Esta podría ser la típica historia de un indocumentado peruano que hace 36 años atravesó Ecuador, Colombia, Panamá y México hasta saltar la frontera de Tijuana y abrazar el sueño yanqui. También podría ser la historia mil veces contada del inmigrante que durmió año y medio en un sofá, que empezó lavando platos y que, de dólar en dólar, llegó a acumular lo suficiente como para abrir su propio restaurante de pollos a la brasa, en Virginia, Washington D. C. (Instagram: @perfectpollo).
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