Un año antes de Rusia 2018, Luis Advíncula Castrillón (Lima, 1990) no era el rayo que hoy se devora la banda derecha y anota a pie cambiado con Boca Juniors. Su situación era incierta: no se consolidaba en la selección de Ricardo Gareca y vestía la camiseta del modesto Lobos UAP de México, un equipo con el que descendió a los infiernos de la Segunda División. Las personas más cercanas a él cuentan que ese fue un punto de quiebre en su carrera. La razón para volver a entrenar como un ‘cyborg’ con el objetivo de recuperar el puesto de lateral derecho en la Blanquirroja, la mejor vitrina de todas.
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