Se necesita una revolución tecnológica para terminar con la práctica controvertida de botar el pescado que no se ajusta a las normas sobre pesca de la Unión Europea, asegura la comisaria de Asuntos Marítimos y Pesca de la UE, Maria Damanaki.
Para la funcionaria, una respuesta a este problema es que los barcos sean equipados con redes inteligentes para filtrar los peces que, si fueran pescados, tendrían que ser descartados más adelante por ser demasiado pequeños o por superar la cuota asignada de pesca.
También quiere que se instalen cámaras a bordo para asegurar que las tripulaciones no puedan violar las normas.
La comisaria dijo a la BBC que la esperada reforma de la política pesquera común de la UE no se podrá lograr a menos que los pescadores aprovechen las nuevas tecnologías.
Los resultados de unas pruebas realizadas en el Reino Unido utilizando cámaras de circuito cerrado han demostrado que se han reducido los descartes de bacalao del 38% a apenas el 0,2%.
Los pescadores que participaron en los ensayos fueron obligados a desembarcar todo el bacalao que capturaron, sin importar su tamaño. A cambio fueron premiados con cuotas mayores y días adicionales en el mar.
Damanaki afirma que las cámaras serán esenciales especialmente para los barcos grandes si la UE adopta una política de cero descarte de pescado.
REDES INTELIGENTES La otra tecnología clave es el diseño de la red de pesca, que según Damanaki es el componente más importante de la reforma de la pesca.
En el Centro de Mar del Norte, en el puerto danés de Hirtshals, expertos en tecnología pesquera están probando nuevos estilos de redes que pueden ser la respuesta.
Equipos de pesca viajan hasta allí para aprender sobre redes inteligentes que separan las capturas gracias a los nuevos diseños. Una de las innovaciones consiste en una rejilla de plástico inclinada en el centro de una red de arrastre.
Los peces grandes son desviados al extremo de la red mientras que los alevines y camarones pasan a través de las ranuras. La rejilla se puede doblar por lo que se puede enrollar con los aparejos de pesca.
El costo de este tipo de redes es de poco más de US$3.000, una suma que hizo que los pescadores británicos de visita en Hirtshals rieran a carcajadas.
Pero, la comisaria europea me dijo que espera poder financiar el 85% del costo de la nueva tecnología para pequeñas embarcaciones. La rejilla puede marcar la diferencia entre recibir permiso para pescar o tener que mantenerse en tierra.
La red Rollerball es otra de las innovaciones. Los arrastreros tradicionales arrastran equipo pesado a lo largo del fondo del mar, levantando la arena y destruyendo gran parte de lo que se encuentra a su paso.
La red Rollerball corre sobre el fondo del mar en lo que parecen pelotas de playa. Se dice que reduce el daño entre un 11% y un 16%, y hay esperanzas de que se logren más mejoras. Cortar la modalidad de pesca de arrastre también recorta las facturas de combustible y la contaminación.
ACEPTAR EL CAMBIO Mike Montgomerie de la organización británica Seafish se dedica a introducir las tripulaciones a las últimas tecnologías en Hirtshals.
En los últimos años he notado un cambio real entre las tripulaciones. Están sintiendo que el público no va a tolerar más el despilfarro pesquero, y muchos de ellos están aceptando el cambio, dice.
Damanaki fue más allá: Lo más importante es la forma en que vamos a implementar el arte selectivo para reducir las capturas no deseadas. Este es el elemento más importante de toda la política. Las tripulaciones que conocí parecía aceptar el cambio en lugar de adoptarlo con entusiasmo.
En Scarborough, Inglaterra, el armador, Fred Normandale dijo que no le hacía gracia tener cámaras en su arrastrero, pero que el ensayo tenía sentido financiero: Sentimos como que estamos siendo espiados. No me gustaría que las cámaras fueran obligatorias, dijo. Sólo lo he hecho porque ellos lo pagan y salí beneficiado en cuanto a las cuotas y los días adicionales en el mar.
Su capitán, Sean Crowe, me dijo que las cámaras espía han cambiado la forma en que operan. Te hace pensar más acerca de dónde pescamos. En el pasado, si capturábamos muchos peces jóvenes puede que probáramos otra vez para ver qué pasaba. Ahora nos trasladamos a otro lugar y comprobamos lo que están pescando otros barcos.
El espía de a bordo es un sofisticado sistema que emplea cámaras, GPS y sensores de infrarrojos e hidráulicos para controlar los tornos. Crea un mapa de exactamente dónde ha pescado el barco en los últimos dos meses, así como de las evidencia de lo que ha descubierto.
El equipo cuesta algo más de US$10.000, la instalación unos US$2.000 y el software US$450 al año.
¿INTERESES CREADOS? Sin embargo, la Organización del Manejo Marino (MMO en sus siglas en inglés), que ejecuta las pruebas, dice que las cámaras son más baratas que tener observadores humanos en los barcos y mucho más eficaces, ya que los discos duros de las computadoras contienen mucha más información.
Un observador tiene un par de ojos, dice Grant Course, jefe del equipo de estudios marinos. Con las cámaras podemos observar cuatro áreas del barco al mismo tiempo, incluyendo el canal de descartes. Podemos ver cómo se clasifica el pesca. Realmente sabemos lo que está pasando, añade.
La cámaraespía se ha utilizado de forma exitosa durante una década en América del norte para restablecer la pesca, pero algunos gobiernos europeos podrían poner objeciones.
Las nuevas redes también son efectivas, pero una red que protege el medio ambiente en una pesquería podría no funcionar bien en otra.
Será difícil para los políticos distinguir las quejas genuinas sobre los métodos apropiados, de los intereses creados que han llevado a las poblaciones europeas de peces a su mermado nivel actual.
Fuentes de la Comisión temen que aunque, por un lado, Francia y España estén dispuestas a aceptar el principio de la prohibición de los descartes, por otro, pongan objeciones técnicas que vuelvan inaplicables las medidas.
Eso, insiste Damanaki, no se debe permitir que suceda. El hecho de que la UE ya no hable de si la reforma pesquera es necesaria, sino de cómo lograrla, es una señal de los nuevos tiempos.