Dentro de unos días la Luna se acercará a nosotros más que de costumbre. De hecho, no se ha mostrado tan atrevida en décadas. En las vísperas del próximo 14 de noviembre, desde la Tierra se podrá observar la superluna más grande en casi 70 años.
Las superlunas son resultado de la casualidad, según dijo la astrónoma británica Heather Couper a la BBC. "La Luna gira alrededor de una órbita elíptica, por lo que puede venir muy cerca de nosotros y, si eso coincide con la luna llena, entonces puede parecer absolutamente enorme", explica.
Esta coincidencia ocurrirá el 14 de noviembre y será extraordinaria por su distancia. Y es que el satélite natural no se aproximaba tanto a la Tierra desde 1948, y no planea volver a hacerlo hasta el 2034.
En esta ocasión, la Luna se encontrará 48.280 kilómetros de la Tierra. A excepción del eclipse de superluna del 2015, no ha habido ni habrá una luna llena tan especial en mucho tiempo (aun cuando se den curiosamente tres superlunas consecutivas en los últimos tres meses del año: la anterior ocurrió el 16 de octubre y la última será el 14 de diciembre).
-¿Cuál es la mejor manera de ver una superluna?-
Lo primero, por supuesto, es desplazarse a un lugar abierto y apacible, alejado de las grandes ciudades y de la iluminación artificial muy potente.
Al igual que cualquier luna llena, el cuerpo celeste se ve más grande y extraordinariamente brillante si se observa cuando aparece en el horizonte.
Aunque las superlunas se ven un 14% más grandes y un 30% más luminosas que las lunas llenas comunes, son todavía más sorprendentes cuando están en la línea del horizonte y no en lo alto del cielo.
El experto del Observatorio Naval de Estados Unidos (USNO, por sus siglas en inglés) Geoff Chester explica que esto es resultado de una ilusión óptica, según cita la NASA. Se trata de un efecto óptico que no entienden del todo ni astrónomos ni psicólogos.
Por su lado, Couper indica que las superlunas se pueden ver más grandes si se miran a través de los árboles o las casas.
Algunos expertos sugieren otro método cuanto menos curioso para disipar la ilusión: una persona puede darle la espalda a la Luna, agacharse y mirar el cielo por entre las piernas.
-Sorpresas para descubrir-
En la zona de la Luna que será visible el próximo 14 de noviembre, hay infinidad de cráteres generados por el impacto de meteoritos y la actividad volcánica de hace miles de millones de años.
Los contrastes entre las áreas que reflejan la luz del Sol (las montañas) y las explanadas que permanecen en la sombra (los mares) se pueden convertir, utilizando un poco de imaginación, en las más sorprendentes figuras.
Ahora que la veremos más grande y brillante, tendremos una excelente oportunidad para descubrir las figuras ocultas en la geografía lunar.
Una de las siluetas más reconocibles es la de un conejo con largas orejas. Tan fascinante es la imagen que los mayas crearon una leyenda para explicar lo que entonces era un misterio.
La leyenda involucra al dios Quetzalcóatl quien, ante el acto de generosidad de un conejo que se ofreció a alimentarlo en un momento de extrema necesidad, decidió elevarlo hasta la Luna en señal de agradecimiento. De esta manera, la imagen del conejo sería vista por todos y para la eternidad.
Los observadores más agudos -Cleopatra y Abraham Lincoln entre ellos- dijeron haber visto un rostro humano en la superficie de la Luna. Seguramente fue el mismo que inspiró la famosa secuencia del filme Le Voyage dans la Lune (Viaje a la Luna), del pionero cineasta francés George Meliés.
Incluso, hay quien logra ver a Elvis Presley, un par de manos, un árbol, mujeres, sapos, a Jesucristo y hasta a un hombre cargando leña. No obstante, distinguir la famosa liebre es suficiente diversión para la mayoría.
-Contra los mitos y falsas creencias-
Durante una superluna no hay que esperar el fin del mundo, por supuesto, como tampoco un aumento de las tasas de criminalidad.
Entre muchos mitos que se repiten, suele decirse que estos fenómenos tienen algún efecto sobre los delincuentes y que en las noches de luna llena proliferan los malos hábitos.
Pero los científicos han descartado la idea de que este fenómeno pueda causar comportamientos extraños, como la licantropía -alucinación que hace creer que uno es o puede transformarse en un animal- o los desastres naturales de cualquier tipo.
Según Scott O. Lilienfeld, psicólogo de la Universidad de Emory (Estados Unidos), no importa qué tan cerca o lejos pase, la Luna no incita crímenes, como sugiere la creencia popular.
Estudios que han tratado de documentar este tipo de conexiones encontraron "una gran cantidad de nada", según expresa Lilienfeld, autor del libro "50 grandes mitos de la psicología popular".
El académico concluye que una razón clave podría ser la forma en que las personas conectan unas ideas con otras: "Cuando hay luna llena y se cometen crímenes, hacen la relación. Pero cuando no pasa nada y hay luna llena, no hacen la relación".