Millones de personas en todo el mundo han recibido las vacunas contra el COVID-19. Algunos países, que tienen una mayor proporción de vacunados, ya aplicar una tercera e incluso cuarta dosis, mientras que otros países aún intentan proteger a su población más vulnerables.
Algunos naciones han decidido aplicar la cuarta inyección a su población en mayor riesgo, y dentro de ella, a grupos específicos en los que se ha demostrado que la protección contra la enfermedad decae rápidamente: las personas con inmunosupresión.
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Es así que el Perú ha comenzado a aplicar la cuarta dosis a este reducido grupo, una decisión que va en la línea de las políticas de salud de otros países del mundo como Estados Unidos, Israel, Reino Unido, Suecia… y más cerca: Chile, Cuba y México.
¿Por qué solo ese grupo?
Si bien los grupos prioritarios para la inmunización han sido -desde un inicio- los adultos mayores de 60 años y aquellos que tienen comorbilidades que los ponen en mayor riesgo de desarrollar COVID-19 grave, no todos necesitan una cuarta dosis. La tercera o refuerzo, que se aplica masivamente para hacer frente a la variante Ómicron, es suficiente -por el momento- para proteger a esta población, dicen los expertos consultados por El Comercio.
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En cambio, hay evidencia generada en diversos países que muestra que las personas inmunosuprimidas -aquellas que tienen el sistema inmune debilitado debido a los medicamentos que toman o a los efectos secundarios de terapias oncológicas- tienen dificultades para mantener la producción de anticuerpos neutralizantes contra el virus.
Incluso antes del surgimiento de la variante Ómicron, la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) ya recomendaba la aplicación de una tercera dosis en “este grupo pequeño y vulnerable”, en momentos en que solo se recomendaban dos dosis.
“En los pacientes inmunosuprimidos sí hay evidencia sobre la importancia de una cuarta dosis. ¿Qué ha pasado? En los pacientes oncológicos, aquellos que están inmunosuprimidos por corticoides o los que tienen defensas muy bajas por diversas enfermedades, se ha demostrado que aún con la tercera [dosis] la producción de anticuerpos decae muy rápido, pues están sometidos a quimioterapia, terapia inmunológica, biológica. A pesar de una tercera, vuelve a caer rápido. En estos pacientes, hay evidencia de que aplicarles una cuarta dosis los mantiene protegidos por seis meses más”, nos explica el médico infectólogo Juan Carlos Celis, presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT).
“Nos estamos guiando por las recomendaciones de otros países como Estados Unidos, Chile e Israel y la recopilación de la evidencia científica para la aplicación de la cuarta dosis”, aseguró a la Agencia Andina el director ejecutivo de Prevención y Control de Cáncer del Ministerio de Salud, Víctor Palacios.
Pero organismos como la Organización Panamericana de la Salud han pedido cautela con la aplicación de la cuarta dosis para la población en general, pues la evidencia actual muestra que una tercera dosis es suficiente, y que la aplicación de un segundo refuerzo debe evaluarse para grupos específicos.
Juan Carlos Celis, en esa línea, aclara que la necesidad de una cuarta dosis en este grupo específico no implica que todos la necesitemos, ya que las cifras globales han demostrado, en el Perú y el mundo, que un refuerzo ha sido suficiente para contener las olas por Ómicron, que si bien han tenido una gran cantidad de casos, no han sido tan letales como las anteriores, cuando el avance de la vacunación era limitado.
“Sobre la tercera no debe quedar duda de que ayudó a que muchas personas no mueran en la tercera ola […] Pero no tenemos datos que demuestren que debemos aplicar dosis adicionales constantemente a la población en general, porque la pandemia aún no ha terminado. Sobre esta cuarta, en este pequeño grupo de pacientes, sí hay evidencia”, reitera.
Se necesita más evidencia para la aplicación masiva
Hay datos iniciales que mostrarían que la aplicación general de la cuarta dosis no tiene un importante efecto, como sucedió en Israel, que la aplicó a su población mayor de 18 años, recuerda el médico infectólogo.
El especialista hace referencia a un estudio preliminar difundido en enero que analizó el efecto de la cuarta dosis aplicada a la población en general en Israel. En el artículo se detalla que este segundo refuerzo, con las vacunas de Pfizer o Moderna, no fue suficiente para evitar el contagio, aunque sí previno la enfermedad grave, algo que ya hacía la tercera dosis.
El ensayo clínico se realizó en el personal sanitario del Centro Médico Sheba, en Tel Aviv (Israel). Con esto datos, Gili Regev-Yochay, líder de la investigación y jefa del servicio de enfermedades infecciosas de dicho centro médico, pidió revaluar el grupo etario al que se debe dirigir la cuarta dosis y solicitó que se enfoque en personas adultas mayores, no en la población en general.
En el país, en un primer momento, se ha anunciado que se aplicará la cuarta dosis a más de 80,000 peruanos que viven con cáncer.
Hasta el momento, más de 62,7 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19 en el país. Un 66.2% de la población vulnerable ha recibido el refuerzo.
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