En el 2012, científicos de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU) habían presentado una tecnología que permitía controlar un brazo robótico con la mente. Pero ahora han dado un paso más para perfeccionarla, logrando que una mujer tetrapléjica pueda realizar movimientos complejos más complejos y sincronizados.
Jan Scheuermann es una mujer de 55 años que sufre una enfermedad neurodegenerativa, que deteriora y mata a las neuronas del cerebelo (relacionadas con el equilibrio y coordinación muscular). Provocando que esté paralizada desde los pies hasta el cuello.
Hace dos años ella fue seleccionada para participar en este proyecto de ‘control mental’. Se le implantaron dos chips en el cerebro, los cuales registran la energía producida por sus pensamientos y la transmite a los electrodos del brazo robot.
Una vez captados los impulsos eléctricos producidos por las neuronas, una computadora decodifica la información neuronal, mediante un algoritmo especialmente diseñado, y la traduce en distintos movimientos para el brazo robot.
En estos dos años, Jan ha pasado de dar sólo una palmada, a ser capaz de extender y doblar cada uno de los dedos de la prótesis, permitiendo una mayor libertad y control en los movimientos.
“El control de 10 grados (mayor libertad en el movimiento) permitió a Jan interactuar con objetos de diferentes maneras, al igual que las personas emplean sus manos para recoger objetos en función de sus formas y lo que pretenden hacer con ellos. Esperamos repetir este nivel de control con otros participantes y hacer el sistema más robusto con la incorporación de información sensorial, como el tacto para mejorar el control, de forma que las personas podrían beneficiarse algún día utilizando las interfaces cerebro-máquina en la vida diaria”, señaló Jennifer Collinger, coautora de la investigación.
Para Jan, este estudio ha significado no sólo una gran aventura, sino también una experiencia enriquecedora que le ha permitido conocer nuevos amigos y compañeros de trabajo.
Fuente: Unocero