Tecnología, vanguardia y crecimiento constante: así podemos definir a Shenzhen, la ciudad china que se ha convertido, desde hace algunos años, en una de las urbes tecnológicas más importantes del mundo. Pero hace cuarenta años este lugar en la provincia de Guangdong era completamente distinto, una pequeña aldea pesquera al norte de Hong Kong.
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La historia de cómo cambió esta ciudad es singular. En 1979 fue declarado una “Zona Económica Especial”, la primera en China dentro de una nueva política de apertura. Esto propició una rápida inversión multimillonaria, tanto de capital chino como extranjero. Desde ese entonces, cuenta con una economía dinámica, destacada por grandes empresas de tecnología, sobre todo de celulares.
Shenzhen atrajo muchos inmigrantes e impulsó la contracción de fábricas y viviendas. Ahora tiene innumerables edificios, incluso aquí está situada Ping An la cuarta torre más alta del mundo y la segunda de China con 599 metros. Hoy, este rascacielos cuenta con una tecnología que le permite a su ascensor subir hasta 10 metros por segundo, algo que a muchos les produce obstrucción de oídos momentánea.
Para mediados de la década de los noventa Shenzhen tenía tres millones de habitantes. Ahora, cuenta con casi 13 millones de personas y pueden ser considerablemente más durante la temporada alta de verano y otoño, cuando las fábricas apuran la producción por la demanda de regalos electrónicos en épocas de Navidad.
La cumbre de la tecnología
De por sí, China ya es un país inmerso en la tecnología, casi la mitad del contenido de sus diarios son sobre innovación. Solo al llegar a los aeropuertos se puede ver cómo algunos usan una especie de maleta-moto para transportarse sentados adentro en lugar de caminar grandes tramos, una muestra clara de su entusiasmo por la modernidad.
Pero, en este sentido, el tecnológico, la ciudad que más destaca en el país oriental es Shenzhen. Aquí no solo podemos encontrar las sedes de muchas de las empresas de tecnología y smartphones más importantes del mundo como Honor, Huawei, ZTE, Oppo y DJI, sino que se hallan cuadras y cuadras de negocios que se dedican a la venta de productos tecnológicos originales, réplicas fidedignas, repuestos y reparaciones.
Uno de los lugares dedicados a la tecnología más conocidos de Shenzhen es Huaqiangbei, en el distrito de Futian. Es quizás es lugar favorito de las personas más duchas en lo último en dispositivos, gadgets, cámaras y robótica. Hay centros comerciales que, para ilustrar un poco, serían como el de Wilson, en el Centro de Lima, pero en versión gigante y moderna.
El mar de tecnología que es posible hallar en Huaqiangbei es inimaginable: accesorios para el celular, servicio técnico, computadoras, laptops, cámaras para los autos, cargadores eléctricos, robots, drones, juguetes, lentes para cámaras fotográficas profesionales, mochilas electrónicas, consolas para videojuegos y mucho más.
Una particularidad del centro comercial es la capacidad para negociar de los vendedores. Pueden inflar considerablemente los precios de los productos con la intención de hacer un intercambio de números incansables hasta llegar a un monto aceptable; no importa la barrera del idioma, hasta puede ser por medio de una app de traducción o un papel. Y para pagar casi solo se usa AliPay o WeChat.
“Creo que la fabricación inteligente es una de las mayores innovaciones que aportamos a esta ciudad. Ya sabes, cuando hay más innovación en los dispositivos, uno de los desafíos es el control de calidad, y una forma de lograrlo es la capacidad de fabricación inteligente, con un gran nivel de automatización”, dijo Ray Guo, director global de marketing de Honor, a El Comercio.
Precisamente, sobre Honor cabe dar un ejemplo de la competencia tecnológica que se vive en esta ciudad: el 80% del proceso de fabricación está ya automatizado.
Otra muestra del avance de la ciudad es el caso de BYD, fabricante chino de vehículos que nació allí. Su éxito también es una señal del crecimiento de la industria automovilística china, que en 2023 superó a Japón y se volvió en el mayor exportador del mundo.
China domina la producción mundial de vehículos eléctricos, en gran parte gracias a BYD, que vendió más que Tesla en los últimos tres meses de 2023.
De Shenzhen resalta también que más del 50% de los automóviles son eléctricos, mientras que el transporte público es el 100%. Además, la ley establece que el 40% de su territorio sea verde, cubierto de árboles y bosques. Estas medidas intentan ir en concordancia con el cuidado del medioambiente, tan olvidado por el mundo en tiempos actuales.
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