En las primeras páginas de ‘En movimiento’, uno de los últimos libros que publicó antes de morir, Oliver Sacks cuenta que un profesor del colegio escribió en un informe dirigido a sus padres: «Sacks llegará lejos, si no va demasiado lejos». Él lo interpretó a su manera: apenas cumplió 18 años, compró una BSA Bantam de segunda mano, su primera moto. Después, cuando consiguió un trabajo de médico, antes de especializarse en neurología, viajaba con frecuencia de Londres a Birmingham sobre una Norton Dominator 600 cc. “Necesitamos trascender, transportarnos, escapar”, escribió décadas más tarde.
MIRA: Ángelo Caro: el día que volvió a Chiclayo y cómo un skatepark lo reconcilió con su padre tantos años después
No necesariamente por ser psiquiatra, César Sotillo entiende bien aquello del gusto precoz por la extrema libertad del aire en la cara. Tenía 14 años cuando su padre le regaló aquella Suzuki 50. No tenía licencia, pero la usó en las actuaciones de La Inmaculada, para placer y envidia de sus compañeros de salón. Mientras estudió en la universidad tuvo una Indian preciosa y después, ya como médico, hizo su Serums en Pozuzo, aquel pueblo de otra época enclavado en la selva central. Viajó desde Lima en una Jawa CZ, y con ella iba de las grandes haciendas a las pequeñas chacras, atendiendo desde paros cardíacos hasta partos. Terminaba y volvía a subirse a la abnegada moto, que todavía conserva.
“Me gusta la idea de vencer la física: avanzar sobre dos ruedas impulsado por un motor, y mantener un equilibrio”, sentencia, con seriedad científica. Estamos en su garaje, que es también su centro de esparcimiento: pósters en las paredes, una colección de motos a escala de todos los modelos que el cerebro promedio es capaz de recordar, cascos nuevos y antiguos, herramientas (algunas sin estreno, otras incomprensibles). En un equipo de música suena Led Zepellin mientras el doctor Sotillo se acomoda la corbata michi, listo para las fotos, esa otra forma de adrenalina.
Después de la Jawa CZ tuvo una Honda Magna 750 cc, una Kawasaki Voyager, luego una Triumph Bonneville Chopper del año 68, customizada e imponente, y después una LML 200 y una Aprilia. Pero en los últimos años se topó con una máquina cuyo nombre y trayectoria resonaba en su memoria motera: una Royal Enfield Classic 500 cc. “Es una marca icónica, atemporal”, explica. Le añadió un parabrisas, unas defensas de motor y un ‘sidecar’ con el que suele dar vueltas en las que, inevitablemente, tiene que sobreparar en cada esquina para que lo graben con un celular y le hagan preguntas. Con esa moto histórica, Sotillo fundó en el 2015 el Royal Enfield Perú Club y, a sus 70 años, es algo así como un patriarca, un oráculo.
DESDE LA RAÍZ
“British roots, Indian soul” (Raíces británicas, alma india) es el eslogan con el que Royal Elfield enfoca la nueva etapa que atraviesa. Las motos se ‘piensan’ en laboratorios ingleses, pero se fabrican en enormes emporios de la India, uno de los de líderes industriales del mundo. En Sudamérica ya existen mercados muy dinámicos de Royal Enfield, como Colombia o Argentina. Entre el 2013 y el 2014 hubo un primer intento por traer estas motos al Perú, pero no hubo mayor éxito.
Entonces apareció en escena José Salaverry. Gerente general de Aquasport, Salaverry siempre fue un cultor del buceo y de la caza deportiva submarina. Después incursionó en la importación y venta de las cuatrimotos Can-Am y empezó “a bucear en los desiertos”. En el 2018 y 2019, hizo los primeros contactos con la matriz Royal Enfield: no era motero, pero lo seducía el respeto que irradia la marca. Importó en febrero de este año un primer lote como para ir estudiando el mercado, y la fuerza de atracción de la marca fue impresionante.
