En 1994 se observó, por primera vez, la colisión entre dos objetos en el espacio: Júpiter y el cometa Shoemaker-Levy 9. La gravedad del planeta partió al cometa en varios pedazos; por lo menos 21 de estos tenían entre 300 m y 2 km de diámetro. De las colisiones registradas, cuatro causaron explosiones que crearon agujeros en la atmósfera de Júpiter del tamaño de la Tierra.
LEE TAMBIÉN: La extraña capacidad cognitiva del pulpo
Se calcula que la energía del más grande de esos impactos fue equivalente a la detonación de 6 millones de megatoneladas de dinamita (600 veces el total de armas nucleares existentes).
—Asteroides y cometas—
Al formarse, las estrellas atraen gas y materiales dispersos por el espacio, remanentes de estrellas anteriores. Estos materiales empiezan a orbitar en un mismo plano y se juntan, al punto que forman planetas; algunos con suficiente masa y gravedad para mantener en órbita sus propios satélites y lunas.
Parte del polvo y gas que orbita una estrella joven forma objetos más pequeños que continúan flotando y circulando por su cuenta. Estos son los asteroides y cometas.
—Hielo y roca—
En nuestro sistema solar, los asteroides son mayormente rocosos y metálicos. Orbitan el Sol en la región vasta entre Marte y Júpiter (cinturón de asteroides). Se piensa que son residuos de materiales que formaron los planetas interiores (Marte, la Tierra, Venus y Mercurio), cuya masa y velocidad los mantienen en esa región.
Los cometas son menos densos, con más hielo (gases congelados). Orbitan zonas alejadas y son remanentes de materiales que formaron los planetas exteriores (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno), que caen ocasionalmente hacia el Sol atraídos por su gravedad. Al acercarse a esta estrella, el calor provoca que pierdan hielo y polvo, lo que forma sus brillantes colas, que han maravillado a la humanidad por milenios.
“Basta observar la Luna para ver cuántos cráteres de impactos tiene: muchos pequeños, algunos enormes”.
—Trayectorias—
Algunos cometas caen al Sol y desaparecen, otros tienen trayectorias y velocidades que permiten evitar una colisión, pero la gravedad del Sol los jala y lanza de vuelta, poniéndolos en una órbita elíptica. También existen aquellos que son atraídos por la gravedad de los planetas (Júpiter y Saturno). Se ha comprobado que ciertos cometas pueden caer directamente sobre un planeta, como el Shoemaker-Levy 9.
Los asteroides son afectados por la gravedad del Sol y los planetas, en particular los más próximos (Júpiter y Marte), y ocasionalmente por otros asteroides y cometas que se acercan o chocan. Algunos han salido totalmente del cinturón, y siguen a Júpiter como rebaño distante. Otros salen en dirección al Sol y entran en trayectorias que, al igual que ciertos cometas, cruzan la órbita de la Tierra.
Que cometas y asteroides choquen con planetas y lunas es una certeza. La pregunta es con qué frecuencia y fuerza. Las distancias son vastas y las probabilidades de colisión son pequeñas. Basta observar la Luna para ver cuántos cráteres de impactos tiene: muchos pequeños, algunos enormes. La Tierra también, pero la actividad geológica, la erosión climática y la vegetación han cubierto la mayoría.
Uno de los impactos más grandes del que tenemos evidencia es el de Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, y que ocurrió hace unos 65 millones de años. Un asteroide de más de 10 km de diámetro causó un impacto equivalente a unos 5.000 millones de megatoneladas de dinamita, más de 20.000 millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Su impacto habría desencadenado una serie de tsunamis de alcance global, el primero –posiblemente– de más de 1 km de altura. Además de trastornos climáticos extremos, dejó un cráter de más de 150 km de ancho y 30 km de profundidad. También acabó con el 75% de todas las especies animales y vegetales de la Tierra, incluyendo los dinosaurios.
—Defensa del planeta—
Se calcula que asteroides de unos 50 m de diámetro, que podrían causar serios daños, impactan en promedio una vez por siglo; y los de 140 m de diámetro o más, que podrían destruir una ciudad, caen en promedio cada 10.000 años. Pero no hay regularidad, por lo que podrían ocurrir en millones de años o el mes entrante.
Este riesgo propició, desde fines del siglo XX, varias iniciativas para detectar, observar y alertar sobre los llamados objetos próximos a la Tierra: asteroides y cometas cuyas órbitas podrían presentar un riesgo de colisión. En el 2013 se creó la Red Internacional de Alerta de Asteroides, que vincula a astrónomos y a las agencias espaciales del mundo. La NASA ahora tiene varios programas bajo su Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria. Todos estos esfuerzos se valen de telescopios, radares y satélites. Eventualmente podría contarse con observatorios basados en la Luna y Marte.
“Se calcula que asteroides de unos 50 m de diámetro, que podrían causar serios daños, impactan en promedio una vez por siglo”.
Ya se han identificado más de un millón de asteroides y 26.000 objetos próximos a la Tierra cuyas trayectorias están siendo rastreadas. Cada semana se descubren unos 30 más; felizmente, solo un pequeño porcentaje es considerado potencialmente peligroso, y hasta ahora ninguno presenta un riesgo inmediato. Sin embargo, ya se están trabajando métodos para defender al planeta. A fines de año, la sonda estadounidense Experimento para Reorientación del Asteroide (DART, por sus siglas en inglés) viajará para interceptar un asteroide que no presenta peligro y desviar su órbita.
Todo esto ayuda a poner en perspectiva lo extraordinaria y vulnerable que es nuestra existencia. Aunque la humanidad parece dedicada a arruinar las condiciones ambientales que han permitido la civilización. También es cierto que nuestra especie es la única que está desarrollando la capacidad para salvar al planeta de amenazas potencialmente mayores que el consumismo irresponsable.
TE PUEDE INTERESAR
- Simbiosis digestiva: la flora intestinal
- La papa, el regalo de los incas al mundo
- Los árboles: innovación y desarrollo
- La evolución de las plantas terrestres
- Algas, los primeros pulmones de la Tierra
- Los cactus, hermosas suculentas
SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER
Contenido Sugerido
Contenido GEC