Fue Mariana, de Mil oficios. Luego Dina Páucar, una de las Vírgenes de la Cumbia y Teresa Collazos, La Teresita. También Ángela en Mariposa negra, doña Peta en la película de Paolo Guerrero y Colorina, la nueva Colorina post Lucía Méndez. Pero no había podido ser Magdyel Ugaz, no al menos la mujer que quiere ser hoy. “Estoy en ese momento de mi vida en que digo: ‘Debo hacerme cargo’”, dice ella, que es imagen de “Camina, corre Todo x Ellas”, la carrera de Avon a favor de la lucha contra el Cáncer de Mama. Mientras espera que llegue el domingo, día de la carrera, repasa con Somos cómo han sido estos meses.
¿Cómo es un día hoy, sin TV?
Ha cambiado, sí. Me metí a la escuela de coaching ontológico: era un pendiente, algo distinto al arte, y me atraía. Y ha sido muy revelador: no hay cosa más importante para el ser humano que explorarse: eso estoy aprendiendo. Estoy ayudándome para luego acompañar a otras personas, de eso se trata.
¿Hubo algún disparador para decidirlo?
Yo conocí el couching... de hecho tuve una coach hace 5 años. Siempre me pareció muy interesante el poder de las preguntas, y cómo a través de ellas te desafías todo el tiempo. Es algo que me interesaba y me enganchó, así que este año decidí tomarme una pausa de la actuación y aquí estoy. Me ha venido super bien. Estoy en un momento de mi vida en que quiero seguir aprendiendo. Hoy quiero trabajar en mí. Es un regalo que me merecía.
¿Conoces a Juan Cominges? Él es el coach ontológico de la selección peruana de fútbol, subcampeona de América.
Juanchi es de mi escuela (Newfield Network), claro. Entiendo que ya terminó el curso, es una promoción antes que yo.
¿En algún momento será mucho más masivo e invadirá más espacios?
El couch está haciéndose un nuevo camino. Lo que queremos en esta vida es vivir con amor, vivir bien, ¿cierto? Nos pasa a todos. Ayer fui al cine a ver el Joker y me di cuenta que este personaje dice, en un momento: “Nunca he sido feliz en mi vida”. ¡Estamos habitando la tristeza! Y así, bloqueamos la alegría. Tenemos en la cabeza la idea solo de producir y producir y quizá por eso a veces nos sentimos vacíos.
Hay un verso del poeta peruano Luis Hernández que dice: Nunca he sido feliz / pero al menos / he perdido varias veces / la felicidad.
Qué fuerte. Eso nos está pasando. Yo leía el otro día una nota sobre lo importante que es habitar el mundo de las emociones desde el colegio, porque es algo que no te enseñan. Yo en algún momento de mi vida normalicé la tristeza, callé cosas; este proceso ha sido muy liberador.
¿Te ayudó el coaching a entender mejor la partida de tu padre?
De hecho, cuando papá partió fue un momento de inspiración. Había tenido momentos de desencuentros con él, sí. De no entenderlo. A nosotros nos ayudó mucho en el ultimo tiempo, antes de que se vaya, poder hablar; mirarnos. Pero hablar mucho más allá de una conversación de padre a hija, sino de seres humanos distintos. Pude despedirme de él de una manera tan mágica, tan genuina, tan llena de amor, que doy muchas gracias. Además, acepté al ser humano tan distinto qué es. El programa me ayudó a entender más a mi papá, sin duda. Empecé las clases cuando él partió.
¿Eres más feliz hoy, cuando todos te veíamos por la TV?
Me estoy permitiendo habitar eso que era para mí. Ahora me lo estoy permitiendo. Hoy digo: "Sí, ¿por qué no lo hago?". ¡Cómo no lo pude hacer antes! Eso está bonito en mi vida. Es este momento de mi vida en que dije: "Debo hacerme cargo".
-LA LIGA, EL CÁNCER, LA CARRERA-
Hoy que eres imagen de la carrera de Avon a favor de la Lucha contra el Cáncer de Mama, ¿has pensado por qué nos da tanto miedo hablar de Cáncer de Mama?
Cuando yo me reúno con la gente de Avon y de la Liga, y conozco de los números de las mujeres que mueren en el Perú, me quedé impactada. Es el segundo cáncer más frecuente en una mujer. Pero hay 95% de probabilidades de salvarse si es detectado a tiempo. Entonces, ¡cómo nos nos informamos de eso, cómo no hablamos, cómo no vamos a hacernos un control! Hablemos, por favor. No he tenido familiares con cáncer pero sé de amigos, y sé lo duro que es.
Es la enfermedad de la familia, créeme.
Exacto. Por eso quiero decirles que es necesario hacerse chequeos anuales, ir al médico, ¡y tocarse! ¡Conocerse! No tenemos una mirada tan positiva sobre “tocarnos el cuerpo”.
¿En tu casa se hablaba del tema?
No, nadie me habló nunca a mí del autoexamen. Y mira, podrían salvarse vidas solo de hablarlo.
¿Por qué nos cuesta tanto hablar del tema?
Nos cuesta hablar de lo que nos pasa. Cuando tú le preguntas a alguien cómo está, te dice: "Bien". O, "Ahí". Con el cáncer de mamá ocurre lo mismo. No estamos acostumbrados a hablar de cosas que nos pasan internamente. El cuerpo es muy sabio y a veces no lo queremos escuchar. Por eso, quiero decirles que
¿Cómo te imaginas el domingo de la carrera?
Con muchos sentimientos dentro. Con ganas de que sigan pasando cosas en el país sobre la lucha. Que no exista el “yo”, sino el “tú y yo”. Este tipo de cruzadas nos envían un mensaje que dice: “Oye, no te conozco, pero aquí estoy para ti”.