En febrero de 2021, Facebook anunció el cambio de su nombre a Meta con la clara intención de poner al metaverso en el centro de sus prioridades. Tan solo el año pasado, la compañía invirtió en esa tecnología 10.000 millones de dólares.
Y no solo la compañía de Mark Zuckerberg cree que el metaverso tendrá un gran futuro, cada vez son más las empresas de talla mundial que apuestan por este mundo de realidad virtual y aumentada, incluso, algunos especialistas consideran que se trata de un invento que revolucionará tanto nuestras vidas como lo hizo en su momento (y lo sigue haciendo) internet.
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Quizás no todos han escuchado sobre este concepto o, si es que lo han hecho, no saben de qué trata exactamente. En realidad, encontrar una explicación precisa no es tan sencillo por la simple razón de que esta tecnología aún se encuentra en sus albores y tiene un largo camino por recorrer. En la nota “¿Qué es el metaverso y qué falta para que esté disponible?” tentamos un primer acercamiento al tema. Hablamos, en todo caso, de un mundo virtual en el que las personas pueden interactuar presencialmente por medio de una experiencia tridimensional sin tener que estar físicamente.
Susana Cipriota, líder de Alianzas de Productos para Latinoamérica de Meta, en conversación con El Comercio, comenta que para ellos la visión es a largo plazo, de 10 a 15 años. Resalta, además, que no es Meta la encargada de crear el metaverso, por el contrario, su misión es poner las bases desde las cuales todos los demás participantes puedan comenzar a desarrollar sus propios proyectos y experiencias.
La ejecutiva cuenta que la compañía tiene dos grandes proyectos de realidad virtual para el metaverso, ambos accesibles mediante el MetaQuest, los lentes VR de Meta: Horizon Workrooms y Horizon Worlds. El primero es un espacio virtual donde los equipos de trabajo pueden conectarse y desarrollar ideas en conjunto, el segundo es más una plataforma social de encuentros. Sin embargo, ninguno de ellos se encuentra de momento disponible para Latinoamérica.
Cipriota conversó con este Diario acerca el metaverso, el futuro de esa tecnología y su relación con Latinoamérica, entre algunas cosas más.
—Al estar en construcción, la idea del metaverso para muchas personas puede ser un poco vaga, ¿puede definirnos qué es?
Cuando hablamos de metaverso lo más importante a remarcar es que recién estamos iniciando esta conversación. Hablamos de una visión a cinco o diez años, no decimos que es una realidad de hoy, sino una visión al futuro. Y la manera en que la visionamos es como la evolución del internet móvil: es su sucesor, una nueva plataforma que está construida con un conjunto de espacios digitales, interconectados, tridimensionales, con experiencias inmersivas envolventes que uno puede compartir, crear y explorar con amigos, porque es inherentemente social.
Y el agregado que distinguimos es la presencialidad que existe, es decir, la sensación de estar presente y compartir un espacio virtual con personas, aun no estando en el mismo lugar físico. Esto hace las conexiones mucho más significativas entre personas, amigos o compañeros de trabajo.
—¿Estamos viviendo con el metaverso algo tan grande como lo que se vivió hace varias décadas en los albores de internet?
Si hacemos un paralelismo con los noventas, sí estamos en el momento inicial del sucesor del internet móvil. En aquel entonces, cuando la conexión de internet era ‘dial-up’, ni siquiera nos imaginábamos cómo sería dentro de 20 años. Por eso también decimos del metaverso que hoy nos lo imaginamos de determinada manera, pero dentro de 10 o 15 años quizás nos sorprendan las diferentes tecnologías. Por ejemplo, en la actualidad el dispositivo de realidad virtual es un casco (Oculus, Meta Quest, etc), pero yo me imagino que en 15 años quizás tengamos unos lentes de contacto que no pesen y en los cuales se vayan agregando imágenes y ‘layers’ de información. Hacia allá vamos.
