Desde mi habitación, la vista del Huallaga es inmejorable: las montañas, cubiertas enteramente por árboles, componen el panorama hasta la ladera del río. El ‘lodge’ en el que me encuentro se asienta en medio de la selva y permite despertarnos con los primeros rayos del sol e irnos a dormir bajo la tenue luz de la luna.
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Estamos en Chazuta, un pueblo cuya cerámica es patrimonio cultural de la nación. Aquí se ubica el Centro de Cerámica Artesanal Wasichay, donde las mujeres de la comunidad son las guardianas de este arte ancestral. Ellas diseñan vasijas, tinajas, ollas y platos en colores blanco, negro y marrón.
En 2002, se logró la exportación de algunas de las piezas de las artesanas de Chazuta, un episodio muy recordado en el pueblo. Para ello, se construyeron dos hornos especiales a fin de que los objetos no tuvieran imperfecciones. En este espacio, además, se resguardan fardos funerarios de antiguos pobladores de la zona que eran enterrados en cápsulas de cerámica como parte de su tradición.
Muy cerca de Wasichay se encuentra la chacra Pasikiwi, donde se cosecha principalmente el cacao. En este lugar tenemos la oportunidad de obtener nuestro propio chocolate, aprendiendo todo sobre los distintos pasos del proceso: desde el cultivo del fruto hasta las técnicas de secado, mezclado y refinación del producto final.
Antes de despedirnos, recomendamos pasar por la pequeña tienda de la chacra para adquirir una variedad de productos a base de este alimento.
PARAJE NATURAL
No son pocas las cataratas que se extienden en la zona, como la de Pucayaquillo o la de Ahuashiyacu. Ambas opciones quitan el aliento, y no solo por las subidas y bajadas para llegar a ellas, sino por su belleza natural que las comunidades locales luchan por conservar. Algunos de estos colectivos se dedican al ecoturismo de la mano de los empresarios hoteleros de la zona, generando empleos directos, una importante cadena de valor, y conciencia sobre la necesidad de conservación y preservación.
Para alguien que nunca ha pisado la selva peruana, San Martín es una buena opción de viaje corto. Las personas dedicadas al turismo en este lugar destacan por su amabilidad. Los más aventureros encontrarán sitios especializados para el avistamiento de aves y ranas, como el Centro de Conservación Urku, que está ubicado a diez minutos de la ciudad de Tarapoto. Este lugar cuenta con diversos especialistas que ayudan a animales heridos o rescatados a volver a su hábitat.
Finalmente, una buena idea antes de partir es pasear por el Centro Histórico de Tarapoto. Recorrer sus calles, plazas y tiendas nos permitirá descubrir cómo se vive día a día en esta ciudad de la selva peruana. Una experiencia que nos hace querer regresar. ¡Hasta la próxima, San Martín! //
¿Cómo llegar?
Existen diversas aerolíneas que ofrecen vuelos directos a la ciudad de Tarapoto. El tiempo de viaje es de una hora con veinte minutos.
¿Dónde comer?
El restaurante La Patarashca, en Tarapoto, es una parada obligatoria. La carta incluye platos a base de pescados e insumos de la zona, como la cecina, los pollos de chacra y el cacao.
Clima
Los mejores meses para viajar a este sitio paradisíaco son de junio a diciembre, cuando el cielo es más soleado. La temporada de lluvias es entre los meses de marzo y abril.
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