Allí se sentó, por ejemplo, Gustavo Grondona, el día en que la ‘U’ fue tricampeón por última vez. El Negro Galván se persignaba cruzando esta misma puerta, antes que existieran las dos gigantografías que dicen Garra Crema, minutos antes de la final 2009 contra Alianza. Esa es la estatua de 3.20m, digamos, un poco más cerca de su altura, que casi 8 mil hinchas costearon para devolverle su lugar a Lolo Fernández en los accesos de Occidente. Tarea de detective buscar tu apellido. Allá, en esa puerta que está justo en los bajos de las escaleras que descienden a la cancha, llevaba terapia Piero Alva antes del golazo ese de tijera en Matute, levantó los brazos Javier Chirinos cuando Álvaro Ampuero puso el 1-0 en la final de la Libertadores Sub 20 y llegaron, con sus pantalones chavitos y sus zapatillas sin marca, Edison Flores y Andy Polo, el día en que Chemo del Solar los promovió al primer equipo.
Aquí, en el Estadio Monumental, pasó todo lo bueno y todo lo malo que le ocurrió a la ‘U’ en los últimos 21 años. Ahora, bautizado con elegancia, Tour Monumental, el club le abre la puerta a sus hinchas para que cumplan con ese deber mayor: mantener vivo el fuego a través de la historia.
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La sumilla en la página web de Teleticket dice lo siguiente: “Conoce tu casa. Queremos que el hincha crema viva un día inolvidable y tenga un tour por dentro del Estadio Monumental. ¡Vive la historia del Club desde dentro!”. Se trata de la primera apuesta del área de marketing de Universitario para recuperar la relación —golpeada, a veces rota— con sus hinchas, no solo por este tiempo de cuarentena por la pandemia del Covid-19; sobre todo por este clima caótico administrativo/político/financiero, donde nadie cree en nadie y donde —me consta— los esfuerzos por abrirles la puerta del club han sido estos: ninguno.
“Es un primer paso por devolverle el club a los hinchas, que lo sientan cerca, suyo. Y que nuestro estadio pueda tener vida de lunes a domingo, con o sin partido”, me explica Daniel Amador, gerente de marketing estudiantil. Está agotado: su teléfono revienta de WhatsApp, llamadas telefónicas, e-mails por responder. Ya ese rostro lo he visto más de una vez, mezclado con su fe, en la popular de la UNSA, en los accesos de Odriozola, en otros etc. La visita a la cancha, según pudo conocer El Comercio, incluye cinco estaciones y dura aproximadamente una hora, en compañía de un guía: 1) La nueva estatua de Lolo Fernández. 2) El vestuario local, donde el equipo de Gregorio Pérez volverá a jugar de local la Copa Libertadores y se entona el clásico cántico de guerra antes de salir al campo. ¿Cuál? “Vamos, merengue... que tenemos que ganar”. 3) La sala de prensa y el palco presidencial. 4) La cancha, donde Universitario ha salido tricampeón 2000. 5) Una Tienda Crema, donde ofrecerá todos los productos oficiales 2020 y 2021.
¿Cómo puede acceder un hincha al Tour Monumental? ¿Puede asistir con su familia? Breve guía práctica: el Tour está abierto para todos los hinchas de Universitario en fechas programadas desde este sábado 13 de noviembre, viernes 19, sábado 20 hasta el próximo sábado 27, en horarios de mañana y tarde. El precio es 50 soles por adulto y 25 soles niño (válido para menores entre 4 y 17 años acompañado de un mayor). En unas horas se lanzará en las redes sociales cremas también el ticket por el estacionamiento, a un costo de 10 soles. Hasta el cierre de esta nota, de los 13 horarios de ingreso para noviembre —revisar Teleticket aquí— ya están agotados 9, en apenas un día de anunciada la promoción.
Por esa razón, también habrá Tour Monumental en diciembre.
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El maravilloso trabajo que tengo me hizo conocer, el 2004, el estadio que Carlos Enciso Pérez-Palma me mostró en planos, 7 años años, firmados de puño y letra por el ingeniero Walter Lavalleja. Fui a esta cancha durante una década, de lunes a viernes, de 8 a 1. No iba solo: José Lara, Julio Ávalos, el Che Córdova, Jorge Changra nos metíamos, o a la Daewoo, o a la camioneta chercherosa de alguno de los medios que todavía podían costearla. Pero decía que, aquella vez, cuando era estudiante, Enciso tuvo la cortesía infinita de contarme, no solo lo que se estaba construyendo al final de la avenida Javier Prado, en una misteriosa zona que se llamaba urbanización Mayorazgo, también de sus sueños: que este Estadio Monumental enorme, el más grande del país y uno de los colosos de América, sirva para que los hinchas, socios y palquistas se sientan orgullosos y en casa, y que cada rincón les devuelva la energía que se pierde en las derrotas, y avive la fe cuando se gana y de inmediato, se sueña con ganar la Copa. “Que todos sean bienvenidos, campeón”, decía Carlitos, con ese tono que transmitía tanta paz, en medio de cualquier infierno.
Él estaría muy contento de cómo su Monumental —como él lo llamaba— abra sus rejas enormes amarillas, como quien lo hace con un palacio. Y sea, ya sin caricaturas ni miedos, ese soñado Disney.
Volveré pronto con mi hijo.
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