Cuando anunciamos, hace un año, el cambio de Facebook a Meta como nombre de la compañía y realmente pusimos la palabra metaverso en agenda, fue justamente para iniciar esta conversación muy temprano, porque creemos que va a ser un ecosistema, un proyecto colectivo. Necesitamos que todos estén pensando en cómo crear este mundo de una manera responsable e inclusiva teniendo a la seguridad y a la privacidad del usuario como base. Así podremos sumar más jugadores a este ecosistema tanto desde el lado privado, con compañías, agencias o los mismos desarrolladores y programadores, como desde el lado público, con asociaciones civiles, ONG, universidades y gobiernos. Que todos juntos empecemos a explorar a investigar y a capacitar a los futuros creadores del metaverso.
—¿Cuáles serán las actividades más importantes que se desarrollarán en el metaverso en los próximos años?
Desde Meta creemos que en la próxima década va a haber mil millones de personas habitando el metaverso en su vida diaria. Así como ahora en internet nos entretenemos, educamos, capacitamos, trabajamos o compramos, lo mismo nos imaginamos en el metaverso, pero de una manera mucho más significativa y con experiencias envolventes. Desde la realidad virtual puedo “ir” a ver a mi artista preferido a un concierto; en lo que es salud mental, hay aplicaciones para hacer ‘mindfulnes’; en salud física, podría jugar un partido de ping pong con un amigo que está en España mientras yo estoy en Argentina; y, en cuanto a educación, este es el eje vertical de la industria. Creemos que la educación tiene más potencial en nuestro universo por la capacidad que va a tener la tecnología de democratizarla. Un holograma mío podría estar proyectado en un ‘masterclass’ en Harvard sin la necesidad de tener que viajar, podría estar tomando cursos que quizás no serían accesibles de otra manera, o quizás me pueda ‘teletransportar’ con la capacidad de realidad virtual a otro lugar geográfico, por ejemplo a los planetas, y así aprender de ellos directamente desde dentro de la galaxia.
Hasta ahora veníamos interactuando con internet. Ahora lo que va a suceder con el metaverso –y es lo que lo hace diferente– es que vamos a estar envueltos en internet. Entonces, todo lo que era una interacción ahora va a ser una experiencia. Estamos, asimismo, invirtiendo mucho en crear experiencias inmersivas para el futuro en lo que tiene que ver con compras y shopping, desde activos digitales, con los NFT que están tan de moda, pero también con activos físico. Podríamos probarnos, por ejemplo, ropa con nuestros avatares antes de adquirirla.
—¿Cuáles son los proyectos más importantes del metaverso en los que trabaja Meta?
Estamos enfocados en desarrollar la infraestructura tecnológica que habilite a los demás jugadores del ecosistema a trabajar en y sobre ella. En lo que es hardware, tenemos el Meta Quest, nuestro dispositivo de realidad virtual. En lo que es software, hemos desarrollado aplicaciones como Horizon Workrooms, que tiene que ver con lo profesional, y Horizon Worlds, que una experiencia social.
Otra tecnología sobre la que trabajamos es la realidad aumentada, que en la región es muy importante. Tenemos 100 millones de personas utilizando los filtros realidad aumentada todos los meses a través de Facebook e Instagram, por lo que estamos creando los puentes para que la gente y los usuarios puedan empezar a experimentar el metaverso en Latinoamérica sabiendo.
—Las posibilidades del metaverso son enormes, pero ¿realmente tenemos en Latinoamérica la infraestructura necesaria para soportar toda esta tecnología y estar a la par de los países de primer mundo?
Es una pregunta que solemos recibir. Por eso hablamos de una visión a 10 años, y quizás para Latinoamérica requiera un poco más, tal vez 15. Porque aun teniendo todos dispositivos de realidad virtual, la infraestructura de conexión o de conectividad no estarían todavía a ese nivel. Tenemos que trabajar en eso, y también somos conscientes que todavía hay que capacitar al talento de la región. Pero creemos en la oportunidad. Hay un estudio de Analysis Group que dice que si la adopción del metaverso lleva la misma curva de adopción que tuvo el internet móvil durante la década anterior a aquel, le va a aportar a Latinoamérica el 5% del su PBI, que son 320 mil millones de dólares.
