Oscar García

Desde el parque Castilla de Lince, rodeados de árboles tupidos que evocan el verdor de su natal Moyobamba, Los Mirlos reciben a Somos con su habitual sencillez y temperamento alegre. En este punto de sus carreras, otros músicos podrían dejarse llevar por la vanidad, jugar a las estrellas, pero no ellos que han trabajado como siquisapas (hormigas) por más de cincuenta años para construirse un legado en el mundo de la cumbia. Es lunes por la mañana, un día más de trabajo, y ellos siguen emocionados con todo lo que les está pasando, más cuando la gente en el parque reconoce sus pantalones verdes y camisas amazónicas y corren a pedirles una fotito.

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