Hace una década Bill Ludwig y Doug Olson estaban gravemente enfermos, sufrían un tipo de leucemia que ya no respondía a los tratamientos. Ambos fueron los primeros en someterse a la que entonces era una nueva terapia celular, CAR-T, que les ha mantenido diez años en remisión.
Un estudio que publica hoy Nature recoge los detalles sobre la mayor persistencia de la terapia CAR-T registrada hasta la fecha contra la leucemia linfocítica crónica (LLC) y muestra que estas células siguen siendo detectables diez años después del tratamiento con remisión sostenida.
La terapia de células T receptoras de antígenos quiméricos (CAR) es un medicamento vivo fabricado para cada paciente a partir de sus propias células.
Se trata de recoger los linfocitos T, que forman parte del sistema inmunitario, modificarlos mediante ingeniería genética en el laboratorio y volver a administrarlos al enfermo para que ataquen de forma más efectiva el cáncer.
Cuando hace diez años fueron los primeros en participar en un ensayo clínico en la Universidad de Pensilvania (EE.UU), Olson llevaba enfermo desde 1996 y Ludwig desde 2000, su estado era muy complicado y se quedaban sin opciones de supervivencia.
Sin embargo, el novedoso tratamiento erradicaría su leucemia en fase terminal el mismo año de su aplicación e inauguraría una nueva era de medicina altamente personalizada.
“Esta remisión a largo plazo es notable, y ser testigo de que los pacientes viven sin cáncer es un testimonio de la tremenda potencia de este ‘fármaco vivo’ que actúa eficazmente contra las células cancerosas”, dijo Joseph Melenhorst, de la Universidad de Pennsilvania y primer autor del estudio.
A día de hoy, Olson, antiguo científico sigue en buena salud e incluso corre medias maratones, sin embargo Ludwig falleció a comienzos de 2021 debido a las complicaciones de la covid-19.
La leucemia linfocítica crónica (LLC) es el primer cáncer en el que se estudiaron y utilizaron las células CAR-T en la citada universidad y el tipo más común de leucemia en adultos.
Con los años el tratamiento ha mejorado, pero se trata de una enfermedad incurable con los enfoques estándar y, con el tiempo, los pacientes pueden volverse resistentes a la mayoría de las terapias.
Los investigadores observaron la evolución de las células CAR-T a lo largo del tiempo, con la aparición de una población de linfocitos CD4+ altamente activados que se convirtió en dominante en ambos pacientes.
Los datos sugieren dos fases distintas de las respuestas de la terapia con células CAR-T en estos pacientes. La inicial dominada por las llamadas células T asesinas y una remisión a largo plazo controlada por las T CD4+.
En los años siguientes, las CD4+ siguieron demostrando características de destrucción de células tumorales y proliferación continua, lo que constituye “un sello distintivo de la eficacia de las células CAR-T contra el cáncer: su intensa capacidad para sobrevivir y prosperar dentro del organismo”, indicó la Universidad de Pensilvania.
Esta terapia ha sido “extremadamente eficaz para leucemias y linfomas específicos y esperamos continuar nuestros esfuerzos en estos cánceres al tiempo que estudiamos su impacto en los tumores sólidos con la investigación en esta área para ver un mayor desarrollo en los próximos años”, destacó otro de los autores de la investigación, David Porter.
La universidad ha comenzado a probar las células T de próxima generación en más cánceres de la sangre, incluidos los linfomas, y contra los desafiantes cánceres de tumores sólidos.
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