A puertas del Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer (25 de noviembre), el panorama en el país resulta desolador. El caso de Sheyla Cóndor, asesinada por el agente de la PNP Darwin Condori Antezana, estremece y pone sobre la mesa la desprotección e impunidad a la que se ve expuesta la mujer por las autoridades: días antes de encontrar los restos, su madre intentó reportar la desaparición en la comisaría de Santa Luzmila. La denuncia no fue escuchada. Además, resalta el hecho de que Condori Antezana ya cargaba con una denuncia por violación en manada. La muerte de Sheyla se pudo evitar.
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Para la artista plástica y creadora de contenido Laura Cuadros (@bylauracuadros), esta indolencia resulta familiar. Tenía 19 años cuando asistió a una comisaría para denunciar la violación que sufrió en manos de Víctor Hugo Lurquin Daza. “Cuando les dije que era una persona de confianza para mí [Lurquin Daza], y por eso había acudido a su casa, el policía dejó de escribir, se echó para atrás e hizo un gesto que parecía el esbozo de una media sonrisa. Me sentí tonta, culpable”, recuerda con indignación. Diecisiete años después, su testimonio compartido recientemente en redes sociales ha traído de vuelta todo lo sucedido. Pero esta vez, sin culpas ni vergüenzas. Esto ha ocurrido de la mano de otra víctima de abuso sexual de Lurquin Daza, la modelo Alessandra Bonelli. Ambas aún aguardan a que la justicia llegue.
Han pasado 17 años desde que denunciaste a Lurquin Daza. Pero no fuiste su última víctima.
Lamentablemente, cuando denuncié, mi caso no procesó. Me demoré un par de días en acudir a una comisaría, así que ya no tenía pruebas en mi cuerpo. No pudimos hacer mucho. Además, desde el inicio fui cuestionada por el hecho de ser cercana a Víctor Hugo Lurquin, ya que era mi entrenador. Sentí que pensaban que yo me lo había buscado. Incluso llegué a creer que tal vez era un mal sueño.
¿Cuándo es que te das cuenta de que no fue así?
Cuando vi el caso de Ale [Bonelli] en la televisión. Fue chocante. Era exactamente mi misma historia. Fue duro, pero por fin pude afirmar que tenía razón, que no estaba loca, no estaba soñando.
Decidiste, junto a Alessandra, compartir el caso en redes sin tapujos. ¿Qué les dio la fuerza para retomar ese episodio y compartirlo?
Buscar justicia. El caso de Ale sí procedió y se condenó a diez años de cárcel a Víctor Hugo. Sin embargo, continúa prófugo. Además, también queremos romper con la cadena de víctimas. Es duro e impresionante, pero desde que hemos compartido el video, más mujeres nos han escrito reconociéndose víctimas de abuso sexual por el mismo hombre. Algunas, incluso, antes de que pasara conmigo, en 2007. Es inevitable no pensar en que si las autoridades hubiesen atendido las primeras denuncias a tiempo se podría haber evitado mucho.
¿El modus operandi de Lurquin Daza fue el mismo con todas ustedes?
Sí. Era manipulador y capaz de ganarse toda tu confianza y la de tu entorno. Era así como lograba convencerte de sus procedimientos para quemar grasa y finalmente quedabas dopada con benzodiazepinas. Así violentaba sexualmente. Otro caso que me remeció y me motivó a hablar ocurrió en 2012, cuando era profesora de moda en la UPC y una alumna me contó que su entrenador le hacía el mismo procedimiento. Le pregunté quién era en privado, y me dijo que Víctor Hugo. Le advertí y espero que me haya hecho caso. Fue indignante porque aún cinco años después de lo que me pasó, él seguía actuando impunemente.
Sufrir de abuso sexual y hablarlo en redes sociales requiere valentía. La sociedad y autoridades suelen revictimizar. ¿Crees que, como dijo Gisèle Pelicot, víctima de violación en Francia, ya es hora de que la vergüenza la carguen los abusadores, y no ustedes?
Para mí ha sido un proceso largo de asimilar. Como te dije, yo cargué con la culpa cuando fui a denunciar. Pasarle la culpa al agresor es muy difícil, pero necesario. No es justo vivir con ello y que la sociedad perpetúe ese pensamiento. De todas formas creo que de a pocos vamos cambiando, cuestionando menos a las víctimas, más al abusador. La víctima nunca tiene la culpa.
En 2022, Víctor Hugo Lurquin Daza fue condenado a 10 años de prisión efectiva y una reparación civil de S/50 mil soles por agredir sexualmente a Alessandra Bonelli en 2015. Sin embargo, el sentenciado sigue prófugo y las denuncias de abuso hacia otras mujeres continúan manifestándose. A Bonelli y Cuadros se ha sumado también la diseñadora Paola Rosenberg, otra víctima de Lurquin. Esperan pronto dar con su paradero.
Más allá de dar con el paradero de Víctor Hugo, ¿qué más buscan alcanzar con su movimiento en redes?
Visibilizar la impunidad. Una impunidad que si no existiera las cosas serían diferentes. Dejar claro también que todas las mujeres merecen ser escuchadas. Soy consciente de que yo y Alessandra somos conocidas y por ello quizá tenemos mayor alcance. Pero lo usamos responsablemente y exigimos que no solo las figuras conocidas que han sufrido de abuso sean oídas, sino todas aquellas que acuden a las comisarías a denunciar, a sus familias para buscar soporte, a sus entornos para ser escuchadas.
¿Cómo ha sido tu proceso de sanación?
Ha tenido subidas y bajadas. Hoy ya me siento tranquila. Me ayudó mucho tener el soporte de mi entorno. Pero no te voy a mentir que la energía que se gasta sin ser escuchada es agobiante. Hace un tiempo tuve un período en el que ya no quería luchar. Ya no me importaba si no estaba preso. Seguí mi vida. Pero mi alumna de la UPC removió todo y me di cuenta de que con mi voz podía evitar más historias como la mía. Eso me fortaleció.
¿El arte también ha sido un refugio?
Me ayudaron muchas cosas. La terapia, la meditación, el arte. Para mí es más que mi trabajo hoy en día, es algo que me da paz y calma. Además, me gusta el hecho de que en las pinturas puedan convivir la belleza y la oscuridad. Es algo que me ha pasado con mi vida. Muchas veces algo puede lucir bello, pero muy en el fondo habita aún el dolor, la tristeza.
El próximo sábado 23 de noviembre, se ha convocado a una marcha en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la violencia de género, a partir de las 3 p.m. el punto de concentración será en el Parque Abtao de San Isidro. Más información en la cuenta de IG @demusperu
¿Qué mensaje tienes para quienes han sufrido abuso sexual como tú?
Que algún día estarán fuertes para afrontarlo. Yo fui una de ustedes, a quien no le creyeron. Seré la voz de cuantas necesiten ser escuchadas. Sean pacientes y tomen el tiempo que necesiten. A sus entornos, les diría que sean empáticos. Que escuchen y sostengan desde el amor. Que no dejen de luchar por el cambio y la justicia. //