Realmente vemos este potencial en la región, por eso, cuando hicimos el cambio de Facebook a Meta también anunciamos dos fondos de inversión que apuntan a mejorar y asegurar un ecosistema robusto para el futuro de los creadores del metaverso. Hicimos una alianza con la Organización de Estados Americanos para capacitar 10.000 personas en realidad aumentada, además de alianzas con ‘partners’ de la región como Platzi, ellos ya capacitaron a 16.000 personas en todo Latinoamérica en esa tecnología, así como en la tecnología de Spark AR, un software para desarrollar filtros de realidad aumentada.
—Al hablar de metaverso no puedo dejar de recordar experiencias similares como el caso de Second Life, una plataforma de realidad virtual con similitudes, pero que solo tuvo un breve periodo de fama, ¿por qué sería distinto el universo de Meta?
La visión que tenemos es que la adopción va a ser orgánica. Así fue la adopción de los smartphones hace 15 años. Seguro pocos habrían imaginado que en Latinoamérica todos íbamos a tener un smartphone en la mano, y ahora hay más smartphone que personas. Lo mismo pasará con el metaverso. Quizás los dispositivos son ahora un poco pesados, la idea es que sean livianos, que sean accesibles, que sean baratos más adelante… Aunque tampoco nos vamos a transformar en una compañía de hardware, justamente lo que queremos es democratizar la tecnología para que estemos todos en el metaverso, ya irán surgiendo diferentes experiencias que tengan que ver con esto que hablamos de entretenernos, de salud, de educarnos y capacitarnos, pero la adopción va a ser orgánica y nos va a ir sorprendiendo también. Va a quedar en la creatividad de los programadores de las marcas qué experiencias quieren desarrollar y en la decisión de los usuarios con cuáles empezarán a interactuar.
—Uno de los mayores retos del metaverso, al igual que pasó con internet, es la interoperabilidad, ¿cómo va el avance en ese sentido?
La interoperabilidad significa que el usuario va a poder ingresar al metaverso desde diferentes dispositivos con diferentes niveles de inmersión. Si es que entró desde un dispositivo de realidad virtual, va a tener algo más inmersivo; si quiere hacer una compra o una transacción más rápida, va a ingresar desde el teléfono celular; si está en la computadora trabajando, va a ingresar desde ahí. Cada experiencia será diferente, pero la continuidad va a ser clave. Si yo adquirí una casaca para mi avatar y después salgo de la realidad virtual, mi avatar persiste y los activos que yo adquirí continúan. Por lo tanto, si ingreso del teléfono celular, mi mundo persiste y es interoperable, no solo puedo ingresar por diferentes dispositivos, mi avatar puede saltar de un mundo a otro –sea de Meta o no– y mantener sus activos.
Definitivamente la interoperabilidad es un objetivo que tenemos y, por eso, cada vez que hablamos del metaverso somos conscientes de que es un ecosistema. Meta no va a demostrar ni crear el metaverso, nosotros solamente estamos creando algunas tecnologías que crean las bases para que otros puedan sumarse. Esa es la razón por la que iniciamos esta conversación tan temprano, para que otras empresas se acoplen, de hecho, ya hay varias compañías privadas que están enfocadas en producir hardware o software mirando hacia el metaverso. Realmente creemos que la interoperabilidad va a ser la clave del éxito de esta tecnología. Sabemos que todavía estamos en una etapa muy incipiente, por eso, primero tratamos de asegurarnos que funcione nuestro propio metaverso, para que después se puedan ir sumando de a poco diferentes bloques invitando a otros jugadores.