A algunos les sonará el nombre, otros lo reconocerán al ver su foto. El epidemiólogo Anthony Fauci fue uno de los personajes principales durante la pandemia del COVID-19.
Muchas de las decisiones tomadas por varios países en el mundo estaban basadas en lo que se hacía en EE.UU. El doctor Fauci fue el asesor presidencial en temas de enfermedades infecciosas en ese país durante la pandemia, tanto en la administración de Donald Trump como en la de Joe Biden. Este crucial papel hizo que sea considerado un héroe por algunos y un villano por otros.
LEE TAMBIÉN | La solución puede estar en la vacuna que funciona al revés
La semana pasada, Fauci –que a finales del 2022 dejó su cargo de director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.– publicó un artículo en la página editorial de la revista “Science Translational Medicine” titulado “Lo que me mantiene despierto por la noche”. Ahí hace un balance de la pandemia, asumiendo los errores cometidos y los aprendizajes ganados.
Fauci confiesa que lo que no lo dejaba dormir, antes del 2020, era la posibilidad de que apareciera un patógeno, propagado por vía respiratoria, que causara una considerable morbilidad y mortalidad. “Durante los últimos tres años y medio, todos hemos estado viviendo mi peor pesadilla: una pandemia mortal causada por el SARS-CoV-2, exactamente el tipo de virus que más temía”, escribe.
Para el epidemiólogo, durante la pandemia hubo dos enfoques: el científico y el de salud pública. Considera que el primero fue el más exitoso, pues “el logro de tener una vacuna segura y altamente efectiva llegando a los brazos de las personas, lo que resulta en millones de vidas salvadas, en 11 meses desde el momento en que se conoció la secuencia del virus, no tiene precedentes”.
Sin embargo, en salud pública “la falta de comunicación y coordinación entre los estados y el gobierno federal tuvo un claro impacto negativo en la respuesta a la pandemia en EE.UU.”. Agrega que los problemas en la cadena de suministro, entre otros problemas, hicieron que ese país tuviera un comienzo lento en su respuesta al COVID-19.
LEE TAMBIÉN | Sobre “momias alienígenas”, congresos y falta de evidencias
Además, indica que “la desinformación demostró ser enemigo de una buena implementación de la salud pública no solo en EE.UU., sino también en muchos países del mundo”.
Como balance final, Fauci espera que los aprendizajes perduren y desencadenen un interés y apoyo sostenidos tanto a lo científico como a la salud pública. “De lo contrario, muchos de nosotros pasaremos mucho tiempo despiertos en la cama o tendremos pesadillas mientras dormimos”, concluye.