Susel Paredes. (Fidel Carrillo)
Susel Paredes. (Fidel Carrillo)

Amanece en La Victoria antes que en la mayor parte de Lima. Amanece en La Victoria y el sol es un gol de Alianza que se grita en Matute y se oye en toda la ciudad. Isabel La Católica, Grau, Parinacochas, El Porvenir, la plaza Manco Cápac, los cerros San Cosme y El Pino se iluminan lentamente mientras las sombras que acechan sus calles vuelven a sus nidos, cumpliendo el rito diario de una tregua momentánea. Aquí amanece antes, fundamentalmente, porque casi nunca se duerme.

Desde hace algunas horas, La Parada se estremece entre frutas y verduras a ritmo de bachatas, salsa y reggaetón. Amanece en La Victoria y a la ilegalidad le sabe amargo el desayuno. Mientras faites, ajustadores, chalecos, reyes del barrunto, barras bravas de la violencia y la extorsión duermen aún su última faena, a unos kilómetros de allí, Susel Ana María Paredes Piqué, ex alumna del Mater Purissima, abogada de San Marcos, 55 años, mirada franca, con esquina, y poco más de un metro y medio de estatura, se agiganta al planear su siguiente operativo de fiscalización. Revisa y responde mails y tuits de los vecinos, hace y recibe llamadas de trabajo, coordina con sus colaboradores y atiende denuncias entre el final del café que toma como primera bebida del día y su llegada a lo que ella llama “la base”: la Gerencia de Fiscalización y Control, que encabeza en La Victoria con la misma energía con la que ha iniciado funciones el nuevo alcalde George Forsyth, a pesar de que la gestión anterior haya dejado el distrito en la quiebra, con 580 millones de soles de deuda. También tuvieron que ser despedidos unos 200 serenos por actitudes cuestionables y tienen que trabajar en una oficina casi sin computadoras: los fiscales las incautaron como parte de la investigación a ‘Los Intocables Ediles’, la mafia liderada por el ex alcalde Elías Cuba, preso desde hace seis meses. Es decir, desde que aún era alcalde.

Conocido como el ‘Uno’ por los integrantes de su organización, Cuba fue detenido en un mega operativo que incluyó también las capturas de su hijo y más de 20 funcionarios municipales, acusados de haber cobrado indebidamente cerca de 25 millones de soles por parqueos para autos, buses o camiones y cupos a los comerciantes de la zona.
Amanece en La Victoria y Susel Paredes ya combate los rezagos y las consecuencias de esa y otras mafias.

Susel Paredes (Lima, 1963) ha hecho casi todo: hizo política cada vez que se lo pidieron, practicó clown como parte de su formación como actriz y hacia 1985, fue una de las rebeldes protagonistas de la telenovela que marcó época en la TV peruana: "Carmín". Sus datos biográficos incluyen, además, dos hechos que marcan su trayectoria pública: es fundadora de la "Asociación Civil LTGB Legal", asociación de abogados homosexuales y activa participante de la gestión de Susana Villarán en la alcaldía de Lima, donde fue gerente de fiscalización hasta finales del 2014.

En su cuenta de Twitter hoy se luce, orgullosa, con uno de sus grandes amores: la camiseta de Alianza Lima.

Todo eso se comenta cuando alguien la ve, caminando ahora por las calles de La Victoria.

PARADA Y SIN PALO
“A mí los faites no van a amenazarme con una bala”; “Susel Paredes se enfrenta a mafias dedicadas al cobro de cupos”; “George Forsyth y Susel Paredes vienen siendo amenazados”, son algunos de los titulares vistos en la prensa en los últimos días y ninguno es exagerado. “La otra vez subieron aquí más de 60 ex serenos de los que habíamos despedido de la Municipalidad, exigiendo ser repuestos en su trabajo. ‘No hemos acabado el colegio, tenemos nuestro pasado, pe, señora, pero queremos trabajar’, me decían. ¿Pero cómo vas a servir a tu distrito si no has terminado el colegio y tienes antecedentes penales? No puedes trabajar en un sitio tan sensible como fiscalización. No puedes”, nos cuenta Susel mientras despacha en su oficina. “Salí aquí, al descanso de la escalera, hablé con ellos, porque si no entraban a la oficina y podía descontrolarse todo”. La quisieron ‘ajustar’, pero no pudieron.

