La dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 pierde eficacia en la protección ante la variante ómicron a partir de las diez semanas desde su aplicación, según un estudio sobre los riesgos de la cepa elaborado por la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKSHA, por sus siglas en inglés).
La Agencia, que publica cada semana un informe con los principales datos de la evolución de la variante, ha advertido de que los relacionados con la efectividad de la vacuna contra la enfermedad sintomática y la tasa de reinfección confirman “propiedades de evasión inmunitaria sustanciales”.
Si bien ha señalado que no hay datos “suficientes” para hacer una evaluación sobre la eficacia en la enfermedad grave para ómicron en comparación con la variante delta, la UKSHA ha apuntado a que las pruebas preliminares reflejan que la “disminución de la eficacia de la vacuna contra la infección sintomática se produce más rápidamente” con la nueva variante.
“Esto es visible, como se esperaba, pasado el tiempo después de la segunda dosis, y también puede ser así tras la dosis de refuerzo a partir de las diez semanas”, ha aseverado la agencia.
En concreto, ha cifrado entre un 15 y un 25 por ciento la reducción de la protección tras esa la décima semana desde la administración de la vacuna de refuerzo. No obstante, ha incidido en que la eficacia de la vacuna contra la enfermedad grave se mantiene, especialmente después de esa dosis.
Por otra parte, la UKSHA ha determinado que en casos de infección de la variante ómicron desciende el riesgo relativo de hospitalización, en comparación con delta, según tres análisis realizados en Reino Unido y cuyos resultados coinciden con datos de Sudáfrica.
La agencia ha precisado, no obstante, que estos análisis son preliminares debido a que el número de contagiados con ómicron hospitalizados actualmente es “escaso” y la propagación de la variante en grupos de mayor edad es “limitada”.
“No hay datos suficientes sobre la gravedad de la enfermedad una vez en el hospital o la mortalidad. Los datos disponibles sugieren que la reducción del riesgo observada en Reino Unido probablemente sea en parte una reducción de la gravedad intrínseca del virus y en parte a la protección proporcionada por la infección previa”, ha manifestado la UKSHA, para añadir que no se puede “cuantificar con seguridad” las contribuciones relativas de estos dos factores en la actualidad.
Así las cosas, ha avisado de que pese al “menor” riesgo de hospitalización observado, el rápido crecimiento de casos --tiene un mayor riesgo de transmisión que delta-- y las propiedades de evasión inmunitaria de ómicron “pueden dar lugar a un número muy elevado de ingresos hospitalarios”.
El riesgo de hospitalización, ‘alentador’
El ministro de Sanidad, Sajid Javid, ha calificado los datos del informe sobre un riesgo reducido de hospitalización como “alentadores”, pero ha apuntado que la preocupación del Gobierno británico sigue siendo el impacto de la propagación “extremadamente rápida”.
“Desde que estamos aprendiendo sobre esta variante, nuestra estrategia ha sido comprar tiempo, tiempo para evaluar y para preparar nuestras medidas. Hay todavía mucha preocupación, pero estamos aprendiendo más sobre ella”, ha añadido en un vídeo difundido en su perfil de Twitter.
De esta manera, ha subrayado que la “mejor” forma de protección contra la pandemia y la variante ómicron sigue siendo la vacunación. “Si bien dos dosis de la vacuna no son suficientes, sabemos que los refuerzos ofrecen una protección significativa contra la variante y la evidencia preliminar sugiere que esta cepa puede ser menos severa que delta”, ha sentenciado.
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