La posibilidad de curar enfermedades intratables a través de la edición de genes abre el debate ético en la comunidad científica. Dependiendo de su uso, puede ser utilizada para alterar la herencia humana, advierten los expertos.
Ahora, cientos de científicos y expertos en ética de 20 países se reúnen en una inusual cumbre de tres días sobre la ética de alterar el genoma humano.
"Podríamos estar en la antesala de una nueva era en la historia de la humanidad", dijo el martes el premio Nobel David Baltimore, del Instituto de Tecnología de California, durante la inauguración de la cumbre para examinar lo que definió como "profundas y perturbadoras preguntas".
"La cuestión principal es cuándo querríamos utilizar la edición de genes para cambiar la herencia humana", indicó.
Es un tema que cobró urgencia después de que investigadores chinos hicieran el primer intento de alterar genes en embriones humanos, un experimento en laboratorio que no funcionó bien pero trajo consigo la posibilidad de que un día se realice ingeniería genética que vaya más allá de ayudar a una persona enferma, y que podría transmitir genes modificados a futuras generaciones.
"Eso realmente toca el tema de cómo utilizar esta tecnología de forma responsable", dijo la bióloga molecular Jennifer Doudna, de la Universidad de California, en Berkeley, quien inventó en conjunto la herramienta más utilizada para editar genes. Su llamado a que científicos, legisladores y el público determinen el balance adecuado en cómo será utilizada dio pie a la reunión de esta semana.
El panorama actual
A debate están las herramientas para editar con precisión genes al interior de células vivientes, encontrando secciones específicas de ADN para rebanar y reparar o reemplazar, de forma similar a copiar y pegar. Hay algunos métodos, pero uno llamado CRISPR-Cas9 es tan rápido, barato y sencillo que la investigación ahora experimenta un auge.
El potencial es enorme: Los científicos alteran animales con trastornos parecidos a los humanos para resolver los defectos genéticos que los causan. Desarrollan potenciales tratamientos para distrofia muscular, anemia falciforme y cáncer. Intentan cultivar órganos humanos trasplantables al interior de cerdos. Incluso incuban mosquitos mutantes diseñados para que no propaguen la malaria y exploran formas de eliminar especies invasivas.
Uno de los obstáculos es la seguridad. Aunque la herramienta CRISPR es muy precisa, a veces corta la sección errónea de ADN. El martes, el pionero del CRISPR, Feng Zhang, del Instituto Broad del MIT y Harvard, reportó que retorcer las tijeras moleculares de la herramienta reduce significativamente las oportunidades de error en la sección a rebanar, una mejora que podría tener implicaciones tanto en terapias de desarrollo como en la investigación.
"La realidad es que pasarán muchos años antes de que se convierta en un tipo de terapia", advirtió Doudna.
El mayor dilema ético surge con el uso de esas mismas herramientas para realizar lo que los científicos llaman edición de "línea germinal"; es decir, la manipulación de células reproductivas — espermatozoides, óvulos o embriones — para heredar cambios a futuras generaciones.
En Estados Unidos, la edición de línea germinal para uso clínico —embarazo— "es una línea que por ahora no debe cruzarse", dijo el martes John Holdren de la Oficina de Política para Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca.
El experimento en China durante resaltó que más allá de los dilemas éticos, la alteración de embriones no está lista para su uso en el mundo real ya que esos cambios poco precisos representan el riesgo de arreglar un problema y provocar otro.
Pero existe polémica sobre cómo y cuándo se deben seguir los experimentos de laboratorio para ver si eventualmente funcionarán. Y al igual que las clínicas fraudulentas de células madre atraen a pacientes desesperados, existe la preocupación sobre el mal uso de las técnicas de alteración genética hasta que queden comprobadas.
Alrededor del mundo, leyes y directrices varían considerablemente sobre el tipo de investigación de genoma o hereditaria que se permite. Algunas prohíben todo tipo de investigación, otras admiten investigación en laboratorios pero no embarazos; algunas no tocan el tema. En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud no otorgan fondos para la investigación del genoma, pero admiten financiación privada.
Lo que un país intente "tendrá consecuencia en los otros", recalcó Holdren.
Fuente: AFP