“Reformamos por completo esta oficina”, nos cuenta. “Solo quedan tres personas de las que estaban antes. Pero igual, a todos los estoy probando permanentemente, siempre hay trampitas cazacorruptos. Tengo que hacer mucha contrainteligencia para saber si hay filtraciones sobre los operativos. Fiscalización es un trabajo tan delicado, tan expuesto a la corrupción que te pasan muchas cosas. Aquí hay gente que viene y te mete la plata en los bolsillos para que los dejes ‘trabajar’. Es terrible. Aquí no se acepta de ninguna manera nada de eso”. Por eso, nos dice Susel, siempre que tiene reuniones en su oficina se hace acompañar por dos personas de confianza, para que cada acto suyo sea doblemente transparente. Sucede que la gestión de Cuba colocó lunas oscuras a la pequeña oficina de la Gerencia de Fiscalización. Sus reuniones se resolvían, literalmente, en la opacidad. “La mafia se basa en el secreto. La lucha contra la corrupción se basa en la transparencia”, agrega la funcionaria.

Para esta hora de la mañana, Susel ya está caminando por las calles de la zona 32, Palermo, acompañando a los vecinos en un recorrido en el que compartirían con ella quejas, angustias y deseos. “Nosotros hemos tenido que hacer polladas para comprar nuestras cámaras de seguridad”, le cuenta Leslie Rospigliosi, presidenta de la Junta Vecinal de ese sector del distrito. “¡Bien, con Susel nos vamos arriba!”, la anima un taxista al pasar mientras le muestra el pulgar aprobatorio. “¡Susel, ta’que tú sí, ah!”, agrega otra voz.

Poco después, ya está recorriendo con nosotros calles y avenidas a bordo de una van de la Municipalidad algo viejita pero resistente. Pasamos por –y hablamos de– terminales de buses, empresas de carga, talleres mecánicos, tiendas clandestinas de venta de balones de gas, cantinas, ambulantes sin licencia, desmonte, basura sacada a destiempo o autos abandonados como se abandonan vidas a su alrededor, envueltas en el humo de sus propias ficciones.

EL VIEJO BARRIO
“Aquí trabaja la ‘Greva’, lo que llaman el Gremio Resocializador de La Victoria, que en realidad serían las siglas de Grupo Revolucionario Emerretista de Violencia Armada. Ellos le cobran a cada uno de los vendedores que se paran en las calles de Gamarra por el derecho a vender ahí, bajo amenazas”, nos dice un vecino que prefiere mantener su identidad en reserva, para evitar represalias. Precisamente, hace poco, fue capturado Elmo Ramos Acosta, un ex miembro del MRTA, condenado por terrorismo, que se dedicaba a la extorsión para esa organización. El sujeto fue también señalado por las autoridades como el que habría intentado extorsionar y amenazar al alcalde Forsyth. A pesar de las pesquisas policiales, el juez Robinson Lozada lo dejó libre en menos de 24 horas. “Ahí el Poder Judicial le está haciendo un daño muy grave a La Victoria –nos dice Susel–. Esto es un trabajo de todos: los administrativos, que somos nosotros, la Policía, la Fiscalía y el Poder Judicial. Necesitamos que las autoridades colaboren, que ayuden también a la Policía, que nos está ayudando a nosotros a limpiar el distrito”.

“Susel, ¿qué opina tu pareja sobre los riesgos de tu trabajo?”, inquiero. “Mi pareja opina esto”, nos dice, señalando su chaleco antibalas. “Me lo compró en Estados Unidos. Aunque era blanco, aquí he aprovechado para ponerle los colores de Alianza Lima”, bromea, a pesar de todo.

“Abogada. Gladiadora”, dice la descripción de su Twitter, en cuya foto viste la camiseta del cuadro íntimo. Como si Pedro Gallese no fuese el único gran fichaje de La Victoria.

CALLES DE FUEGO
Son las 4 a.m. mientras termino de escribir este reportaje. Renovación, Mendocita, La Pólvora aún no abren los ojos. Susel Paredes, mientras tanto, ya hace llamadas, coordina reuniones, les responde a los vecinos y reenvía el tuit de una peruana preocupada: “Por favor protejan a nuestros @George_Forsyth y @suselparedes”. El tuit incluye un enlace a la noticia del joven regidor de Carmen de la Legua, Patrick Vicente Olórtegui (22), baleado por sicarios y muerto tras semanas de agonía.

“A mí no me van a amenazar los faites con una bala. A mí me mandan una bala y yo sigo haciendo mi trabajo”, ha dicho ella con firmeza. Y George Forsyth la complementó, esta misma semana: “No les vamos a mostrar temor a las mafias. Los buenos siempre somos más”. //

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