Europa fijará su hoja de ruta para tratar de permanecer en la carrera espacial frente a una competencia que se refuerza y a nuevos rivales privados, en una decisiva reunión de la Agencia Espacial Europea (ESA) la próxima semana en España.
Unos 14.300 millones de euros serán solicitados a los ministros de los 22 Estados miembros de la ESA, reunidos el miércoles y el jueves en Sevilla, para elegir los programas espaciales de los tres próximos años.
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El monto supera en 4.000 millones de euros el último presupuesto aprobado en la reunión de 2016. La nueva partida se sumará a la contribución de 16.000 millones de euros en siete años ya votada por la Unión Europea.
“Hay una voluntad de hacer más, de tener un programa científico más ambicioso y de desarrollar nuestras infraestructuras a la altura de nuestras ambiciones”, explica a la AFP Philippe Willekens, portavoz de la ESA.
Y es que en un entorno “extremadamente cambiante, Europa debe asegurarse de mantenerse ahí donde es líder y de continuar conquistando nuevos mercados”, agrega.
La conferencia de Sevilla “puede suponer el freno o el salto de la Europa espacial”, advirtió el presidente del grupo aeroespacial Arianegroup, André-Hubert Roussel, ante parlamentarios franceses.
En los últimos años, el viejo continente encadenó los éxitos: la misión del francés Thomas Pesquet a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), el GPS europeo Galileo, la construcción de la lanzadera Ariane 6... estima el grupo de reflexión francés Instituto Montaigne. Pero su posición de liderazgo “está hoy amenazada” debido a que la competencia de Estados Unidos y China se refuerza gracias a inversiones públicas masivas.
“Europa tiene sus puntos fuertes, pero no las ventajas estructurales estadounidenses y chinas”, que cuentan sobre todo con ambiciosos programas espaciales militares. “Tenemos el mismo problema desde el principio: ¿qué justificaría gastar más en el espacio?”, apunta Isabelle Sourbès-Verger, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia.
Space X y su lanzadera reutilizable
El equilibrio tradicional se ha visto además sacudido por el auge de actores privados, con Space X a la cabeza, que ha provocado la multiplicación de pequeños satélites y de sus aplicaciones (meteorología del espacio, geolocalización, objetos conectados, vehículos autónomos...)
Y Europa podría no ser suficientemente competitiva para captar estos nuevos mercados, según los expertos.
La principal preocupación es el futuro de la lanzadera Ariane 6, principal acceso europeo al espacio.
Según el Tribunal de Cuentas de la UE, su modelo económico actual “presenta riesgos” ante la feroz competencia del estadounidense Space X, que en 2017 arrebató a Arianespace su posición de líder mundial en el mercado de satélites en número de lanzamientos.
La firma de Elon Musk rebajó sustancialmente sus costos desarrollando una lanzadera reutilizable, mientras que los europeos, que al principio se mostraron escépticos, ahora están lejos de contar con una tecnología reciclable, según el Tribunal.
Pero el presidente de Arianespace, Stéphane Israël, asegura que Ariane 6 solo es “el principio de una historia” y que su construcción “abre un ciclo de innovaciones”, explica a la AFP.
Pero también advierte de que la lanzadera, cuyo vuelo inaugural está previsto en 2020, solo será competitiva a medio plazo si cuenta con lanzamientos regulares, lo que supone “muchos pedidos institucionales”.
Israël recuerda que Space X cubre el 80% de su cartera de pedidos con el Estado estadounidense, a quien “vende el doble más caro que al mercado”.
Al respecto, el presidente de Arianespace se muestra confiado, después de que Angela Merkel y Emmanuel Macron apoyaran “el principio de preferencia europea respecto a las lanzaderas”.
Con un presupuesto muy inferior a los 21.000 millones de dólares anuales de la NASA, Europa debe continuar apostando por “proyectos originales y desarrollar sus puntos fuertes”, según Sourbès-Verger. Sobre todo en el ámbito científico, como las misiones de exploración de las ondas gravitacionales, del regolito en la Luna y de las lunas heladas de Júpiter.
AFP
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