idioma..., pues es una industria enorme. Recuerdo que un actor muy amigo mío, que fue el primero en hacer el crossover de esa transición de la televisión mexicana al cine norteamericano, me dijo un día: “Tienes que decidir si quieres ser cabeza de ratón en tu país o cola de león en Estados Unidos”. Me ha tocado hacer varias películas en Estados Unidos y te puedo decir que nuestro cine es raquítico, tarda años en estrenarse una película. Ojalá eso cambie, pero yo estoy feliz y me siento orgullosa de todo lo que he logrado. No cambiaría nada.