Redacción EC

Por Raúl Alarcón S. Instagram: @runneando_ando

Desde las 4 a.m. miles de corredores se iban congregando en los alrededores del parque Kennedy, en donde se podían apreciar a los diversos grupos de running de todo el país, con sus colores y emblemas característicos, preparándose y tomándose las fotografías de rigor antes de acercarse al arco de partida.

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No solo los 18,000 inscritos (todo un récord en el Perú, con ‘sold out’ de entradas desde enero) son un indicador de que el running ha crecido (en un 40% según Alejandra Rodríguez Larraín, CEO de Perú Runners), sino también la fuerte presencia de los ‘Teams’ de las marcas más prestigiosas del mundo deportivo: adidas, Nike, New Balance, Puma, Asics, entre otras.

Una jornada inolvidable

Ni el intenso frío miraflorino ni la humedad fueron impedimento para que los corredores entráramos rápidamente en calor. Algunos con sus rituales previos, otros repasando sus respectivas estrategias, mientras los debutantes enfrentaban la ansiedad calentando o revisando sus implementos.

Algo que los maratonistas aprendemos rápidamente es que ninguna maratón se parece a otra y que por más que se haya seguido un plan de entrenamiento al pie de la letra, nada te asegura que podrás lograr tu objetivo. Y es que en eso reside el encanto de la maratón: en que es impredecible.

Antes de la partida me encuentro con el gran Peláez (conductor de TV y amigo del running), y partimos juntos en medio de la algarabía. En los primeros km hay que cuidar las piernas y no dejarse llevar porque “la gente siempre sale con todo” y si vas más rápido que tu ritmo previsto lo sentirás luego sí o sí.

Fue un inicio con calles muy húmedas que contrastaban con el gran calor humano de las miles de personas que salieron a alentar por las avenidas Larco, Arequipa, Pardo y los malecones con divertidas pancartas: “corre que ahí viene tu ex” o “chócala por una vida extra”, junto a divertidos personajes que hicieron que el esfuerzo sea más llevadero.

Los túneles de las avenidas Arequipa con Javier Prado y 28 de Julio fueron una fiesta aparte, con música, luces y muchos gritos de ánimo entre corredores. Era nuestro día y la gente lo tenía claro. Así, llegamos hasta el Paseo de los Héroes Navales para retornar por toda la Av. Arequipa, con grandes ovaciones en todo Pardo y en los malecones. Y así, la primera vuelta casi ni se sintió.

Pero quienes ya hemos corrido alguna maratón sabemos que hay que “guardarse” para esa segunda vuelta de 21K (en el caso de Lima). Y si surge alguna complicación, siempre hay que tener un plan B o improvisar. El factor anímico también es muy importante y si sientes que es tu día, eso ayuda mucho

En la segunda vuelta ya pude apreciar en el carril opuesto a quienes serían los ganadores de 42K: Dominic Letting y Atsede Bayisa, quienes literalmente “volaban” en dirección a Miraflores. Y ese es otro de los encantos que tiene la maratón: que uno puede compartir la misma ruta con los atletas de élite.

Una vez superado el temido km 32 (el del muro) con buenas sensaciones era cuestión de mantener el paso. Un nuevo “subidón” de energía en el óvalo de Miraflores y los malecones rumbo a la etapa más crítica: la avenida La Paz, el tramo en el que más sufrí pero que logré superar dentro de mis cálculos.

A partir de ahí eran unos 500 metros hasta la meta y en el último tramo el aliento era tan contagioso que me animé por un sprint final. El resultado: una nueva marca personal de 3:26:57, lo cual me permitió mejorar en más de 7 minutos mi anterior marca. ¡Gracias Lima por el gran aliento y felicidades a todos los finishers!

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