Mónica Lanchipa Bergamini, tacneña de 55 años, entiende mejor que nadie que la educación transforma vidas. No solo porque ejerce la docencia desde hace 35 años, sino también porque la pedagogía cambió su vida. Desde niña siguió de cerca el trabajo de sus padres: una profesora y un director de colegio. “Veía el trabajo que tenían con sus alumnos. En casa, los ayudaba a corregir exámenes. Poco a poco me fue enganchando la carrera y ese amor por la educación”, cuenta con la misma emoción de cuando salió del colegio, en 1980, y decidió seguir la profesión familiar.
Al año siguiente ingresó al Instituto Superior Pedagógico José Jiménez Borja para convertirse en educadora. Cuenta también que estudió administración de empresas en la Universidad Nacional Jorge Basadre en el turno noche. “Quería ejercer las dos carreras, pero no me arrepiento de haber rechazado trabajos como administradora [para ser profesora]. La educación me ha traído muchas alegrías a nivel personal, familiar y en el colegio. Quiero ayudar a que mis alumnas sean mejores”. El 1 de mayo de 1985 empezó como profesora de nivel primaria en la Institución Educativa Mercedes Indacochea y, desde entonces, no se ha alejado de las aulas. Con el tiempo ha sumado a un importante aliado: la tecnología.
TIEMPOS DE CAMBIO
Una de esas alegrías que menciona Mónica se suscitó en 2009. Había una feria de ciencias en el colegio de su hija y, junto a su esposo, querían ayudarla a realizar un proyecto en favor del medio ambiente. Un día, de regreso a casa, notó que los vendedores de los mercadillos -aledaños a su vivienda- no reciclaban adecuadamente el cartón y se le ocurrió trabajar con eso. “Queríamos hacer libros de cartón para los niños. En mis visitas a Lima había visto editoriales cartoneras, pero no libros adaptados a la escuela”. Trabajaron en el proyecto y lo presentaron en la feria.
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La idea gustó, así que la profesora decidió aplicarlo en su salón de clase de quinto de primaria, en la Institución Educativa Santísima Niña María. Pasaron cuatro años y le sugirieron postular la propuesta al primer Concurso Nacional de Buenas Prácticas. Bajo el nombre de ‘Construyendo libros cartoneros, protegemos el medio ambiente’, se animó a enviar la iniciativa. Si bien no ganó, el proyecto fue reconocido por su innovación. “Siempre he estado dispuesta a aprender. He sido autodidacta. Mi hija solía ayudarme con el tema tecnológico, pero ese año [2013] se fue a Lima a estudiar. Empecé a preguntar en Google cómo hacer tal o cual cosa. He buscado tutoriales y proyectos de otros lugares del mundo para adaptarlos a mi realidad”, admite. Decidió, entonces, mejorar su propuesta cartonera.
En 2015, el proyecto tenía variaciones (ya no era solamente libros con cartón, sino con chatarra tecnológica) pero siempre en favor del medio ambiente. Presentó a ‘Unidos en defensa de un ambiente sano’ en diferentes competiciones (Maestros que dejan huella, Fundación Santa María, entre otros). “La propuesta fue reconocida y eso nos incentivó”. Al año siguiente, la Fundación Telefónica realizó un concurso a nivel nacional de invocación tecnológica y la iniciativa de Mónica ganó. “La satisfacción también fue para el colegio porque uno de los premios era un Aula Virtual y para eso nos brindaron 30 tablets. Ahí fue donde [como colegio] nos conectamos”.
EN LÍNEA
Desde aquel episodio, los docentes han implementado las herramientas tecnológicas en su método pedagógico. En tiempos de pandemia, las alumnas de Mónica, además de las plataformas del Ministerio de Educación, tienen el Aula Digital, de Fundación Telefónica, con lo que -cuenta- pueden mejorar su aprendizaje. Sus instrumentos de trabajo ahora son una laptop y un celular. Dice que no tiene un horario laboral fijo porque trata de adaptarse a los tiempos de cada alumna. “Quisiéramos que todos tengan Internet en casa, computadoras o laptops pero no es así. Tenemos que comprender la situación que atraviesan los padres de familia”.
La interacción que tienen es vía WhatsApp. Los emojis y stickers la ayudan a trabajar un ambiente de confianza. Les da libertad tanto a ella como a los padres a que le hagan consultas a cualquier hora del día. Ha adaptado sus clases a Facebook y lo más reciente: Tik Tok, aunque confiesa que eso le está costando más de lo pensado. Trabaja además con ‘Vokis’ (animaciones de un avatar de ella misma que dicta pequeños fragmentos importantes de la clase) para hacer más amena la clase.
“Tratamos de estar abiertos al cambio, mejorar nuestras prácticas por nuestras niñas, queremos darles herramientas para que puedan enfrentarse a un mundo diferente”. Por más profesores como Mónica. //