Por el simple hecho de nacer, el ser humano tiene un riesgo del 12% de desarrollar cáncer. La cifra puede llegar al 80% si se detecta que uno tiene o tuvo familiares con la enfermedad. Y es que el cáncer tiene un origen genético; es decir, es producto de una acumulación de mutaciones en los genes. Hoy en día, para tratarlo o para detectarlo de forma temprana, es necesario analizar detenidamente el genoma del paciente y el del tumor mismo en busca de alteraciones.
–Una nueva pista–
Bajo esa noción, un trabajo en conjunto entre investigadores de la Universidad de San Martín de Porres (USMP) y Oncosalud analizó en 18 familias peruanas el riesgo de cáncer de mama hereditario.
Durante la investigación, que consistió en la observación de alteraciones en los genes BRCA 1 y BRCA 2 –vinculados al cáncer de mama y de ovario hereditario–, detectaron una mutación en estos genes jamás antes descrita, y que significaría un nuevo indicador para establecer la probabilidad de tener estos tipos de neoplasias.
“Encontrar esta nueva mutación es importante porque uno puede identificar las causas del cáncer. Lo ideal será confirmar si se trata de una mutación propia de la población peruana”, dijo a El Comercio José Luis Buleje, doctor en biología y genética molecular de cáncer, que participó en la investigación.
–Enfermedad única–
El hallazgo de Buleje y su equipo no solo reafirma la necesidad de estudiar el genoma para combatir el cáncer, sino que muestra que la enfermedad varía ampliamente dependiendo de la persona, con características genéticas propias, así como un propio ritmo de evolución.
“Cuando el especialista analiza un caso de cáncer, se da cuenta de que este tiene cientos de miles de mutaciones genéticas propias. El tumor de Juan no es igual al tumor de Luis o al de Alberto, pese a que puedan tener el mismo tipo de cáncer”, explicó a este Diario Yasser Sullcahuamán, jefe de la unidad de genética del Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
Para el oncólogo Elmer Huerta, el objetivo de los especialistas hoy en día es desarrollar tratamientos que ataquen directamente a las distintas alteraciones genéticas que tienen los tumores.
“La idea es personalizar un tratamiento para que sea tan exclusivo como una huella digital o un genoma”, indicó el experto.
“Cuando podamos distinguir variantes genéticas, podremos tener tratamientos personalizados”, agrega.