Dos veces por semana, un grupo de vecinas de la urbanización Las Brisas, en Chorrillos, se reúnen muy temprano por la mañana para practicar taichí bajo la tutela y guía de Susan León. Vestidas completamente de blanco ejecutan una serie de movimientos a un ritmo lento pero constante, que forman parte de la danza 24 de esta disciplina oriental, la cual —me dirá Susan al término de la clase— “tiene como objetivo principal cultivar nuestra energía vital interna y reducir el estrés a través de la meditación en movimiento”.
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Son múltiples las razones que llevaron a estas mujeres a adoptar el taichí como parte de su estilo de vida. A Ketty Peñaranda, por ejemplo, la ayudó a sobrellevar mejor los días que acompañó a su madre en el hospital, quien fue internada a causa de un ACV. “Hay situaciones en las que pierdes la tranquilidad al no poder tener el control de lo que está pasando. Con este deporte aprendí a canalizar mis emociones y a tener una respuesta positiva en los momentos complicados”, comenta Kelly. Ana León, por su parte, destaca la fortaleza física y mental que le ha dado la disciplina. “Yo soy abuela, tengo mis años. Pero gracias al taichí siento que tengo más energía para hacer las cosas. Me hace sentir renovada”, sostiene.
En el caso de Susan, este arte marcial milenario llegó a su vida en un momento clave. “En el 2000 decidí terminar con los calendarios. Durante mucho tiempo usé mi imagen de sex symbol y sentía que esa etapa ya había cumplido un ciclo. Quería un cambio en mi vida. En ese proceso descubrí el taichí”, recuerda.
En la década del noventa, una escultural joven llamada Susana María de los Milagros León Cavassa, que luego sería conocida simplemente como Susan León, se consolidó como una de las figuras más mediáticas de aquella época. Fue coanimadora del programa de televisión Fantástico, condujo el espacio Una noche con Susan y batió récords de ventas con sus calendarios. Se convirtió en actriz e integró el cast de una veintena de ficciones, en el Perú y en el extranjero. Hoy tiene una productora de eventos, dirige talleres de verano y es maestra de taichí con estudios en la Universidad de Pekín.
DIÁLOGO CON SUSAN LEÓN
—¿Qué te ha dado esta disciplina?
La gente cree que es un deporte solo para personas de la tercera edad, pero en realidad no es así. Es supercompetitivo. En China lo practican desde muy chiquitos. A mí en primera instancia me pareció superdifícil. Lo primero que hay que hacer es soltar todas tus cadenas y entrar en comunión con tu entorno. El taichí es disfrutar de lo que estás haciendo, del presente. Es conectarse con la naturaleza. Me ha ayudado mucho a crecer como ser humano, porque te confronta contigo mismo.
—¿Siempre fuiste una persona espiritual?
Sí, definitivamente. Siempre he sido alguien que ha buscado conectarse con su alma, con su interior. Es algo que me ha servido para poder desenvolverme en distintos aspectos. Por ejemplo, hacer una foto artística requiere un nivel de energía que se proyecte en la imagen. Lo mismo pasa en la televisión. O cuando estás sobre un escenario ante cientos de personas. Por eso creo que es muy importante estar bien con uno mismo, sobre todo a un nivel espiritual y emocional, para saber cuál es el mejor camino que debemos seguir y cuándo tenemos que enmendar.
—¿Disfrutas más del ritmo pausado que ahora llevas?
La verdad es que no es tan pausado. Lo que trato es hacer las cosas con más calma, aunque a veces es imposible. Mucha gente puede pensar que porque ya no estás en la televisión tu vida es más tranquila, y no siempre es así. Me ha pasado que he tenido catorce eventos en un día y hay que atender el WhatsApp, llamadas, coordinar miles de pendientes… A mí me gusta actuar y animar, pero hoy estoy haciendo otras cosas y también me está yendo bien.
—¿A qué le dedicas tus días?
Yo tengo mi empresa: Susan León Producciones. También estoy con mi escuela de talentos en Independencia y Villa El Salvador. Gracias a Dios tenemos mucho trabajo. Hay una exigencia bárbara porque todo es para ayer. Precisamente, cuando hay mucho estrés, el taichí me sirve para aguantar y soportar las exigencias de este mundo tan complicado.
—Hace poco volviste al teatro. ¿Actuar también puede ser terapéutico?
Para mí, la actuación es una forma de relajarme. Me olvido que tengo que pagar millones de cosas o que tengo que cobrar millones de cosas más. En mi carrera hice mucho drama, pero hoy estoy más abocada a la comedia. Me gusta que el público se ría. Yo me siento privilegiada de poder seguir actuando.
—¿Sueles mantener contacto con tus seguidores en las redes?
No las uso mucho. Solo comparto algunas cosas. Pero sí soy consciente de que me tengo que enfocar más por ahí. Creo que las redes sociales son la televisión del futuro. Hay gente que lo toma como un trabajo. Generan contenido específico para Instagram, TikTok y otras nuevas plataformas. Hay todo un mercado por explorar ahí.
—¿Los años noventa los recuerdas con nostalgia?
No tengo ninguna añoranza por esa época. Son etapas que pasan. Cuando yo me siento y miro mi currículum, digo: todo lo que puede hacer un artista, lo he hecho yo. Tengo experiencia en cine, teatro, radio y televisión. No siento nostalgia porque estoy más enfocada en el presente. Sigo corriendo y remando, como lo hacía antes. Solo que hoy en algunos momentos tomo una pausa y medito. Pero siempre estoy muy activa.
—Supe que estás soltera desde hace un tiempo. ¿Piensas seguir firme en tu decisión?
[Risas] No lo sé. Hay personas que han nacido para ser madres, empresarias o empleados. Cada quien tiene una vocación para ser algo en la vida. Yo he nacido para ser una mujer libre. No me hago ningún problema ni me da ansiedad por no tener pareja. Mucho menos casarme.
—¿Estás decepcionada del amor?
Lo que yo creo es que el gran amor de tu vida es uno mismo. Yo ahora estoy bien, feliz. La vida te suele poner a las personas en el momento perfecto. Solo Dios sabe que tiene para mí. //
el 16 de septiembre de 1989, Susan León fue la protagonista de la edición 145 de Somos, en la que derrochó toda su sensualidad. recién estaba dando sus primeros pasos en el mundo del espectáculo.
“Cuando me hicieron las fotos, no me imaginé que sería la portada. esa sesión la hice para una película que estaba grabando. vi la revista el día sábado y me tomó por sorpresa. Es un bonito recuerdo de aquella época”, nos dijo Susan sobre su primera estelar aparición en estas páginas.