“Mamá, gané una beca por jugar dota. Puedo seguir en esto profesionalmente”. Jean Pierre ‘Pipi’ Valente (17) no pensó decir esa frase a su madre luego de un torneo de dota 2, al menos no tan pronto, y no en plena pandemia. No porque no estuviera en sus planes: hay toda una industria detrás de los videojuegos (recaudó más de 174 mil millones de dólares en 2020) y, claro, va más allá de solo sentarse a jugar. Lo que no imaginó fue que, entre los beneficios del videojuego, pudiera ganar una beca integral de pregrado y justo a puertas de terminar el colegio.
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Desde hace siete años que está en el mundo de los videojuegos. Empezó a jugar por pura curiosidad. Solía practicar fútbol e incluso participó en campeonatos en su colegio, el Saco Oliveros, pero prefirió dejarlo en el lado lúdico. Un día, su primo lo llamó para jugar Defense of the Ancients (conocido como dota, por sus siglas en inglés). Se juega en dos equipos y el objetivo es destruir al ancestro del equipo contrario mediante los héroes. Al ser un videojuego de rol (también llamado RPG, por sus siglas en inglés; donde el personaje es controlado por el jugador), el héroe adquiere habilidades mediante puntos de experiencia. “Soy una persona muy curiosa. Me gusta aprender mucho y en el dota no paras de hacerlo”.
No fue hasta el dota 2 -con más de 40 millones de jugadores diarios en la plataforma Steam y considerado como el eSport más lucrativo en la actualidad- que empezó a tomarlo más profesional. “Le pedí a mi hermano que lo instalara porque quería probarlo y me gustó. Al inicio fue por diversión, pero fui ganando rampage (consigue el golpe mortal sobre los cinco héroes del equipo rival), cogiendo nivel competitivo”. Luego de clases, practicaba entre siete u ocho horas para ir mejorando sus habilidades y aprendiendo los mapas (el juego ejercita la memoria). “El dota es, en parte, un juego de mucha confianza. A veces hay cosas que no decimos en el [momento del] juego y mentalmente tenemos que entendernos”, explica.
Llegó a las ligas interescolares de eSports de ISIL -que se hace desde hace dos años y convoca a alumnos de quinto de secundaria- junto a Infinity, su primer equipo profesional, por el premio mayor: una beca integral en cualquier carrera de posgrado. Él y sus cuatro compañeros de equipo ganaron. “La mayoría de padres están acostumbrados a que sus hijos tengan una carrera. Mis padres son igual. El que me apoyó desde un inicio fue mi hermano mayor. Así estaban hasta que gané la beca de ISIL”, dice Jean Pierre, que ya decidió su profesión: marketing. Por el momento se enfocará en los próximos campeonatos de eSports. Entre los beneficios de la beca es que no hay fecha límite, el ganador decide -además de la carrera- en qué momento tomarla.
“El eSport es una disciplina que está creciendo poco a poco. Cuando hablamos de juegos como dota, hablamos de juego con una colaboración de equipo (liderazgo, comunicación, estrategia). Los juegos ya no se tratan de competir con un elemento inanimado, sino hablamos de duelos de equipos. Creemos que los eSports desarrollan estas habilidades que van a ayudarte en el mañana”, explicó Daniel San Román, gerente de Marketing de ISIL, a El Comercio contando más de la iniciativa. Señaló, además, un dato importante: los alumnos que ganaron el campeonato de dota y que actualmente están estudiando, están en el tercio superior. “Esto desmitifica la idea de que simplemente pasan mucho tiempo en la pantalla”, agrega.
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Para más información sobre los torneos, visite https://www.liveesports.gg/isilesports/. //
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