MIRA | Un día a la vez, el podcast peruano que puede ayudarte a atravesar un duelo
Salaverry decidió entonces dar un salto mayor. Un local de Aquasport en la cuadra 8 de la avenida Conquistadores se convirtió en lo que es ahora, la tienda de Royal Enfield. Mientras llegan los siguientes contenedores, allí se pueden apreciar los modelos que se importaron: Classic 350, Meteor 350, Himalayan, Interceptor 650, Continental GT 650 y Bullet.
MOTOR Y MOTIVO
José Salaverry no recuerda quién fue el primer motero que compró una de las Royal Enfield, pero sí recuerda el entusiasmo que se generó tanto en los veteranos y conocedores, como César Sotillo, como también en motociclistas más jóvenes y curiosos, como Dino Allen. Tiene 39 años, y recién en los últimos cinco entendió que esto de subirse a una moto y rodar y rodar puede también ser una forma de vida.
En su primera moto, una Suzuki GZ 150, Dino recorrió más kilómetros de los que mucha gente viaja en toda su vida. Antes del coronavirus, un proyecto de dos semanas lo llevó desde Lima hacia Ayacucho, Abancay, Andahuaylas, Cusco (Valle Sagrado incluido), Espinar, Arequipa, Nazca y otra vez Lima. Y luego no supo detenerse. Como Sacks, busca transportarse, escapar. Creó una página Facebook que es también un videoblog –Dino Allen en Ruta-, donde presenta lo que va conociendo, aprendiendo y disfrutando.
Después de la pausa obligada por la pandemia, y justo cuando vino al mundo Josefina, “el viaje más largo e importante de mi vida”, Dino se subió a una Royal Enfield Himalayan y ya no pudo separarse más. “Es una marca legendaria, es parte de la historia del motociclismo puro”, resume Dino, y sigue arrullando a su niña imitando con la boca sonidos cálidos, como el de una moto que se enciende. //
LEE TAMBIÉN: El proyecto para que comunidades de la Amazonía implementen sus propios bionegocios con energías limpias
TIPS PARA DISFRUTAR UN VIAJE EN MOTO
1. SOLO HAZLO. Héctor Herrera (ver ‘El Viaje de Hector’ en FB y Youtube), motero especializado en rutas largas, lo tiene claro: “Toda moto es una posibilidad”. El que quiere viajar en dos ruedas, puede hacerlo en cualquier máquina que esté en buen estado.
2. ¿SOLO O EN GRUPO? No es aconsejable ir en grupos muy grandes, porque pueden surgir complicaciones. Si uno es principiante, tampoco es buena idea ir solo porque siempre es bueno tener ayuda. Lo más recomendable es viajar en grupos reducidos.
3. PRIMERO, LO PRIMERO. Antes de partir, la moto debe ser revisada en un taller (ruedas, aceites, carburador, etc.). Se deben llevar herramientas básicas para pequeñas reparaciones durante el recorrido. Aunque es imposible estar preparado para todo, es bueno estar mínimanente equipado.
4. VIAJA SEGURO. El piloto debe ir con la protección básica: casco (obligatorio), guantes, botas, una buena casaca con refuerzos y otros implementos. Se aconseja hacer una pausa cada dos o tres horas, la espalda y las rodillas lo agradecerán.
5. DESPACIO LLEGAS LEJOS. “Si quieres llegar rápido, anda en avión”, dice Héctor. El objetivo de un viaje en moto no es romper récords de velocidad, sino disfrutar del recorrido. En cada parada, hay que respetar los espacios y a las poblaciones locales, eso también es obligatorio.
TE PUEDE INTERESAR
- Mirtha Vásquez: por qué le decían la “generalita” y las veces que puso en su sitio a más de un congresista
- ¿En qué momento ‘pasó de moda’ llamar por teléfono y por qué deberíamos hacerlo más seguido?
- John Lennon cumpliría 81 años: datos que tal vez no sabías de la vida del ‘beatle’
- Janick Maceta: “No cierro la puerta en representar al Perú, pero ahora en una competencia deportiva” | ENTREVISTA
Contenido Sugerido
Contenido GEC